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La inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza en el sector de la ilustración

La inteligencia artificial ha irrumpido con fuerza en el sector de la ilustraciónIA

¿Matará la inteligencia artificial a la profesión de los ilustradores?

Los ilustradores son los profesionales más afectados hasta ahora por la irrupción de la inteligencia artificial, sin embargo, es poco probable que acabe con su profesión

La irrupción del software de inteligencia artificial ha desatado la alerta en numerosas profesiones, sobre todo en aquellas con un mayor componente de creatividad.

Escritores, músicos o guionistas se han apresurado a defender sus derechos de autor, ya que muchos de sus obras se estaban empleando para entrenar a la IA. También los usuarios demandan una mayor regularización ante los crecientes casos de libros o canciones íntegramente creados con inteligencia artificial sin que en muchos casos se advierta al consumidor.

Dos casos recientes elevaron las alarmas. Por un lado, el pasado mes de diciembre de 2024 se desveló que la emergente banda de pop-rock en español Las Nenas –grupo supuestamente integrado por mujeres cuyas letras llenas de mensajes feministas y sociales lo convirtieron en un referente de la izquierda– no era más que un divertimento creado con una app de inteligencia artificial.

Otro caso reciente conmocionó al mundo de la cultura, ya a nivel internacional. Se trata del filósofo chino Jianwei Xun y su libro Hipnocracia, donde planteaba una novedosa tesis filosófica capaz de explicar todas las realidades del mundo moderno, y que se publicitaba con el estimulante subtítulo «Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad».

Tanto el filósofo, como su fotografía oficial como su libro fueron creaciones de una inteligencia artificial. Detrás del engaño masivo estaba el escritor italiano Andrea Colamedici, quien se defendió que no trataba de engañar a nadie sino de llevar a cabo un experimento sociológico.

Hasta un miembro de ABBA, Björn Ulvaeus, reconoció estar componiendo música con ayuda de una inteligencia artificial.

¿Pero realmente está la inteligencia artificial poniendo en peligro los empleos del sector de la creación artística y cultural? Pues como todo en esta vida, depende.

La verdad es que la inteligencia artificia es ya una realidad, ha llegado para quedarse y su efecto sobre el empleo algunos están comparando con la irrupción de la mecanización en el sector de los artesanos, lo que dio lugar a la industrialización del proceso de producción de bienes y servicios.

La clave está en la capacidad de adaptación y reinvención, y donde más se está dejando notar el fenómeno es en el ámbito de la ilustración y las artes gráficas.

Internet, publicaciones periódicas y hasta cubiertas de libros se han llenado de ilustraciones elaboradas con aplicaciones de inteligencia artificial, como ChatGPT, y allí donde antes había el trabajo de un ilustrador, historietista o dibujante, ahora hay un software que en unos pocos minutos te elabora una imagen asombrosa.

Además, los torpes y burdos errores que se detectaban en imágenes elaboradas con inteligencia artificial hace unos pocos meses han ido puliéndose a una velocidad récord. Ahora bien, ¿es el fin del trabajo del ilustrador?

Probablemente, no. Por varios motivos. El primero, el trabajo de un ilustrador seguirá siendo necesaria incluso cuando se trabaje con herramientas de inteligencia artificial (que ediciones de imagen profesionales, pro otro lado, como Photoshop, también han integrado entre sus posibilidades) para corregir errores, adaptar la imagen obtenida a lo realmente buscado o expresar correctamente lo que se busca.

Por otro lado, estamos viviendo un momento de auge de la inteligencia artificial y la novedad parece haber deslumbrado al público. Pero, al final, las imágenes obtenidas con inteligencia artificial adolecen todas de esa humanidad, esa capacidad de expresar algo que sí se lograba con el trabajo de un ilustrador profesional.

Es muy probable que con el tiempo el público demande menos inteligencia artificial y más trabajo artesanal.

Es un fenómeno similar al ocurrido en el cine con los efectos especiales y el CGI. Los efectos especiales digitales, tras su irrupción en 1993 con Jurassic Park, y su gran salto adelante con películas como Matrix y Gladiator, han inundado todas las películas, sobre todo las de acción, ciencia ficción o fantasía.

La saturación es tal que el público ha comenzado a demandar menos CGI y más efectos especiales clásicos, con maquetas, explosiones de verdad, maquillaje, animatronics y trucos visuales.

En el caso de la inteligencia artificial, hasta que no llegue el momento de saturación de contenidos elaborados por el software, toca reinventarse y buscar nuevas vías de hacerse imprescindible.

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