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David Jiménez-Blanco, autor de Conversos (Almuzara, 2025)

David Jiménez-Blanco: «Lo que es único del pueblo judío es su resistencia a fenómenos de expulsión»

Conversos (Almuzara, 2025) narra la historia y las consecuencias de la conversión forzada al cristianismo de los judíos de la península a finales del XIV, toda una excavación en los orígenes de los españoles de hoy

A David Jiménez-Blanco, vicepresidente de Bolsas y Mercados Españoles y presidente de la Bolsa de Madrid, hombre de finanzas, siempre le ha atraído «entender los orígenes de los fenómenos, y por tanto la Historia. Trabajar en el mundo de la inversión no está tan lejos… después de todo, para entender por dónde va a seguir la historia (imprescindible para invertir bien) es necesario conocer de dónde venimos y cómo hemos llegado hasta aquí».

Afirma que la pasión por leer y por leer Historia se la inculcó su padre, a quien desde siempre recuerda «combinando su actividad profesional en la abogacía y en la política con una intensa afición por las dos cosas».

Conversos (Almuzara, 2025) de David Jiménez-Blanco

Conversos es su primer libro. Uno especial en muchos sentidos. Escogido, trabajado y escrito con deliciosa dedicación, cuenta la gran historia (casi subterránea hasta hoy) y el significado de las conversiones de los judíos al cristianismo en la península ibérica durante la Edad Media y su influencia capital en la historia de España y del mundo.

El relato del estallido de racismo populista en el XIV que acaba con el judaísmo en la península a través de la increíble historia del rabino de Burgos Salomón Leví, quien se convirtió y llegó a ser obispo de la misma ciudad. Un hecho real que uno imagina como una respuesta sabia, una suerte de venganza inteligente frente a la barbarie, como la venganza del conde de Montecristo, perfectamente planeada y ejecutada. Pero hay mucho más:

–Me llama la atención su estudio del destino antes de viajar. La gente suele viajar sin saber y vuelve sin saber habiendo desaprovechado la única oportunidad…

–Totalmente de acuerdo. Viajar sin estudiar antes es un poco como viajar con un antifaz puesto. Hay que leer antes para saber qué mirar y qué preguntas hacer.

–Despeja usted el mito de que bajo el dominio musulmán los judíos vivieron mejor que bajo el dominio cristiano ¿Es esto otra parte de la leyenda negra española?

–Sin duda. La idea de que el catolicismo es siempre represor y contrario a la innovación está muy extendida, pero en realidad todas las culturas han tenido momentos de tolerancia con el diferente y otros de represión de la diferencia. Si se quiere buscar una variable con una buena correlación con el paso de tolerancia a intolerancia, en mi opinión es el paso del tiempo y la creciente tendencia a la homogeneidad a medida que se consolidó el poder central de los estados sobre sus súbditos. Pero eso vale para católicos, protestantes y musulmanes.

Lo que es único del pueblo judío es su resistencia a fenómenos de expulsión, de exterminio o de asimilación que habrían acabado con cualquier otro

–¿El antisemitismo nació cuando el emperador Adriano declaró a los judíos fuera de la ley y Judea pasó a llamarse Palestina por decreto imperial?

–Interesantísima pregunta que historiadores mucho más expertos que yo todavía debaten. En todo caso el antisemitismo es un término acuñado en el siglo XIX. Pero si hablamos de los orígenes de la judeofobia, probablemente el comienzo es anterior a Roma, y procede de cuando a los panteones politeístas de la antigüedad se enfrentó una primera religión monoteísta que «mezclaba mal» e impugnó lo que hasta entonces era la columna vertebral de la sociedad.

–La historia de los judíos es una historia de idas y venidas, de resistencia, de holocausto, de resurgimiento, de diáspora, de indefensión, de supervivencia... ¿por qué?

–Pueblos extinguidos «una vez y para siempre» ha habido muchos: ya no hay cartagineses, suevos, vándalos, alanos, icsos, pictos o hititas…. Lo que es único del pueblo judío es su resistencia a fenómenos de expulsión, de exterminio o de asimilación que habrían acabado con cualquier otro. Y eso, sin duda, tiene que ver con su propia conciencia histórica y su sentido de la trascendencia como tal pueblo, que le llevan a no querer «disolverse» en la religión dominante en cada lugar y tiempo.

Vicente Ferrer es una figura fascinante y muy controvertida casi desde el mismo momento de su muerte, y aun desde antes

–¿El arcediano Ferrán Martínez podría ser comparado con Hitler? ¿Un Hitler sevillano del XIV?

–Bueno, aunque hizo mucho daño, Martínez nunca llegó al poder. Yo lo asimilaría más bien a uno de esos blogueros o productores de podcasts actuales que difunden teorías de la conspiración. Se puede hacer mucho daño también lejos del poder.

–Vicente Ferrer porfió por erradicar el judaísmo de la península y es un santo… ¿por qué? ¿Cómo se entiende o se explica esto?

–Vicente Ferrer es una figura fascinante y muy controvertida casi desde el mismo momento de su muerte, y aun desde antes. En todo caso, los criterios de su época no eran los de ahora. Predicar para atraer a la fe católica a los que entonces se veía como herejes era en el siglo XV algo admirable para la iglesia, con independencia de los métodos seguidos para ello. Hoy se vería de otra manera, sin duda.

El recelo por los conversos en altos puestos de las profesiones, la Corte y la Iglesia dio lugar a la creación de la Inquisición en 1478

–¿Qué es el «problema converso» tras la expulsión de los judíos?

–Los primeros conversos fueron muy bien recibidos por la sociedad cristianovieja. Fue más adelante cuando, liberados de las restricciones sociales que les imponía su condición de judíos, empezó a haber muchos conversos en altos puestos de las profesiones, la Corte y la Iglesia, cuando se empezó a crear el recelo entre aquellos que empezaron a verles como competencia, y competencia exitosa además. Todo ello empezó mucho antes de la expulsión de los judíos (que no de los conversos) en 1492. Y dio lugar a la creación de la Inquisición en 1478. Inquisición y expulsión son dos fenómenos diferentes que a menudo se confunden, pero son de vector opuesto. La inquisición empujó a la asimilación; de manera violenta, por supuesto. La expulsión supuso una extirpación, que es lo contrario.

En su día se criticó mucho a Adolfo Suárez y un poco por las mismas razones, pero le debemos buena parte de la transición democrática y es un personaje admirable

–Una de las grandezas de este libro (además del núcleo, de la metáfora y realidad definitiva) es el hallazgo o la selección de un judío preeminente y erudito, el rabino Salomón Leví, de Burgos, que se convirtió en el obispo Pablo de Santa María y volvió como tal a Burgos. ¿A qué podríamos comparar en la actualidad dicha conversión? ¿Sería capaz de encontrar una figura conocida e imaginar una transformación similar a la de Leví/Santa María para hacernos una idea más gráfica de lo que significó esta conversión?

–No estoy seguro. Si hubiera sido un político actual le llamaríamos «tránsfuga» y sería muy criticado por el partido que dejó atrás y visto con recelo por su nuevo partido. En su día se criticó mucho a alguien como Adolfo Suárez y un poco por las mismas razones, pero le debemos buena parte de la transición democrática y es un personaje admirable.

Salomón Leví se opuso de frente a la religión judía pero no a las personas de sangre judía que se pasaban al cristianismo

–¿Le definiría como un traidor a los judíos? Los judíos así le consideran, pero ¿historiográficamente es así? ¿Quizá es simplemente la historia de un superviviente, siempre en buena posición, de poder? Su mujer no se convierte… y él sigue adelante, rompe su familia (a sus hijos les coloca gracias a su importancia) y se «convierte, convierte», es decir, actúa en su nueva posición contra los judíos a los que confina como en los tiempos de la Alemania nazi…

–Esa es la cuestión. Salomón Leví era un hombre muy inteligente y muy bien relacionado con la sociedad de su tiempo. Debió ser muy duro para su mujer, y para muchos judíos de Burgos, ver cómo su baluarte principal cambiaba de bando. Por supuesto que le consideraron un traidor… salvo aquellos que se convirtieron en su estela. El caso de su mujer es especialmente duro, ella se quedó sola y sin la custodia de sus hijos, que eran muy pequeños y fueron bautizados al mismo tiempo que su padre. Respecto a su posición posterior, es obvio que el mantuvo posiciones antijudías, pero en ningún caso anticonversas, es demasiado obvio decirlo. Por así decirlo, él se opuso de frente a la religión judía pero no a las personas de sangre judía que se pasaban al cristianismo. Por cierto, igual que hacía su amigo Vicente Ferrer.

Escarbo en la genealogía de los españoles actuales, cristianos de religión o de cultura con sangre judía, musulmana y cristiana. Hablo de todos nosotros

–La conversión forzada a finales del XIV en la península termina por ocultar el judaísmo en el que usted excava. Me atrevo a definir este libro como una excavación arqueológica que ahora mismo está al aire, a la vista, para que todos la vean y se animen a comprender, a interesarse o incluso a estudiar, todo muy lejos del sectarismo actual, una llave interesantísima para comprender, además de la historia de España, el «problema» judío.

–Es curioso, mucha gente entiende que en este libro estoy hablando de las raíces de los judíos actuales, pero en realidad escarbo en la genealogía de los españoles actuales, cristianos de religión o de cultura desde hace siglos, pero que en realidad llevan en sus venas sangre judía, musulmana y cristiana. Hablo de todos nosotros. En mi opinión, el sectarismo y el racismo nacen de la ignorancia de nuestras propias raíces. Todos somos parientes más o menos lejanos.