Carla Montero con un ejemplar de su nueva novela 'La dama de la niebla'
Destino apuesta fuerte por la escritora Carla Montero y su nueva novela sobre los orígenes del automovilismo
La novela trata de los orígenes de los grandes premios automovilísticos en los años 30 en una Europa amenazada por la guerra mundial
Se abre nuevo curso y las editoriales españolas se lanzan a la carrera por lograr atraer al público lector.
De entre las muchas novedades que llegan en septiembre, La dama de la niebla (Destino), de Carla Montero, destaca por ser una propuesta diferente a lo que se suele encontrar en los estantes de novela histórica y por la ambición de sumergirse en los orígenes del automovilismo de competición.
Y es que lo nuevo de Carla Montero huele a asfalto, pastilla de freno y neumáticos quemados, pese a lo cual, es su obra que destila más elegancia y glamour de su bibliografía.
La dama de la niebla está protagonizada por Mila Kovac, una piloto de carreras española, casada con Anton Behra, un mítico piloto que morirá al inicio de la novela en un trágico accidente durante el Gran Premio de Montecarlo.
Cubierta de La dama de la niebla
La autora, Carla Montero, no es ninguna desconocida. La abala una prolífica carrera literaria durante la cual ha publicado 9 novelas, ha logrado atesorar una comunidad de más de 400.000 lectores y obtener el consenso de la crítica.
Esta escritora madrileña desembarca ahora en Destino procedente de Plaza & Janés, por lo que La dama de la niebla no es sólo su novela más ambiciosa, es también el inicio de una nueva etapa.
Y lo cierto es que Destino apuesta fuerte por ella con una tirada inicial de 35.000 ejemplares, lo que muestra no solo la confianza de la editorial, sino también de las librerías.
La piloto Helle Nice durante una competición
Reconocida entusiasta de la historia de la Segunda Guerra Mundial: «es una fuente inagotable de historias», afirmó. Y no en vano, cinco de sus nueve novelas tienen lugar en el contexto del conflicto bélico.
Carla Montero presentó su novela en Madrid, en un Hotel Santo Mauro elegido muy a propósito por su decoración en consonancia con el glamour de la Europa de entreguerras.
Un vehículo rojo de época recibe a los periodistas. La autora posa para los fotógrafos al volante, y es que el mundo del motor, de los coches y las carreras parece que ha apasionado a Carla Montero desde siempre. Sin embargo, reconoce que ha debido realizar una intensa labor de investigación: seis meses de investigación y seis de escritura.
La novela arranca en el Gran premio de Montecarlo en 1937. Un atroz accidente se lleva la vida de Anton Behra, marido de Mila Kovac. Parece haber consenso respecto al carácter accidental de la tragedia, pero las sospechas de un asesinato surgen desde el minuto uno.
Helle Nice posa sonriente junto a su Bugatti
Rápidamente, la acción se traslada a la isla de Man en 1938. La isla de Man es un dominio de soberanía británica en el mar de Irlanda que, sin embargo, no pertenece al Reino Unido. Su peculiar estatus político lo convierte en un lugar idóneo para que un grupo de pilotos se reúna para probar un nuevo circuito, escapar de las tensiones prebélicas de Europa pero, también, para la aparición de siniestras conspiraciones.
La dama de la niebla es, con todo, y así insistió Carla Montero en subrayarlo, una historia de amor. ¿Cómo logra la autora unificar tantos elementos dispares?
Se sirve de una gran habilidad para construir personajes, hacerlos complejos, interesantes, trágicos… Y así es Mila Kovac: una mujer compleja, fuerte, también vulnerable, que debe desenvolverse en un mundo de hombres y destacar en el ámbito del motor.
Se inspira Carla Montero para su construcción en personajes reales, como las pilotos de carreras Hellé Nice o Lucy O’Reilly Schell.
La dama de la niebla recrea la Golden Era, la edad de oro del automovilismo que tiene lugar en los años 30 del siglo XX.
Una época en la que surgen los Grandes Premios, en la que la tecnología automovilística experimenta un importante empuje y donde las carreras de coches están dominadas por los potentes vehículos de Mercedes-Benz y Auto Union, los famosos «flechas de plata» que la Alemania nazi empleó para sus fines propagandísticos.
Como la misma Carla Montero reconoce, La dama de la niebla «no es una novela sobre coches. Los coches son un vehículo para poder hablar sobre el contexto histórico, los personajes…».
Pero donde más acierta la autora es a la hora de recrear ese clima de tensión prebélica que asolaba a Europa en los años 30.
La Alemania de Hitler se acababa de anexionar Austria, y la firma del Pacto de Munich le puso en bandeja los sudetes checoslovacos y allanó el terreno hacia la Segunda Guerra Mundial.
Los pilotos reunidos en Man, de diferentes orígenes, ideologías y lealtades, sienten esa tensión, sienten ese miedo. Se miran con recelo y resentimiento. Saben que están en la isla para competir al volante. Pero saben también que en cualquier momento pueden verse en el campo de batalla luchando con las armas unos contra otros.