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29 de marzo de 2024

Notre Dame

Un hombre camina junto a la catedral de Notre Dame, en ParísEFE/EPA/Julien de Rosa

La restauración de Notre Dame, un proyecto aún lejano entre la tradición y el rupturismo

Tres años después del devastador incendio de la catedral gótica de París, la reconstrucción avanza lentamente, aunque sus responsables confían en poder reabrir en 2024 «conservando el estilo original»

En la tarde del 15 de abril de 2019, uno de los grandes estandartes del gótico estallaba en llamas. Pero tras casi tres años desde el incendio que casi destruye la catedral de Notre Dame de París, el proyecto no está claro. Las diferentes propuestas oscilan entre conservar la tradición o promover un proyecto completamente nuevo, rupturista y que atienda a las supuestas necesidades del siglo XXI.
El fuego destruyó principalmente los techos que, consumidos por el calor, se derrumbaron, con su espectacular aguja erigida en el siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc (es decir, no pertenece al estilo gótico), destruyendo todo el nuevo presbiterio, incluido el altar, situado en el centro de la nave y construido para las adaptaciones litúrgicas modernas. Sin embargo, quedó intacto el neogótico Altar Mayor de la Piedad.
Hasta ahora, los esfuerzos se han centrado en acelerar los trabajos para recuperar lo antes posible el emblemático templo en el corazón de la capital francesa, uno de los grandes estandartes también del catolicismo mundial; una tarea retrasada primero por la contaminación por plomo que provocó el fuego que casi acaba con ocho siglos de historia y por la pandemia después. Aun así, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha reiterado en numerosas ocasiones su «agradecimiento con todos los que permitieron salvar la catedral». A día de hoy, la fecha de reapertura (2024) se mantiene, pero todavía no se ha alcanzado un consenso sobre el proyecto arquitectónico.
El 16 de julio de 2020, el Parlamento francés aprobó la ley que regirá la restauración de la catedral, reconociendo su condición de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y la necesidad de respetar las prácticas y estatutos internacionales existentes, para «preservar la historia histórica, artística y arquitectónica del monumento», y limitar cualquier excepción a los códigos de patrimonio, planificación, medio ambiente y construcción existentes al mínimo.
Infografía: Notre Dame reconstrucción 1

Kindelán

Infografía: Notre Dame reconstrucción 2

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Infografía: Notre Dame reconstrucción 3

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La reconstrucción de la catedral ha generado un fuerte debate en Francia, que provocó la publicación en Le Figaro y La Tribune de l’Art de una petición de un centenar de intelectuales y personalidades de la cultura. Curiosamente, laicos e incluso ateos piden que se conserve la expresión de la sacralidad artística medieval, y que se trate de reconstruir según fue concebida en el siglo XII. 
La doctoranda en Historia del Arte y estudiosa del arte medieval Lucía Rodríguez Navarro cree que todo es más sencillo: «El proyecto tiene que estar al servicio de la función litúrgica que todavía hoy tiene el edificio como templo». La investigadora del Departamento de Historia y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid aclara que Notre Dame no es un museo, aunque en ocasiones sirva como tal: «No son adecuados los proyectos que dificulten, distorsionen o alteren la liturgia que se desarrolla en la catedral». Además, aunque afirma que es iluso pensar que la catedral volverá a su estado original (que, por otro lado, "tampoco era el medieval»), no entiende los proyectos que quieren añadir funciones al techo: «La cubierta de una catedral tiene su propia función, y no es la de ser un criadero de abejas, un centro eco-friendly o una piscina», asevera ante algunas de las disparatadas proposiciones.
«La historia ha ido marcando el aspecto del edificio, y el incendio es su último capítulo», aclara Rodríguez Navarro, a la vez que ve en su reconstrucción «una oportunidad única para que se establezca un diálogo entre los artistas contemporáneos y su pasado».

El cristal, el menos rupturista

La pareja italiana que forma el estudio Fuksas Architects se suma a la cantidad de propuestas que se deciden por la vía del cristal, y propone la reproducción de una nueva aguja a imitación de la anterior y cubiertas en este material. Ellos han elegido cristal de Baccarat, la región francesa próxima a Estrasburgo, y entienden este material como «símbolo de la fragilidad de la historia y la espiritualidad», empleando la luz como representación de lo inmaterial, según enuncian en sus redes sociales.
La nueva cubierta, según la propuesta de este estudio, sería una de las que reproduciría de forma más literal las formas previas al incendio, pero con este acabado de vidrio y luz con el que buscan establecer un diálogo de lo nuevo con la huella anterior. Tanto la cubierta como la aguja podrían ser iluminadas desde dentro para convertirse en una suerte de linterna o faro.
Catalina Martín Lloris, doctora en Historia del Arte y profesora en la Universidad Católica de Valencia, apoya la opción del cristal. «El vidrio respeta y cuenta algo que ha sucedido, pero no es invasivo. Rescata la estética de la luz de Abad Suger que dio origen al gótico, aunque en mi opinión habría que eliminar la aguja, que además no pertenece a ese periodo histórico».

Juegos de luz y color

El AJ6 Studio, ubicado en São Paulo, se centra en uno de los elementos más emblemáticos de la catedral, el rosetón, para desarrollar su propuesta a partir del vidrio tintado del que está compuesto. Así, proponen una cubierta y aguja conformadas en su totalidad a partir de este material; una proposición que estéticamente ni convence ni se entiende dentro del contexto arquitectónico de París. 
La propuesta de AJ6 Studio para la reconstrucción de Notre Dame

La propuesta de AJ6 Studio para la reconstrucción de Notre DameAJ6 Studio

Nadar en el tejado de la catedral

Y si los japoneses apuestan por el concepto mujo, una palabra nipona que podría traducirse como «impermanencia» o «transitoriedad» y que viene a resumir el hecho de que todo cambia sin cesar, para optar por no hacer reconstrucción ninguna, hay más de una propuesta que busca el pragmatismo y la funcionalidad y quiere reconvertir la cubierta de Notre Dame en una piscina.
Tal es el caso de Jimmy Li y Susan Lin, que realizaron un proyecto de tejado-piscina con forma de nueva arca de Noé, atravesada por una pasarela y coronada con un altar de mármol. Por su lado, el estudio sueco Ulf Mejergren Architects concibe una piscina real en un nuevo espacio público para «la contemplación y la meditación». En esta propuesta no hay aguja, pero sí aparecen las estatuas de los apóstoles que sobrevivieron al fuego y que fueron retiradas durante la restauración. Según los arquitectos suecos, «la catedral no debería ser una isla en el tejido urbano sino un espacio que pertenece a la ciudad y a la gente».
El estadounidense Rogero Carvalheiro propone una solución temporal realizada con fibra de vidrio mientras se encuentra una solución permanente, y el iraní Habibeh Madjdabadi emula a Le Corbusier en su libro Cuando las catedrales eran blancas. «Nos decidimos por una nueva interpretación del techo y la aguja. En el edificio original, la aguja y el tejado se construyeron en dos épocas diferentes y, por tanto, se concibieron como dos elementos arquitectónicos distintos. En nuestra interpretación son parte integrante el uno del otro. El tejado se eleva gradualmente en el centro creando una línea de horizonte curvada para la catedral. La forma de la nueva estructura se corresponde con las curvas de la catenaria, por lo que la carga del edificio se transfiere eficazmente a los pilares existentes de la catedral (que serán reforzados), sin comprometer la estabilidad de la misma. La nueva ampliación se ajusta a la tradición de las catedrales góticas: elevar el edificio hacia el cielo para reforzar la sensación de verticalidad», explican desde su estudio.
Visualización del proyecto de Habibeh Madjdabadi Architecture Studio para Notre Dame

Visualización del proyecto de Habibeh Madjdabadi Architecture Studio para Notre DameHabibeh Madjdabadi Architecture Studio

Gaudí decía que las líneas rectas eran cosas de hombres, y las curvas cosas de Dios. Y en él se basa Madjdabadi, que se decanta además por el blanco para restaurar la imagen ancestral de las catedrales. «El material de la nueva estructura se inspira en los huesos de las aves. Su esqueleto hueco mejora la resistencia y reduce el peso». La idea es que los visitantes puedan caminar bajo el nuevo tejado con vistas a París: «La gente solía ver la catedral desde la ciudad y ahora tiene la oportunidad de ver la ciudad desde la catedral».

Dos en uno: forma y función estructural

Desde el punto de vista de la arquitectura, es importante para valorar los proyectos entender que Notre Dame es un edificio gótico, un estilo arquitectónico que es un paradigma de resolución perfecta entre la forma y la función estructural. «Mediante la geometría se optimizan las posibilidades estructurales del material de construcción, que es la piedra, llevándola a cotas nunca antes alcanzadas», según explica el arquitecto Guillermo Alfaro Goday, que aclara que en el gótico se realiza un ideal (maquinista o funcionalista) en el que la forma es resultado de la necesidad estructural, ya que cada elemento compositivo (pináculos, arbotantes, arcos, pilares, naves, girolas) cumple una función estructural para la estabilidad del conjunto, cosa que no necesariamente ocurre en la arquitectura clásica adintelada con sus órdenes (dórico, jónico, corintio) y sus frontones.
«La arquitectura no se agota en el proyecto aunque los arquitectos pretendamos que así sea, puesto que es prototípica y perdurable. Las intenciones proyectuales que lo conforman pueden intentar dirigir pero desde luego no definen la percepción que tenga el edificio y su forma en su entorno y por parte de sus usuarios a lo largo del tiempo», opina Alfaro Goday, aunque piensa que «es inevitable que juzguemos la forma de una cosa por la resonancia que tiene con las impresiones previas de la misma en la memoria».  «Es un mecanismo visual básico: lo primero que conocemos de una cosa es su forma y no cómo está hecho. En el gótico ambas cosas coinciden, pero si se quieren reproducir formas góticas con técnicas de ahora se estaría haciendo, inevitablemente, algo distinto».
Para el arquitecto se pueden tomar entonces dos caminos para abordar el proyecto de reconstrucción de Notre Dame: «Bien intentar reproducir la forma de la vieja catedral que ya se ha imprimido en la memoria europea, si bien esta en su momento fue novedosa y además ha sufrido algunas reformas importantes a lo largo de la historia, o bien intentar reproducir las intenciones de los arquitectos góticos (y neogóticos, como la aguja) de llevar al límite las posibilidades constructivas, estructurales y expresivas de los materiales». Para Alfaro Goday este segundo camino es más radical y arriesgado, «en el sentido de que las posibilidades materiales y técnicas se han expandido tanto que dejan un campo muy abierto a la ocurrencia feliz». 
El arquitecto Roland Castro se ha mostrado desde el inicio a favor de recuperar la catedral tal como era: «No cabe la discusión. No es el momento de construir una catedral ‘nueva’, ‘moderna’. Hay que reconstruir Notre Dame, idéntica. Es algo que todo el mundo comprende y todo el mundo espera. Notre Dame está inscrita en nuestro patrimonio. Es un edificio cargado de historia. Y esa historia es tan importante que no debemos tocarla», ha expresado.
Por su parte, su colega Jean-Michel Wilmotte fue el primero de los arquitectos en proponer algo distinto: «Reconstruir un edificio idéntico es sencillamente imposible, si se quieren evitar unos trabajos que pueden eternizarse durante una decena de años. Para salir pronto del drama es necesario dar soluciones de nuestro tiempo. No debemos repetir el síndrome de la Sagrada Familia, en Barcelona».

¿Una reconstrucción idéntica?

Emmanuel Macron ha cambiado de opinión en diversas ocasiones, pero parece haber emitido su dictamen: la catedral se reconstruirá «de la manera más conforme posible a su último estado completo» con el objetivo de «no retrasar las obras ni complicar el asunto» mediante una restauración de estilo moderno. La comisión aprobó «por unanimidad» la propuesta «consistente en restablecer la arquitectura de Viollet-le-Duc en lo que respecta a la cubierta y a la aguja, y en el respeto de los materiales originales», declaró el senador Jean-Pierre Leleux, que dirige la comisión. «No será un simple facsímil de la obra desaparecida. Fiel al diseño medieval, restituirá las reparaciones pertinentes en el plano estructural o patrimonial», quiso añadir el presidente de la República.
El Elíseo zanjó el debate, que había durado más de un año, con un comunicado. «Al término de las consultas y del dictamen consultivo de la CNPA emitido hoy, el presidente de la República ha adquirido la convicción de la necesidad de restaurar Notre Dame de París de la manera más conforme posible con su último estado completo, coherente y conocido», dice la presidencia. La restauración «afectará notablemente a la aguja, a la cubierta de madera y al techo». Macron precisa que la restauración deberá «apostar por el desarrollo sostenible en la elección de los materiales y el desarrollo de las obras» y «apostar por un gesto contemporáneo por medio del reordenamiento de los aledaños de la catedral, en estrecha colaboración con la ciudad de París».
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