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28 de marzo de 2024

Josephine Baker, a la derecha, con el uniforme de Oficial de la Fuerza Aérea e la Francia libre en 1943

Josephine Baker, a la derecha, con el uniforme de Oficial de la Fuerza Aérea de la Francia libre en 1943EFE

Josephine Baker entrará el próximo 30 de noviembre en el Panteón de París

La decisión de su ingreso en el mausoleo de grandes personalidades francesas la tomó el pasado mes de agosto el presidente Macron por sus «compromisos y luchas» y «por llevar alto el lema de la República francesa»

Icono de los años veinte parisinos de Hemingway, Cole Porter, Scott Fitzgerald,  Coco Chanel o Cocteau. Artista y espía y activista, se casó a los trece años. Bailaba en las calles y en ellas una compañía de teatro la descubrió. De este modo Freda Josephine McDonald comenzó a actuar en los escenarios después de escaparse de casa para huir de sus penurias. El Baker lo cogió de su segundo marido (con el que se casó a los quince) y empezó a hacerse un nombre en los espectáculos de vodevil. De ahí a Nueva York y de Harlem a París, donde se convirtió en la artista principal de la Revista Negra.
Aunque su público era en su mayoría blanco, las actuaciones de Baker siguieron temas y estilo africanos. En Danse Sauvage, entre un decorado de sabana, recordó: «Impulsada por fuerzas oscuras que desconocía, improvisé, embriagada por la música, el teatro recalentado y lleno hasta los topes bajo el calor de los focos».
Escandalosa y rebelde se convirtió en una estrella del Folies Bergere donde llegó a aparecer con una pantera en el escenario y, con reticencias, con los pechos desnudos. En 1937 se casó con el empresario Jean Lion y se nacionalizó francesa. Cuando Hitler invadió París se unió a la lucha contra los nazis. Ayudó a los oficiales franceses transmitiéndoles secretos que escuchaba mientras actuaba frente para el enemigo, y enviaba la información confidencial escribiendo con tinta invisible en partituras. 
Solicitud de visado de pasaporte de Josephine Baker

Solicitud de visado de pasaporte de Josephine BakerEFE

Luego de muchos años en París, Baker regresó a los Estados Unidos donde combatió la segregación y la discriminación que no había experimentado desde que era niña en St. Louis. A menudo se negaba a actuar ante audiencias segregadas. Esta oposición fue reconocida por la Asociación Nacional para el Adelanto de las Personas de Color (NAACP). En 1963, fue una de las pocas mujeres a las que se permitió hablar en la Marcha en Washington por el Empleo y la Libertad. Su discurso detalló su vida como mujer negra en los Estados Unidos y en el extranjero:
«Saben, amigos, que no les miento cuando les digo que he entrado en los palacios de reyes y reinas y en las casas de los presidentes. Y mucho más. Pero no pude entrar a un hotel en América y conseguir una taza de café, y eso me enfureció».

Legión de Honor

Baker continuó luchando contra las injusticias raciales hasta la década de 1970. Su vida personal fue un testimonio de su agenda política. A lo largo de su carrera, junto a su nuevo marido, el director de orquesta Jo Bouillon, adoptó a 13 niños de distintos países. Llamó a su familia «la tribu del arco iris» y llevó a sus hijos con ella en sus giras para demostrar que podía conciliarse la armonía racial y cultural. Baker actuó hasta el final de su vida que terminó el 12 de abril de 1975, el mismo año en que actuó por última vez.
Macron señaló querer distinguir a «una personalidad excepcional» que, estadounidense de nacimiento, «en nombre de la lucha que llevó a cabo toda su vida por la libertad y la emancipación, eligió la Francia eterna de las luces universales».
Condecorada con la Legión de Honor y la Cruz de Guerra francesas, Baker fue recordada por su frase de entonces: «Francia me permitió ser quien soy; estoy dispuesta a dar mi vida por Francia». Se convertirá así en la sexta mujer de las ochenta personalidades que hasta ahora forman parte del mausoleo destinado a «grandes hombres». Y será, además, la primera mujer negra en el monumento parisino.
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