
El Papa Francisco durante un recibimiento a los obispos de España en el Vaticano
El Papa Francisco y su gusto por el Cid, el héroe real español que la izquierda tacha de mito derechista
Más de una vez el Pontífice incluso ha recitado en público el Cantar con admiración a la obra y el personaje
«Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróse, en su compañía sesenta pendones, salíanlo a ver mujeres y varones; burgueses y burguesas están en los balcones». Este pasaje del Cantar de Mio Cid fue el que recitó el Papa Francisco el pasado abril durante su visita al Seminario de Burgos. No era la primera vez que se refería públicamente al gran poema épico español, por el que el Pontífice parece tener debilidad.
El héroe «cancelable»
Una debilidad que también tiene la izquierda revisionista, pero en sentido contrario: la figura de El Cid Campeador comprendida como un mito cuya impronta no es propia de los nuevos tiempos. El auténtico héroe «cancelable», como todo lo que emana aroma a español. No es nueva esta concepción, sino parte del relato de la izquierda de casi siempre: El Cid es falso y tan solo una construcción artística como su Cantar anónimo.
Ramón Menéndez Pidal convirtió el poema en Historia extraordinaria en La España del Cid, pero eso es lo de menos. Fernando García de Cortázar dijo que «la leyenda del Cid es un ejemplo de cómo el poder manipula el pasado». En una dirección y en otra. Menéndez Pidal cogió el Cantar de Mio Cid, el poema, el cantar de gesta, pero también la historia de Dozy, la de Ben Alcama y Ben Bassam; La crónica najerense de 1160; El Chronicon Mundi; el De Rebus Hispaniae..., y mucho más... todo.
«La silueta histórica del Cid»
Menéndez Pidal lo estudió todo y escribió la gran Historia del Cid, que antes habían traído como un forajido y el investigador certificó como un verdadero héroe nacional. En 1930, la Real Academia de la Historia, calificó La España del Cid como «una de las obras más ponderadas que ha producido la erudición moderna; volúmenes exhaustivos, de intensa y entusiástica labor, son el fruto de muchos años de preocupación científica sobre una de las zonas más interesantes de la historia patria. Difícil es que nuevos hallazgos desvirtúen, en lo esencial, la silueta histórica del Cid, trazada de modo magistral (...) Obras de este fuste, por desgracia, sólo se producen una o dos, a lo más, cada cincuenta años...».Un Cid presentado en esencia como el Mio Cid del Cantar, más allá de si su caballo se llamaba Babieca o no. «El Cid es un héroe español que combate por cierta idea nacional; nada más apartado de las inquietudes del Campeador que el espíritu local». Esta conclusión poderosa, erudita, fruto del mayor estudio jamás realizado sobre el burgalés mítico (y real), es la que rechaza, cómo no, la izquierda para imponer sus dogmas, para asegurar que cualquier pilar es mito y no la piedra inocultable que reconoce y homenajea con deleite el Papa de Buenos Aires.
El cielo del Cid
«Aquello tan lindo del Mio Cid» que recitó en abril en Burgos. El Cantar al que se había referido en su anterior visita dos años antes como quien recuerda el libro favorito de su infancia (y en castellano antiguo). El argentino que no reniega de su cultura madre en tiempos fatales de revisionismo. Es como el cielo real y poético del Cid contra el infierno de la negación proyectada por la ideológica falsedad de la izquierda «woke».