El torero Marco Pérez durante la tercera corrida de abono, a 28 de abril de 2025 en Sevilla
Marco Pérez gana a los puntos a Javier Zulueta en la Maestranza
El novillero salmantino se alzó como el triunfador de la tarde al obtener dos merecidas orejas
La celebración de la novillada en la Maestranza estuvo en vilo hasta momentos antes de su inicio debido a la recuperación de la electricidad en la plaza. La operatividad de la enfermería y la iluminación del coso taurino eran clave para decidir si el festejo se llevaba a cabo.
Se anunció por megafonía un retraso de veinticinco minutos en el inicio, previsto inicialmente para las siete de la tarde, cuando la gente aún llegaba a los tendidos. El novillero Marco Pérez se alzó como el triunfador de la tarde al obtener dos merecidas orejas.
El joven torero salmantino consiguió el primer trofeo del novillo que abrió la jornada, un animal noble, obediente y con un punto de exigencia ante el que se mostró más bullicioso y efectista que verdaderamente profundo en una labor que, a pesar de ello, conectó con la mitad del público asistente.
Marco Pérez demostró mayor aplomo con el tercer novillo, un animal manso y protestón que ofreció cierta movilidad. Su faena fue más madura y mejor estructurada, sirviendo de antesala a su actuación más destacada con el quinto, al que recibió a portagayola. Supo extraer hasta la última embestida tardía de su oponente con una faena sólida con la que se ganó al público, que solicitó la oreja con fuerza tras un pinchazo y una estocada.
Otra oreja para Zulueta
Javier Zulueta también cortó una oreja en una tarde que dejó detalles de gran calidad, como las verónicas al segundo, aunque la faena decayó debido a la falta de fuerzas del novillo. Obtuvo otro trofeo del noble cuarto, brindado a su compañero, gracias a una faena de buen nivel por ambos pitones.
El momento culminante de su actuación llegó al final de la faena, toreando de frente y a pies juntos por naturales, marcando la intensidad final del trasteo. A pesar de una estocada baja, los pañuelos ondearon y se llegó a pedir la segunda oreja. El sexto, manso y deslucido, le exigió un esfuerzo más silencioso, pero aun así logró extraer naturales de gran mérito.
