El alirón de la nueva normalidad
Los blancos se llevaron la Liga de la pandemia bajo el silencio de las gradas vacías. Dos años después, vuelven a levantar el título, el de la nueva normalidad, con el calor y el aliento de un madridismo entregado
El Real Madrid ya es campeón de Liga. Y lo hace con 17 puntos de ventaja con respecto al segundo clasificado y cuatro jornadas de adelanto. Todo ello bajo el cielo gris de la capital de España donde solo salió el sol cuando el Real Madrid levantó su título liguero número 35 . Un liderato que se cimentó tras permanecer en lo más alto de la clasificación desde la tercera jornada. Nadie ha sido capaz de bajarle del trono. El que más partidos ha ganado, el que más goles ha metido y de los que menos ha recibido. Argumentos que hablan por sí solos, a los que hay que sumar el acierto goleador de un Benzema excelso y el despertar de una estrella del hoy y del mañana como Vinicius.
El Madrid, como una hormiga, se ha ido trabajando victoria a victoria, consiguiendo triunfos tan importantes como en el Camp Nou o en el Sánchez Pizjuán, un feudo donde nadie más que ellos habían conseguido llevarse los tres puntos. Ha ido alejando a sus rivales en cada jornada. Nadie ha sido capaz de seguir el ritmo al nuevo campeón de Liga. Una liga ganada con puño de hierro. El único borrón de los blancos lo vivieron ante el Barça, con una goleada en el Santiago Bernabéu. Mucho ruido que los blancos se encargaron de disipar y silenciar con tres victorias consecutivas.
Ante el Espanyol, Rodrygo, el jugador que más se atreve en el uno contra uno, Asensio y Benzema dejaron su sello en esta Liga. Ese es el secreto del Madrid de Ancelotti: jugadores como Asensio o Rodrygo que, pese a no ser indiscutibles en las alineaciones, no desaprovechan la oportunidad de dejar huella. Ese es el mérito del italiano, conseguir que cada uno de los jugadores que saltan al césped estén enchufados de principio a fin.
Los blancos se llevaron 'La Liga de la Pandemia', con el silencio de las gradas vacías como único testigo y con el único aliento de un grupo que se convirtió una piña de principio a fin. Hoy, dos años después, con un vestuario igual de unido, pero con las gradas pobladas de madridistas y el regreso a la nueva normalidad, los blancos certifican la Liga 35 ante un madridismo entregado. La diosa Cibeles volverá a recibir a sus pupilos deseosos de volver a ponerle la bufanda.
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