Estos son los propósitos para 2026 de los responsables culturales de El Debate

Los redactores de las secciones culturales de El Debate comparten con los lectores sus propósitos culturales para 2026. ¿Qué libros leeremos, qué música escucharemos y qué películas veremos en este nuevo año?

Jorge Aznal (Sección Cine y Televisión)

2026 es un año de centenarios de cine. De Marilyn Monroe, Jerry Lewis y de Mel Brooks, que continúa vivo y llega a los 100 años el 28 de junio. Y también de dos grandes nombres del cine español: Paco Rabal y Rafael Azcona, del que siempre se aprende algo nuevo cada vez que uno vuelve a ver las historias que trazó en papel.

Será también el año en que Woody Allen ruede su nueva película en Madrid, una excusa perfecta para recuperar lo mejor de su cine y títulos que quizá no pertenezcan a ese grupo pero por los que siento debilidad, como Misterioso asesinato en Manhattan.

Para el nuevo año me fijo también como propósito ser más condescendiente con el cine actual y dar una oportunidad a los géneros que menos me atraen. Superhéroes, sí, eso va por vosotros.

Y, además de sacar tiempo para las nuevas series que llegan en 2026, pretendo terminar 24, que me encanta y que, no sé por qué razón, no completé en su momento.

Miguel Pérez Pichel (Sección Cultura)

En las secciones culturales de El Debate solemos buscar la excelencia y apuntamos, habitualmente, a un perfil de lector con una amplia formación cultural y humanista.

Por ello, como podrá comprobar cualquier lector habitual del periódico, en nuestras crónicas, artículos y reportajes solemos tratar temas de alta literatura, grandes exposiciones o cubrimos los conciertos más trascendentales y los estrenos teatrales más influyentes.

En las páginas digitales de El Debate hemos entrevistado a James Ellroy, Benjamin Black, Juan Manuel de Prada, Arturo Pérez-Reverte, Darío Villanueva, Andrés Trapiello, Lorenzo Silva…

También hemos cubierto excelentes conciertos como el de AC/DC, Van Morrison, Raphael o la despedida de Sabina.

Por eso, para 2026 me propongo descender al suelo de la cultura popular e instruirme en los éxitos populares del pop de masas, que tengo muy poco trabajados: Taylor Swift, Rosalía o Bad Bunny (ojo a la batería de conciertos que ofrecerá en Madrid en 2026) seguramente estarán en mi Wrapped de 2026.

Para ello contaré con la inestimable ayuda de la responsable de la sección de Historia, Sarah Durwin, que ya se ha ofrecido voluntaria para confeccionar una playlist.

Mario de las Heras (Sección Cultura)

Hace unos días fui con mis hijos a la exposición Leica: un siglo de fotografía (1925-2025). Mi hija y mi hijo. Diez y siete años, respectivamente. Allí les metí en el subterráneo Fernán Gómez y les pedí que me dijeran qué sentimientos les provocaban las imágenes. Luego de unas cuantas fotos me pidieron dejarlo.

Continuamos la visita sin obligaciones y, como decían en sentido científico en Parque Jurásico, esta vez en sentido artístico, la naturaleza se abrió camino. Empujados por la opinión del otro, comenzaron de modo propio a expresar sus sensaciones.

Como simple oyente (emocionado), me limité a hacer pequeñas observaciones directoras para mantener el apogeo que gloriosamente se mantuvo durante el largo (casi doscientas fotografías) recorrido. Arte visto, comentado sin excusas, sin añadidos. Tan puro como las impresiones sencillas y a la vez profundísimas de dos niños para gozo infinito de su padre.

Cuento todo esto para decir que mi propósito cultural es ser como ellos: observar la cultura y la vida como ellos, como un niño que observa la naturaleza por primera vez: la pintura, el cine, el teatro, la fotografía... La visión espontánea que se revela o no, que habla o que calla al sentir el pinchazo inconfundible.

Sarah Durwin (Sección Historia)

Cuando comencé mi andadura en El Debate, uno de los primeros reportajes que realicé fue sobre el parque temático de Puy du Fou. Me asombró el espectáculo de cetrería, me conmovieron el del Cid Campeador y El sueño de Toledo, y me emocionaron las representaciones de Allende la mar océana y A pluma y espada.

Ahora, tres años después, el parque ha crecido enormemente, con un nuevo repertorio como El tambor de la libertad, ambientado en la Guerra de la Independencia. Por eso, uno de mis propósitos para este 2026 es volver a ese lugar que, además de poner en valor el pasado y el legado cultural, ayuda a dar a conocer las gestas de la historia de España.

Fernando Ariza (Sección Libros)

Mi propósito para el 2026 consiste en releer los clásicos que llevo sin tocar veinte años o más. Creo que es el momento de abordar estos libros con una perspectiva más madura, no necesariamente mejor, que la que tuve cuando los leí por primera vez en la adolescencia o la universidad.

Algunos de ellos me decepcionarán, como ya me ha pasado, mientras que otros me entusiasmarán aún más que la primera vez. Ya he comenzado con los narradores nacidos en 1925 (Ana María Matute, Carmen Martín Gaite e Ignacio Aldecoa) y la experiencia ha sido excepcional.

De este propósito surge un segundo que veo muy difícil de alcanzar por mi trabajo de crítico literario: leer menos novedades editoriales. No porque lo considere una pérdida de tiempo (aunque a veces lo es), sino porque el tiempo es limitado y su lectura me impide dedicar más horas a los clásicos.

José Antonio Méndez (Sección Familia y Religión)

La vida es demasiado corta para leer libros malos, así que mi propósito para 2026 es incluir, entre la docena de libros que suelo despachar cada año, la relectura de Las aventuras de Oliver Twist, y leer David Copperfield, de Dickens.

También terminarme Hábitos atómicos, que se me ha atragantado. Y lanzarme con las sagas de la Tierra Media, editadas por el hijo de Tolkien. Confío en que sea escrita, y pueda por tanto leer, la primera encíclica íntegra de León XIV, que espero sea sobre la cuestión antropológica, para poner orden en el desnorte de Occidente y arrojar toda la luz del Evangelio sobre la ideología de género, el transhumanismo y la revolución de la IA.

Espero volver a un concierto de piano junto a mi mujer, y con ella, ver la sexta temporada de The Chosen. Y como no hay tiempo mejor invertido que el que se pasa en familia, tengo la firme intención de mantener el plan de ir al cine con mis hijos, más o menos cada dos meses –esquivando las superproducciones de Marvel–.

El Camino de Santiago, nervio cultural y religioso de Europa, me aguarda, Dios mediante, este verano, donde volveré a llevarme a uno de mis hijos (como hago cada vez que uno cumple 8 años) para disfrutar del románico, de la gastronomía y de la naturaleza, antes de postrarnos ante los pies del Apóstol que cristianizó España.