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20 de abril de 2024

'La esclava y la paloma'. Desnudo, 1883, de Joaquín Sorolla

'La esclava y la paloma'. Desnudo, 1883, de Joaquín SorollaMuseo Sorolla

100 años sin Sorolla, el pintor de la luz, a través de una exposición nunca vista

La casa-museo del artista en Madrid inaugura una exposición con 93 obras, entre las que se encuentran los tres cuadros que acaba de adquirir y obra jamás expuesta

Aunque no lo parezca, queda un Sorolla oculto, no tan secreto como nunca exhibido. El pintor valenciano, uno de los más célebres entre los españoles, rico en matices y colores pero relativamente fácil de entender y abordar, ha sido objeto de estudios, tesis, exposiciones, retrospectivas y conmemoraciones. Y, sin embargo, queda obra suya por descubrir.
El Museo Sorolla, que se encuentra inmerso en un proceso de ampliación que interrumpirá su programación los próximos meses, ha querido adelantarse a su propia celebración anticipando el centenario de la muerte del pintor que le da nombre. Y lo hace con una muestra que reúne 93 piezas, 41 de ellas procedentes de museos, instituciones o colecciones privadas.
Una exposición que recorre sus primeros pasos, su marcha de Valencia, su llegada a Madrid, su admiración por los grandes nombres de la pintura que conserva el Prado y su escalada social en el mundo artístico de la época. La exposición lleva por nombre Orígenes, y no de forma casual, ya que explora el camino que condujo a Joaquín Sorolla (Valencia, 1863 - Cercedilla, Madrid, 1923) a convertirse en el pintor español de mayor proyección internacional de su tiempo.
'Boceto de conjunto para el Dos de mayo', 1884, de Joaquín Sorolla

'Boceto de conjunto para el Dos de mayo', 1884, de Joaquín SorollaMuseo Sorolla

Un recorrido que está hecho de grandes novedades y que presenta sus tres últimas adquisiciones: En la posada, que ha costado 55.000 euros; La esclava y la paloma, de 142.000, y El oferente, que ha costado 160.000. Realizadas a lo largo de 1883, cuando el valenciano tenía 20 años, estas obras pertenecen a sus años de aprendizaje, por lo que contienen nuevos datos sobre su desarrollo pictórico. Ninguna de las tres se había enseñado en una exposición, aunque sí se conocía su existencia.
La muestra, organizada en colaboración con el Museo de Bellas Artes de Valencia, da inicio al amplio programa del Año Sorolla 2023, y posee otros grandes atractivos: Caballero con manta, que se incorporó a su colección el año pasado y que supuso un desembolso de 90.000 euros; un Desnudo masculino de espaldas, de 9.000 euros, y Toma de hábito, que han comprado en Ansorena y que llegó al museo la semana pasada. También puede apreciarse Niña cantora, de 1883, y la acuarela Tocando la guitarra.

Academicismo frente a naturaleza

En la muestra se hace hincapié en los humildes orígenes del pintor, según ha explicado el conservador del Museo Sorolla Luis Alberto Pérez Velarde, también comisario de la exposición: «Con tan solo 2 años quedó huérfano al morir sus padres en una epidemia de cólera y fue acogido por unos tíos. A los 15 años compaginaba en Valencia su trabajo en la cerrajería de su tío con las clases de pintura».
La exposición muestra sus primeros pasos en el mundo del arte, sus obras de las clases de artesanos y de la Real Academia de Bellas Artes en Valencia, así como los cuadros que conformaron sus primeras exposiciones en Valencia y Madrid y las copias que realizó en el Museo del Prado, principalmente de Velázquez.
Una pintura con dos vertientes, explica el comisario: «Por un lado, una muy académica, la que se hace en los centros de enseñanza con apuesta por el género de flores y de bodegones» –de esa etapa, a partir de 1878, cuando con 15 años Sorolla ingresa en la Escuela de Bellas Artes, pueden verse en la exposición bodegones como uno que le ligará a su primer mecenas y futuro suegro Antonio García Peris–; «por otra, cuenta con la moderna influencia de Gonzalo Salvá, que le invita a salir a pintar la naturaleza al aire libre».
'Bodegón', 1878, de Joaquín Sorolla

'Bodegón', 1878, de Joaquín SorollaMuseo de Bellas Artes de Valencia

El pintor concurrió a numerosos certámenes como la Exposición Regional de 1883 con obras como cuatro de las que se exponen en Madrid: Monja en oración (cuadro que le reportó su primera medalla de oro), Caballero con banda, El oferente. Desnudo masculino y La esclava y la paloma. Desnudo. Las dos últimas, junto con En la posada, han sido adquiridas por el Ministerio de Cultura y Deporte por un total de 357.000 euros para la colección del museo. De inspiración pompeyana, demuestran el dominio de los conocimientos clásicos de Sorolla, a la vez que anticipan la enorme soltura del «maestro de la luz» con el blanco.

La importancia de su obra histórica

Más allá de sus marinas, obviadas aquí por ser de sobra conocidas, cobran especial importancia en la exposición sus obras de temática histórica, como su Dos de mayo, del que ahora se han traído bocetos que nunca antes se habían enseñado en exposición, como el Soldado muerto o El palleter, de 1884, un espectacular retrato que tampoco se había mostrado en público y que en 2019 se vendió en Londres a un particular por 104.218 euros. Gracias a Dos de mayo y a El grito de Palleter Sorolla recibió los dos grandes premios de pintura que marcarían su vida.
'El palleter', 1884, de Joaquín Sorolla

'El palleter', 1884, de Joaquín SorollaMuseo Sorolla

En la muestra, ha indicado el comisario, puede verse también «el Sorolla más fiel a Velázquez», ya que cuando llegó a Madrid se dedicó a copiar sus cuadros en el Museo del Prado: «El impacto de Velázquez sobre Sorolla fue profundo», y su influencia abarcó desde su paleta de colores a la inserción de las figuras en sus composiciones y al dramatismo, una huella que proseguirá durante toda la carrera pictórica del valenciano.
En la Valencia de finales de siglo XIX, Sorolla inició su carrera como retratista, una faceta que sería fundamental en su trayectoria y de la que pueden verse varios ejemplos, como Retrato de Hombre o una bellísima pintura en la que representa a su hermana.
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