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Heredero de Don Mendo

Alfonso Ussía dominaba todos los recursos y las variedades del humor: la ironía, la sátira, la parodia, el sarcasmo, la caricatura… Continuaba así a Cervantes, a Quevedo, a Góngora

Act. 05 dic. 2025 - 12:24

Alfonso Ussía, durante la presentación de su libro 'Las caricias, las "cuquis" y el novio tontito de Mamá'

Alfonso Ussía, durante la presentación de su libro 'Las caricias, las «cuquis» y el novio tontito de Mamá'EFE

No tiene vuelta de hoja: la gracia se tiene o no se tiene. Es un don de Dios o del ADN. Muchos escritores se esfuerzan por buscarla y no la encuentran, con penosos resultados. Algunos –pocos– la tienen de verdad. Alfonso Ussía tenía gracia. Punto.

Alguien –prefiero no decir quién– escribió que «Don Mendo no se hereda». Se equivocaba. Para mí, siempre ha sido evidente que Alfonso Ussía había heredado la gracia natural, única, de su abuelo, don Pedro Muñoz Seca. Los lectores de El Debate lo saben de sobra.

También había heredado de él la facilidad para la métrica. Contó Muñoz Seca que, de joven, para preparar una oposición, puso en verso los temas y así se los aprendió con más facilidad. La venganza de don Mendo es, entre otras cosas, un repertorio de versos y estrofas único, en español.

Alfonso Ussía poseía ese mismo talento: escribía romances, redondillas, cuartetos, quintillas, octavas, décimas, sonetos… como quien lava. No fallaba una rima, ni una medida, ni un acento rítmico (lo más difícil, lo que muchos rimadores ni saben de qué va). Y todo eso se subordinaba y potenciaba lo que quería decir, contribuía al acierto de su crítica.

En verso y en prosa, Alfonso Ussía ha sido un gran humorista. Dominaba todos los recursos y las variedades del humor: la ironía, la sátira, la parodia, el sarcasmo, la caricatura… Continuaba así a Cervantes, a Quevedo, a Góngora, a Villamediana; también, a Pérez Fernández, García Álvarez, Paso, Ramón Gómez de la Serna, Jardiel, Tono, Miguel Mihura, Pérez Creus, Manolo el Pollero…

Lo que nunca fue Alfonso Ussía es un cínico porque él creía en una serie de valores: en la bondad, en la rectitud, en la educación, en la amistad, en el patriotismo… No seguía las modas.

Se burló siempre de los tontos, los ignorantes, los fatuos, los vanidosos, los vulgares, los golfos, los gafes, los gorrones, los maleducados, los nacionalistas, los resentidos, los torpes, los traidores, los malvados… La realidad española actual le ofrecía ejemplos de sobra.

Sus amigos y sus lectores le debemos muchos ratos felices, muchas sonrisas: una deuda impagable. Siento muchísimo que ya no esté con nosotros. Cada mañana, al abrir El Debate, echaré de menos encontrar su nuevo artículo, para empezar bien el día. Pero estoy seguro de que, en el cielo, Alfonso Ussía se ha encontrado ya con su abuelo, don Pedro Muñoz Seca, y con Mingote, con Ozores, con Tip… Lo van a pasar en grande.

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