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03 de mayo de 2024

Los actores Itziar Ituño, Carlos Bardem y Alberto San Juan

Los actores Itziar Ituño, Carlos Bardem y Alberto San Juan

La deriva «cultural» del gobierno Frankenstein: de los «artistas de la ceja» a los «artistas de la ETA»

El caso de la actriz Itziar Ituño y su apoyo manifiesto al ámbito proetarra abre una nueva vía activista, impensable hace años, en «la cultura»

Fue José Luis Rodríguez Zapatero el que bajo una consigna gestual e ideológica aglutinó a la autodenominada «cultura» en torno a él. Fue un apoyo cerrado de artistas que buscaron y consiguieron beneficios en forma de subvenciones y apoyos que continúan en el presente. Era una unión a la idea de Zapatero y su PSOE, el nuevo PSOE que se separó en el espacio del antiguo PSOE y hoy orbita en él guiado sin asideros, sin principios reconocibles por Pedro Sánchez. Los de la ceja, o los de la Zeja, siguen existiendo, ahora reconociendo tácitamente la ausencia de principios en su afinidad partidista y la existencia de intereses meramente personales, gremiales y profesionales.
Les une la consigna del odio a «la ultraderecha», ese mantra creado por el actual gobernante siguiendo las enseñanzas Goebbelsianas ante la falta de rumbo propio. En esa inanidad conceptual es casi lógico que su perversión lleve a lugares nunca alcanzados hasta ahora, como el blanqueamiento paulatino y progresivo del terrorismo que precisamente inició el mismo Zapatero por detrás de aquel telón que rezaba y sigue rezando que él fue el presidente que acabó con el terrorismo, mientras los rescoldos de ese terrorismo que ya no mata se reivindican sin cesar, en la política y la sociedad, como si los asesinatos, los secuestros o los atentados jamás hubieran existido o fueran hoy justificables.
De este modo, de los «artistas de la ceja» se ha pasado a los «artistas de la ETA», que, si bien no son tan numerosos como aquellos, no son ni mucho menos pocos y en muchos casos coincidentes. La actriz Itziar Ituño es el último caso, el pie que ha servido a Fermín Muguruza, ex cantante de Kortatu, abertzale declarado, simpatizante de Herri Batasuna y miembro de Euskal Herritarrok en su día a aparecer en el candelero con su mensaje independentista y proetarra. Ha sido la última manifestación después de la polémica en un colegio de Valencia donde Muguruza fue invitado a dar una charla sin conocimiento de los padres.
Ya antes los artistas de la ETA habían dado señales de vida. La fallecida actriz Pilar Bardem le entregó unas flores blancas a la siniestra abogada de etarras, Ione Goiricelaya. Su hijo, también miembro del «club de la ceja», Carlos Bardem, se ha manifestado en repetidas ocasiones a favor de los presos de ETA. Hubo incluso un manifiesto hace dos años donde se apostaba por el acercamiento a las cárceles del País Vasco, basándose en la «excepcionalidad» de «un tiempo ya pasado».
Los habituales Willy Toledo y Alberto San Juan, protagonistas de aquella gala de los Goya de «No a la Guerra», también firmaron que se concediera beneficios a los presos etarras. Los artistas de la ceja tan cerca de los artistas de la ETA, esa rama oscura. Los artistas que nunca firmaron manifiestos por las víctimas y en contra de la banda asesina que sí celebran y reivindican en la deriva «cultural» del gobierno Frankenstein de Pedro Sánchez.
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