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19 de abril de 2024

Rosalía, en el inicio de la gira 'Motomami', en Almería

Rosalía, en el inicio de la gira 'Motomami', en AlmeríaGtres Online

Motomami World Tour

Rosalía se corona con 'e' de emperatriz en el inicio de su gira Motomami en Almería

«Gracias por quererme», dijo la catalana en un concierto que no defraudó y con el que ha dado inicio al Motomami World Tour, una gira que la llevará a 40 ciudades por todo el mundo

Asus pies. Así tiene Rosalía al mundo. Después de tres años de trabajo, la catalana lanzó un nuevo disco, Motomami, que puede que en un principio dividiera a los fans, pero que desde luego puso de acuerdo a la crítica mundial.
Muchos creyeron que lo de la cantante de Barcelona había sido un espejismo, que había abandonado la pureza del flamenco en aras de un reguetón más comercial. Pero nada más lejos, porque en este disco-collage Rosalía mezcla los ritmos con los que creció con el jazz, el flamenco, la copla, el bolero o la bachata. Pero quedaba la prueba de fuego final: ¿cómo funcionaría todo esto sobre el escenario?
Pues llegó y triunfó. La de Sesrovires dejó en casa las pelucas y las uñas de gel y, con un maquillaje limpio, se convirtió en una auténtica motomami: falda de tablas muy dosmilera, jersey con hombreras, cinturón ancho y botas altas. Porque eso sí: no dejó de bailar ni un segundo.
«Chica, ¿qué dices?», comenzó con la batería jazzística retumbando detrás, y el escenario se vino abajo. Saoko da inicio a un concierto incombustible con 34 canciones, algunas de ellas no publicadas en el álbum. Una locura colectiva que seguro que se repite en las más de 40 actuaciones que tiene previstas hasta que despida su Motomami World Tour en París el 18 de diciembre.
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Un show muy centenial

Rosalía continuó construyendo a base de temazos un show de centenial hecho a la medida de estos tiempos de multipantalla, vídeos de TikTok y redes sociales. A la apertura le siguieron Candy, Bizcochito y La Fama, la bachata que tiene con The Weeknd y que canta sola, pero con unos movimientos de cadera que llenan el escenario entero. Fue entonces cuando Rosalía dirigió unas palabras a los almerienses, expresando su amor por la tierra «de David Bisbal y Tomatito». «Me vuela la mente al pensar que he vuelto aquí para cantar, después de venir de vacaciones cuando era pequeña», aseguraba emocionada.
Hacía dos años y medio que Rosalía Vila no pisaba un escenario en gira, tiempo que aprovechó para ganar un Grammy, consolidar su posición como estrella global y rematar un trabajo aún más experimental que el previo El mal querer (2018). De este disco sonaron, además de los singles sueltos Dolerme y versiones de clásicos como Gasolina, las icónicas Malamente, De aquí no sales, De plata y Pienso en tu mirá, pero no Di mi nombre, Bagdad o Catalina.
Después, de la penumbra ha irrumpido una manada de cíborgs avanzando como motocicletas, las cabezas embutidas en cascos luminosos de diversas formas y capitaneados por una motomami de botas altas. No hay en este espectáculo una banda que interfiera con la artista catalana y sus ocho bailarines al deslizarse por el limbo monocromático que ha construido como escenario; pero sí cámaras, muchas, ya sea a pie de pista, en el techo o al ras de las teclas de su piano, en pos de una realización muy medida que hace que atender a las pantallas sea como observar pedazos de videoclips construidos «in situ». O como seguir un TikTok live, con cámaras incluso en los patinetes.

Eléctrica en el 'twerking' y emotiva con la guitarra al cuello

En la retina se van prendiendo pequeñas instantáneas que subliman la estética del «show» sin perder por ello la importancia de la conexión con el público en estos tiempos de interacción permanente en redes, como cuando sube a parte de sus seguidores a bailar, exhibe orgullosa el retrato que le ha hecho uno de ellos o repasa al unísono su abecedario ya antológico. Brincando, haciendo «twerking» o desde el suelo, Rosalía ha electrizado con los temas más rápidos, como Bizcochito o Linda, pero la magia ha llegado especialmente ante los más emotivos, como Dolerme con la guitarra colgada al cuello, G3 NI5 o con Hentai al piano.
Ha habido más momentos para el recuerdo, como cuando en el segundo tramo aborda un popurrí dedicado al reguetón y allí suenan La Combi Versace, Relación y Yo x ti, tú x mi unidas al Papi chulo de Lorna y Gasolina de Daddy Yankee, justo antes de brindar varias canciones nuevas que ha prometido que verán la luz «en algún momento», como Aislamiento o Chiri.
«¡Qué calorcito, Almería!», ha destacado empapada en un sudor que, condensado sobre el suelo, hacía ya difícil ejecutar las coreografías cuando en la parte final ha abordado grandes éxitos como Malamente o Con altura y unos bises para los que ha dejado Chicken Teriyaki, la ingrávida Sakura y CUUUUuuuuuute.
Tras esta toma de contacto, el tour recalará el próximo sábado en el Estadio de La Cartuja de Sevilla y recorrerá 8 ciudades españolas más, además de varios países a uno y otro lado del Atlántico hasta su final el próximo mes de diciembre en París.
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