Imagen del pelotón durante su primer paso por meta, cuando los radicales intentaron derribar el vallado
El equipo Israel-Premier Tech rechaza abandonar pese a las presiones de La Vuelta y los radicales propalestina
Ni la ministra Pilar Alegría ni el secretario de Estado para el Deporte han condenado los actos violentos que han puesto en riesgo la salud de los ciclistas y han obligado a dejar sin ganador la última etapa
La Vuelta ciclista a España vivió en la tarde de este miércoles uno de los días más tristes que se recuerdan. Las protestas de radicales propalestina alteraron gravemente el desarrollo de la etapa tanto en la salida como en su (no) final, cuando se puso gravemente en riesgo la seguridad de los ciclistas.
La etapa, con salida y llegada en Bilbao, comenzó ya con retraso por culpa de esas protestas. Luego, durante el recorrido, se vieron numerosas banderas de Palestina en las cunetas, como en otras ocasiones. Sin embargo, cuando el pelotón circulaba por el Alto de Enekuri, en Bilbao, los ciclistas tuvieron que echar pie a tierra detener porque un grupo pequeño de personas se colocó en medio de la carretera con una pancarta en la que se podía leer «Destroy Israel». Agentes de la policía les retiraron relativamente rápido y se pudo reanudar la competición.
Los hechos
Lo grave llegó en la parte final de la etapa, cuando a 27 kilómetros de meta una nueva protesta estuvo a punto de causar una caída en el grupo de favoritos, donde rodaban entre otros el líder de la carrera, Jonas Vingegaard. Varios de los corredores tuvieron que apurar los límites del asfalto en plena subida, visiblemente molestos.
El presidente de los árbitros Thierry Diederen y el director técnico de la Vuelta, Kiko García (i), hablan con los ciclistas
Los ánimos estaban caldeados y en Bilbao ciudad esperaban decenas de radicales que, al primer paso del pelotón por meta, intentaron derribar (con cierto éxito) el vallado del recorrido. Fue en ese momento cuando los organizadores decidieron 'mutilar' el final de la etapa:
«Por motivos de seguridad, los tiempos de la clasificación general se tomarán a 3 kilómetros de la línea de meta. No habrá ganador de etapa. Habrá puntos de la montaña y los conseguidos en el esprint intermedio, pero no de la clasificación por puntos», informó La Vuelta.
Las reacciones
Como consecuencia de lo ocurrido, se abrió un intenso debate sobre la permanencia o no del equipo Israel-Premier Tech en la carrera. El primero en abrir ese 'melón' fue Kiko García, director técnico de La Vuelta, quien dijo al poco de terminar la etapa que para él solo había una solución: decirle al conjunto israelí que «estando aquí no facilita la seguridad de todos los demás, pero... nosotros no podemos tomar esa decisión. La tienen que tomar ellos».
Pues bien, pasadas las diez de la noche el equipo Israel-Premier Tech renunciaba a abandonar a pesar de este mensaje desde la propia organización:
«Israel-Premier Tech es un equipo de ciclismo profesional. Por lo tanto, el equipo mantiene su compromiso de seguir compitiendo en la Vuelta a España. Cualquier otra medida sentará un precedente peligroso en el ciclismo, no solo para Israel-Premier Tech, sino para todos los equipos. Israel-Premier Tech ha expresado reiteradamente su respeto por el derecho de todos a protestar, siempre que estas sean pacíficas y no comprometan la seguridad del pelotón», defendía en su comunicado de las 22 horas.
La protesta, que a punto estuvo de causar un accidente grave, se saldó con tres detenidos y cuatro agentes lesionados, según anunció el consejero de Seguridad del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, del PNV.
Las autoridades autonómicas no encontraron comprensión ni en Bildu ni en el ala comunista del Gobierno (Sumar), donde celebraron con distintos niveles de intensidad una protesta que ha dañado gravemente la reputación de la principal carrera ciclista de España, tal y como se desprende de los diarios deportivos de Francia e Italia, sedes de las otras dos grandes vueltas del calendario.
Así recogía el diario francés L'Equipe lo ocurrido en Bilbao
La Gazzetta dello Sport también se hacía eco de los altercados
Arnaldo Otegi escribió tras el final fallido de la etapa que el País Vasco «ha demostrado hoy una vez más que es un referente mundial en la lucha por los derechos». Por parte del Gobierno de España, la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego (Sumar), definió los altercados como «lección de humanidad». Por último, la vicepresidenta Yolanda Díaz señaló en la SER que «lo que hemos visto hoy es que la gente de España está con el pueblo palestino, con la legalidad internacional y con los derechos humanos».
El silencio
Al borde de la media noche, ni la ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, Pilar Alegría; ni el presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, habían fijado postura al respecto de lo ocurrido en Bilbao, condicionados seguramente por sus alianzas políticas, que ya se habían mostrado favorables al peligroso boicot al equipo israelí.
La Unión Ciclista Internacional (UCI) se ha referido a la «neutralidad política de las organizaciones deportivas incluidas en el Movimiento Olímpico» a la hora de valorar lo ocurrido en Bilbao. «La UCI recuerda la importancia fundamental de la neutralidad política de las organizaciones deportivas reunidas en el Movimiento Olímpico, así como el papel unificador y pacificador del deporte».