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Andrés Amorós
Crónica deAndrés AmorósMadrid

Sólo Uceda Leal corta una oreja, en una corrida extraña

Ni Daniel Luque ni Emilio de Justo logran convencer al público, con los toros de La Quinta

Actualizada 23:17

Uceda Leal, con el cuarto de la tarde, al que cortó la única oreja del festejo

Uceda Leal, con el cuarto de la tarde, al que cortó la única oreja del festejo@LasVentas (Plaza 1)

Nunca es fácil valorar con cierta justicia lo que ha sucedido en una corrida de toros: hay tantos elementos, tantos aspectos discutibles… Algunas veces, esa dificultad se multiplica. Esta tarde, por ejemplo, en una de las corridas más esperadas de la Feria, con los toros de La Quinta y tres buenos toreros. Y no es sólo la manida frase de la decepción que sigue a la corrida de expectación sino algo más complicado.

¿Han sido malos los toros cárdenos de La Quinta? No. ¿Han sido buenos? Creo que tampoco del todo: serios, de hermosa presencia, con cierta casta, han acudido con alegría a los caballos… pero han sido inciertos, han embestido a media altura y algunos se han venido abajo. La Codorniz sentenciaría: ni bravos ni mansos, sino todo lo contrario.

Algo parecido cabe decir de los toreros. Sólo el veterano Uceda Leal ha estado al nivel que se esperaba: con su bien conocida torería y su enorme facilidad en la suerte suprema, ha cortado una oreja del cuarto toro, pedida unánimemente.

En el resto de los toros, esa unanimidad ha desaparecido. Daniel Luque y Emilio de Justo, dos primeras figuras, bien conocidos en Madrid, han «escuchado» silencios, en sus dos toros. Además, Daniel ha recibido un aviso y Emilio, uno, en su primero, y dos, en el último. ¿Tan mal han estado? Quizá no. ¿Han estado bien, entonces? Tampoco. De unas figuras como ellos se espera más, en Madrid. También es cierto que, en tardes como ésta, una parte del público de Las Ventas se pone a favor de los toros y en contra de los toreros: con exageración, supongo, pero no sin cierto fundamento.

La realidad es que ninguno de los dos, Luque y de Justo, se han entendido con sus toros. No debe sorprendernos demasiado cuando vemos lo bien que se entendían antes Ábalos y Pedro Sánchez y, ahora mismo, ya no logro saber si se entienden bien o mal.

Uceda Leal, con la muleta ante Rabioso, de 573 kilos, al que cortó una oreja

Uceda Leal, con la muleta ante Rabioso, de 573 kilos, al que cortó una orejaEFE

Volvamos al desarrollo del festejo: un nuevo lleno (lo siento, señor Urtasun). El primer toro se queda cortito en el recibo; sí humilla; lo pican mal. Acude con cierta casta a la muleta pero vuelve rápido. Uceda no llega a confiarse. Mata con facilidad: en esa suerte, ha sido un as.

El cuarto sale enterándose, echa las manos por delante, se defiende a cabezazos en el caballo, hace sonar el estribo. Sin embargo, Uceda brinda al público y el toro va a mejor. Comienza con bonitos ayudados por alto, cargando la suerte; corre bien la mano, en los derechazos; una serie al natural, con empaque, levanta olés. El toro ha sido manejable pero se ha aburrido pronto. Uceda Leal ha disfrutado y ha hecho disfrutar al público con su torería clásica. Mata con gran facilidad, un poco caído: cariñosa oreja.

Emilio de Justo se quedó fuera de la Feria de Abril, con los toros de La Quinta. En Madrid, tiene un gran cartel. Viene de triunfar en Valladolid, en la corrida de San Pedro Regalado. El tercero es un bonito salpicado, aplaudido de salida. Acude al caballo con alegría y fijeza pero flaquea. En los derechazos, el toro sale suelto. Va mejor por la izquierda pero tampoco se produce la necesaria conjunción. Emilio no ha acabado de ver claro al toro. Deja un pinchazo hondo, sin confiarse.

Emilio de Justo, este domingo en Las Ventas

Emilio de Justo, este domingo en Las VentasEFE

Devuelto por cojo el último, el sobrero, muy armado, cumple bien en varas. Emilio de Justo lo llama de rodillas. El toro se cierne y ha de rectificar. Vacía por bajo las nobles embestidas en una serie por la derecha, que sí tiene eco. Luego, por la izquierda, el toro embiste dormidito: hay que tragar mucho. Por fas o por nefas, tampoco ha llegado a entenderse con este toro y lo mata mal, desde muy lejos.

Dejo para el final a Daniel Luque, quizá el lidiador actual más poderoso. El segundo toro queda corto en el caballo, empuja con la cara alta. Luque liga muletazos a media altura, aliviándolo. Surgen protestas porque no le baja la mano. Si lo hubiera hecho, quizá el toro no hubiera aguantado… En todo caso, el resultado no es brillante. Mata con decisión. Me cuentan lo que ha dicho por televisión: él ha apreciado que el toro era más difícil de lo que el público ha visto.

Pican mal al quinto pero se viene arriba, en banderillas. Era obligado brindarlo al público. Lo llama desde el centro del ruedo, el toro acude con alegría y Luque lo engancha con gran seguridad. El toro comienza a protestar, a la salida de los muletazos, y surge la división de opiniones: ha bajado el toro y también la faena. Mata con facilidad, trasero. Le han exigido hoy a Luque como se suele exigir en Las Ventas a las primeras figuras pero él no ha logrado dar la vuelta a ese ambiente.

Daniel Luque, con el primero de su lote, de nombre Solitario y 574 kilos

Daniel Luque, con el primero de su lote, de nombre Solitario y 574 kilosEFE

Casi todo, en esta tarde, ha quedado a medias: «Ni frío ni calor: cero grados», como decía un Ministro de Asuntos Exteriores español. Aunque en algún momento se les haya podido tratar con cierta injusticia, Daniel Luque y Emilio de Justo deben apretar más, en su próxima actuación.

Salgo de la Plaza pensando lo que me gustaría poder comentar los detalles de esta corrida con algunos profesionales: por ejemplo, con el inolvidable Manolo Vázquez, tan amigo de este ganadero, con quien solía hacerlo…

Bajando del tendido, me presentan a un joven matrimonio. Él me dice que es neófito y me pregunta qué puede hacer para aprender más de toros. Con amabilidad, le animo: basta con ver corridas durante sesenta o setenta años; callarse; escuchar a los profesionales; ver películas; leer libros taurinos… Aún así, a veces, uno sale de la Plaza con dudas, como esta tarde: si ese toro hubiera durado un poquito más; si ese torero le hubiera dominado más, al comienzo; si el público hubiera estado más de parte de uno de los diestros…

«Sólo sé que no sé nada», dijo Sócrates. A fines del siglo XVI, el escéptico Francisco Sánchez publicó su libro Quod nihil scitur (‘que nada se sabe’)… No es un consuelo. Seguiremos yendo a los toros para intentar aprender algo.

ficha

  • Madrid. Plaza de Toros de Las Ventas. Feria de San Isidro. Domingo 18 de mayo. Lleno. Toros de La Quinta, serios, bien presentados, con casta, pero inciertos, no se entregan del todo.
  • JOSÉ IGNACIO UCEDA LEAL, de nazareno y oro, estocada (silencio). En el cuarto, estocada desprendida (oreja).
  • DANIEL LUQUE, de verde y oro, estocada desprendida (aviso, silencio). En el quinto, estocada trasera (silencio).
  • EMILIO DE JUSTO, de rioja y oro, pinchazo hondo y descabello (aviso, silencio). En el sexto, pinchazo y descabello (dos avisos, silencio).
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