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20 de abril de 2024

Victor M. Pérez Velasco

Victor M. Pérez Velasco, autor de ETA en el cine

Entrevista con Víctor M. Pérez Velasco

«Más del 40 % de las películas analizadas son hispanófobas y adoctrinadoras con ETA»

El análisis concienzudo de las películas de temática vasca en el libro Eta en el cine arroja datos sorprendentes sobre el relato ofrecido desde las pantallas

Autor ya de seis libros, Víctor M. Pérez Velasco tiene una larga experiencia en el análisis de contenidos y objetividad del relato lanzado desde el poder. Desde La España orwelliana (2011), Prendiendo la mecha. Violencia política en la España actual (2012) o Pastoreando conciencias. El adoctrinamiento político en la Transición (2013), el autor desvela este adoctrinamiento generado por el propio Estado a través de una hegemonía cultural en la educación básica y la socialización adulta.
Como ya hiciera en su libro Cine español y adoctrinamiento político en democracia, el psicólogo y escritor se ha lanzado con su último libro Eta en el cine a analizar 35 películas y documentales con el terrorismo y el nacionalismo de fondo, directa o indirectamente, desde 1977 hasta 2017.
Víctor M. Pérez Velasco ha tratado de descubrir la relación existente entre cinematografía y adoctrinamiento cultural en el País Vasco. Las conclusiones no dejan de sorprender, tratándose de una democracia plural como la nuestra. Y desde luego, tampoco dejan indiferente.
–Usted habla de adoctrinamiento en el cine español. ¿A qué se refiere exactamente?
–El adoctrinamiento es un proceso de influencia social que maneja sobre todo información (palabras, textos, imágenes, etc.) Hay adoctrinamiento cuando el adoctrinador sustituye información por doctrina, y el receptor del mensaje ni lo sabe ni es consciente del engaño.

La tradición oral sobre la Guerra Civil ha superado la mentira calculada del adoctrinador. Pero ha salido perjudicada la verdad

–¿Dónde lo ha detectado?
–Lo detecté en mi trabajo sobre las películas de la Guerra Civil para el trabajo Cine español y adoctrinamiento político en democracia. Analizadas 50 películas, 37 eran pro republicanas (74 %), 13 neutrales (24 %) y ninguna pro nacional. Los vencedores no hicieron méritos de ningún tipo para merecerse algún film en la Transición. Con el cine y ETA ha ocurrido algo similar.
'Eta en el cine', el último libro de Víctor

Eta en el cine, el último libro de Víctor M. Pérez Velasco

–Este adoctrinamiento, ¿ha tenido éxito?
–Por supuesto que sí, pero menos de lo esperado. La tradición oral sobre la Guerra Civil ha superado la mentira calculada del adoctrinador. Pero ha salido perjudicada la verdad y la objetividad, y ha ganado la izquierda y el nacionalismo periférico, que derrotado en el conflicto, ha resultado revanchista en su cine.
–¿Qué imagen se nos ha dado de ETA desde el cine?
–Más del 40 % de las películas analizadas pueden considerarse hispanófobas, adoctrinadoras y colaboradoras con el terrorismo de ETA y, por extensión, con el nacionalismo vasco. El resto han tenido una neutralidad tibia, y no han colaborado a reivindicar la democracia española con claridad ni valentía.
–¿Alguna excepción?
–Sí, la de Iñaki Arteta. Sus tres documentales no responden al carácter adoctrinador de la mayoría ni a la neutralidad pasiva del resto de producciones. En cierta forma son una excepción contra corriente, y en defensa de las víctimas del terrorismo.
–¿A la industria cinematográfica le interesa una cierta visión «romántica» del terrorismo?
–El terrorismo no sólo no es romántico, sino todo lo contrario: miserable y cobarde. Se hizo cine –creo– con miedo, excepto los afines a ETA, que salen vencedores y lo hacen para ganar el relato, especialmente desde sus documentales.
–Cuando el cine es arte verdaderamente, ¿adoctrina?
–Cuando una producción es arte tiene calidad en todas sus dimensiones –guion, dirección, actuación–, por lo que es predecible que salga una gran obra. Pero el adoctrinamiento puede arruinar una buena producción si el guion se sesga y se utiliza para hacer doctrina. Desafortunadamente, pueden darse arte y adoctrinamiento unidos.
–Entonces, ¿de qué manera no adoctrina?
–Cuando la narración es fiel a los hechos. Por ejemplo, la batalla de Iwojima, durante la Segunda Guerra Mundial, la cuenta magistralmente Clint Estwood, pero necesitó rodar dos films: Banderas de nuestros padres, la visión de los vencedores, y Cartas desde Iwojima, la versión de los derrotados, los japoneses. Por eso se echa en falta un director español que haga la auténtica película sobre nuestra Guerra Civil, como hizo Eastwood. Porque el cine adoctrinador no beneficia nunca al espectador, beneficia a los adoctrinadores.
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