`K-lle´: una novela que destapa la cruda realidad tras la música urbana

La última novela de Sierra i Fabra comienza con una fiesta nocturna en un club de barrio, «un club exclusivo de candidatos a la marginalidad», poblado de jóvenes de diferentes etnias provocadas por la emigración. Como todos los libros juveniles del citado autor, es una obra muy descriptiva: no solo retrata con detalle a las personas, los lugares y los ambientes, sino que, en este caso, también profundiza en la música urbana, que se convierte en la protagonista principal de la historia.

Rápidamente comienza la acción cuando, tras una breve actuación de «Barrio», una mujer se interesa por él y le propone ser su representante con un único objetivo: triunfar.

La experimentada mánager descubre en sus letras una nueva aportación a la música urbana, pues son directas y descarnadas, provistas de una gran intensidad. Considera que el muchacho, con apenas una caja de madera en el escenario, lleva el ritmo en la sangre.

De forma paralela al incipiente éxito de Banak, hijo de colombiana y guineana, se va reflejando en la novela la verdad sobre la vida precaria de los migrantes en España: las reyertas, las luchas rivales, la escasez, los embarazos prematuros, el paro y la miseria, el peligro de las bandas, el absentismo escolar… Se describe así la vida de barrio, complicada, peligrosa, a la par que llena de lazos de amistad y humanidad.

La mayoría de los jóvenes de extrarradio buscan, a través de la noche, la música y la bebida, su necesaria evasión; algo que ha existido en todas las épocas y lugares: la huida del trabajo precario, de las familias desestructuradas, de las palizas y las borracheras. En definitiva, Sierra i Fabra describe con toda su crudeza la profunda falta de oportunidades.

No obstante, nos encontramos con un protagonista muy juicioso, que se mueve con pies de plomo, que no quiere equivocarse ni llegar tan alto para luego estrellarse. Es un joven muy familiar, muy preocupado por todos a los que ama e intenta ir siempre por el camino recto, pues ya conoce de primera mano y en su propia familia las consecuencias y el dolor provocados por los delitos de los demás.

Sorprende mucho que en un clima y ambiente como en el que vive, de barrio conflictivo y peligroso, Banak quiera hacer siempre lo correcto. Es un chico muy trabajador que no cree en la inspiración sino en el trabajo duro y el ensayo continuo. Por ello, lucha por seguir siendo auténtico, por no perder nunca su identidad, pues es lo único que posee.

El libro, entre otros, explora temas como la conciencia de clase y la identidad en un entorno urbano, junto a la diversidad de problemas laborales, personales y familiares; todo ello se puede convertir en una invitación al joven lector para reflexionar profundamente sobre la presión social y el éxito, así como la importancia de la honestidad, el trabajo diario, la amistad y la familia. Sería una buena lectura a partir de los catorce años, incluso con la posibilidad de una lectura didáctica guiada en las aulas, pudiendo centrarse en los temas centrales de la música, la autoestima, la iniciativa, el saber decir que no a la violencia, y la acogida de lo multirracial en las relaciones humanas.

La novela tiene un gancho muy fuerte y es de rápida lectura, pues sabe mantener en vilo al lector hasta el final. Trasmite muy buenos mensajes a los jóvenes y posee consejos muy valiosos que salen de boca de diferentes personajes que pueblan la novela y aconsejan a su protagonista hasta el final. Está claramente enmarcada dentro de la novela juvenil, pues aborda realidades complejas de una manera cercana para el público joven.

Como ya hemos señalado, es muy positivo el hecho de que subraye la importancia de la autenticidad y la fidelidad a uno mismo frente a las presiones externas y el deseo de éxito, incluso cuando eso implica renunciar a oportunidades. K-lle se convierte así en un espejo de la realidad de los barrios obreros y multiculturales de Barcelona, donde se mezclan la dureza de la vida diaria con la esperanza y las aspiraciones.