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02 de mayo de 2024

'Luisa Fernanda', en el Teatro de la Zarzuela

'Luisa Fernanda', en el Teatro de la ZarzuelaTeatro de la Zarzuela

Lo mejor del año en música: ópera y conciertos

De Monteverdi a Mompou pasando por los eternos Tomás de Victoria y Mahler o la zarzuela imprescindible Luisa Fernanda, estas han sido las mejores citas musicales de 2023

Al acercarnos ya al final de estos doces meses musicales, proponemos las que a nuestro juicio han sido las citas más relevantes entre el amplio, variado, inabarcable abanico de propuestas exhibidas en los principales recintos. Naturalmente, como en ocasiones anteriores, la selección se ciñe exclusivamente a aquellos espectáculos, óperas y conciertos que durante este tiempo merecieron reseña en las páginas culturales de El Debate.

La modernidad del «padre» Monteverdi

  • Claudio Monteverdi. El retorno de Ulises a la patria. Europa Galante. Fabio Biondi, dir. Ciclo «Universo Barroco».
Monteverdi nunca defrauda, si se le atiende con los medios adecuados. En una temprana obra maestra del género como El retorno de Ulises se perciben todas las características que ennoblecen el drama musical, a veces ya mostrando una modernidad que más tarde, en siglos posteriores, sería traicionada por autores con mucho menos talento. La nueva comparecencia de Fabio Biondi, al frente de sus huestes de Europa Galante; el Coro de la Comunidad de Madrid y un reparto ejemplar, sin fisuras, encabezado por la Penélope poliédrica y mayestática de Sara Mingardo, mostraron que el camino verdadero de la ópera no requiere a veces de grandes producciones ni efectos inoportunos. Con mínimos pero inteligentes apuntes, esta versión semi-escenificada, fiel al texto y al espíritu de la música, logró el milagro de cautivar a un público que permaneció en reverencial silencio hasta el mismo desenlace, superadas las más de tres horas. Entonces, ya sí, estallaron esas estruendosas ovaciones propias de los acontecimientos que dejan huella.

Mompou a ojos del más intimista Volodos

  • Recital de Arcadi Volodos. «Ciclo de Grandes Intérpretes». Fundación Scherzo.
El año que ya se acaba resultó pródigo en necesarios homenajes a Alicia de Larrocha por su centenario. De entre todos, quizá ninguno alcanzase la hondura del que protagonizó, en Madrid, el genial Arcadi Volodos. No fue desde luego la más concurrida, pero sí una de las más estimulantes de entre todas las citas musicales que se han celebrado en los últimos doce meses.
El pianista ruso decidió centrar la primera parte de su recital en Federico Mompou, compositor por el que De la Rocha mostró siempre una entusiasta predilección, contribuyendo a difundir su legado. El Volodos de otro tiempo, el de los fuegos artificiales que hechizan y aturden, desapareció súbitamente reconvertido en una suerte de asceta del teclado, un médium ideal entre las intenciones del autor y el estado de ánimo de los asistentes, conmovidos por los sonidos mágicos que iba desgranando en el aire.

Victoria y las matemáticas del espíritu

  • Tomás de Victoria. Officium Defunctorum. Vox Luminis. Ciclo «Universo Barroco».
Cada nueva ocasión de apreciar una interpretación en vivo del Officium Defunctorum de Tomás Luis de Victoria constituye una suerte de acontecimiento impagable por la posibilidad de comprobar cómo ciertas músicas pueden «echar raíces inmortales en el oído de la mente» (G. Steiner). Poderosas y a la vez sutiles matemáticas del espíritu que nos comunican con parcelas reservadas a lo más íntimo y relevante, o nos conducen por los elevados senderos de la pura abstracción, alejando el espantajo del aterrador vacío vital. Vox Luminis, el extraordinario conjunto que dirige Lionel Meunier, con la elocuente transparencia de sus voces, logró iluminar en todos sus recovecos esta obra cumbre de la música ibérica.

Una emotiva despedida mahleriana

  • Gustav Mahler. Segunda sinfonía, Resurrección. Orquesta y Coro de la RTVE. Pablo González, dir.
Pablo González, cuyo fugaz paso por la Sinfónica de la RTVE resultó fundamental para elevar la calidad del conjunto, decidió despedirse a lo grande con ese monumento que en manos de Klemperer, Bernstein o Abbado podía transfigurar a un auditorio por completo. Desde luego, la versión que se pudo apreciar en el Monumental, si no estuvo a la altura inalcanzable de los maestros citados, suscitó hondas emociones durante su vasto trayecto, tan rico en imágenes, que parece ser el del hombre mismo: la infancia, época de las ilusiones; los desengaños propios de la edad adulta, y ese desenlace que le permite albergar alguna esperanza redentora, fruto de la fe en la omnipotencia del amor. «La resolución suprema del enigma es en Mahler puro amor de Dios, hombre y naturaleza», como manifiesta Guido Adler. Así se pudo apreciar en este concierto, clausurado con muy sentidas ovaciones.

La ideal perfección berlinesa

  • Obras de W.A. Mozart. Orquesta Filarmónica de Berlín. K. Petrenko, dir. Auditorio Nacional.
La nueva visita de la Filarmónica de Berlín sirvió para comprobar que, aunque la perfección se muestre casi todo el tiempo esquiva a ojos del hombre, a veces, en muy determinadas ocasiones, acude a revelársenos en toda su inalcanzable plenitud. Nada más comenzar la interpretación de la Sinfonía número 25 de Mozart, aquel sonido de otro mundo parecía evocar el de aquellas minuciosas grabaciones con las que Karajan buscaba trasladarnos a un mundo ideal, sin mácula.
¿El triunfo absoluto de la técnica? No sólo. Antes que él, su antecesor en el cargo, Wilhelm Furtwängler, ya lo había explicado: «No son los instrumentos los que hacen la música, incluso allí donde sólo se trata del simple sonido. Tampoco es la ‘escuela’ ni la capacidad; son los hombres y su sentimiento personal de la vida lo que está detrás del rendimiento artístico como agente propiamente efectivo». La mejor orquesta del mundo no es solo la cima del virtuosismo. Petrenko promueve la síntesis deseada.

Un ex niño prodigio alcanza la madurez

  • Recital de Evgeny Kissin, piano. Auditorio Nacional.
Otro fascinante pianista ruso pasó dejando atrás aquella imagen de deslumbrante prodigio infantil, entonces capaz de conmover a Karajan hasta las lágrimas, para convertirse en un intérprete adulto, serio, más preocupado por convencer con clarificadores argumentos que de sorprender. Introspectivo, sereno, ajeno a toda pompa o artificio, este maduro Kissin, si cabe aún más interesante, se explaya ahora sobre todo en la musicalidad.
Desprovisto de alardes y retóricas, desbroza el camino directo hacia la esencia de los autores elegidos, Bach, Mozart o Rachmaninov, como aquí. Además, tuvo el detalle de propiciar que un grupo de estudiantes acudiera a la cita, mostrando su preocupación por el futuro. Justo lo que no hacen los políticos.

Lise Davidsen, bastante más que una voz

  • Recital de Lise Davidsen, soprano. «Ciclo de Lied». Teatro de la Zarzuela.
Mientras se percibe un cierto agotamiento en los recitales líricos, varios de ellos proponen ya nuevos formatos, como en los casos de Cecilia Bartoli o Joyce DiDonato, empeñadas en ofrecer espectáculos singulares que no se agoten en la vieja fórmula de Listz: «El concierto soy yo». No obstante, por distintos motivos, abundan las decepciones con artistas que en otras épocas causaban furor (los casos de las últimas visitas de Jaroussky, Camarena o incluso Flórez). Es necesaria una renovación para ceder el paso a nuevos artistas, como en algunos casos ya está ocurriendo.
Pasa sobre todo con las voces femeninas: Nadine Sierra, Asmik Gregoriam o Lise Davidsen desatan pasiones. De entre los recitales, uno tuvo interés especial, tanto por la figura elegida, la magnífica soprano noruega Lise Davidsen, destinada a convertirse en una gran estrella lírica, como por el variado programa propuesto (una selección de lieder). Artista inquieta, parece decidida a explorar otras vías de comunicación, ahora a través de la canción culta. Su aclamado paso por el «Ciclo de lied» confirmó que es mucho más que solo voz, posee una enorme sensibilidad.

«Luisa Fernanda» y la zarzuela por exportar

  • Luisa Fernanda, de Federico Moreno Torroba. Temporada de la Orquesta Filarmónica de Grancanaria. Karel Mark Chichon, dir.
Primero en Las Palmas, y unos días más tarde en el Real madrileño, pudo apreciarse una rutilante versión en concierto de la obra maestra de Moreno Torroba, Luisa Fernanda. Tanto en un sitio como en otro, el público se lo pasó en grande con su extraordinaria música, rescatada de interpretaciones más superficiales, que sirvieron la Filarmónica Gran Canaria y los cantantes escogidos bajo la inteligente batuta de Karel Mark Chichon, artífice de este éxito.
Contar con toda una Elina Garança debutando el rol titular no solo representó un acierto desde el punto de vista vocal, la presencia de la mejor mezzo de nuestro tiempo debería servir para que alguien se tomase de una vez en serio el impulso internacional de la zarzuela. Hay varios títulos que, bien servidos, y acompañados de nombres destacados, servirían para aportar algo de novedad y frescura a las programaciones de teatros y festivales de todo el mundo. Hubo también otra Luisa programada en el Teatro de la Zarzuela cuyo mayor interés se centró, esta vez, en su pletórico protagonista masculino, el onubense Juan Jesús Rodríguez, uno de los más importantes barítonos de hoy.

La «Sinfonía de los Mil», una utopía colosal

  • Gustav Mahler. Octava Sinfonía. Temporada de la Orquesta y Coro Nacional de España. David Afkham, dir.
A lo largo de 2023 tuvimos ocasión de comprobar lo atinado de aquel anuncio en el cual Malher ya nos había advertido acerca de que su tiempo tendría que llegar. Variadas interpretaciones de sus magnas sinfonías se sucedieron en los distintos ciclos capitalinos durante el presente curso, poniendo en valor algunas de sus más fascinantes creaciones, desde la enigmática Séptima a la colosal Tercera, pasando por la patética Novena hasta desembocar en la desmesura que ya recoge el título (impuesto a posteriori por un sagaz comerciante) de Sinfonía de los Mil atribuido a la colosal Octava.
Con esta última despidió su pasada temporada la ONE. Gran éxito de público, saldado además por una brillante lectura del titular de la orquesta, David Afkham. Adorno afirmaba que «en esta obra todo pende de un hilo; en cada instante puede caerse de la utopía más total en lo grandioso decorativo». Digamos que en esta ocasión estuvimos algo más cerca de lo ideal.

Descubrimiento polaco sobre las tablas

  • Halka, de Moniuszko. Corinne Winters, soprano. Piotr Beczala, tenor. Temporada del Teatro Real.
En el imprescindible capítulo de novedades, el Teatro Real se sumó a la creciente programación de Nixon en China (a falta de localidades, no pude asistir) en teatros de todo el mundo, y también estrenó la gran «ópera nacional» de los polacos, Halka, de Moniuszko. Faltó una producción adecuada para apreciar en plenitud todos los valores de esta obra, aunque la versión concertante permitió reconocer su enorme calidad musical.
Particularmente entregado se vio durante la misma al gran tenor lírico entre los actuales, Piotr Beczala, vitoreado por el público en cada una de sus intervenciones como solo suele ocurrir con los mayores ídolos líricos. Fue, además, el reparto global más sólido de la desigual temporada del coliseo capitalino (y no es que en estos momentos no haya buenos cantantes, pero a menudo se echa en falta una mayor cohesión en los carteles).
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