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18 de mayo de 2024

El Barcelona se despidió de otro título en San Mamés

El Barcelona se despidió de otro título en San MamésEFE

La temporada del Barça en el alambre: causas de la caída

Se tiende a relacionar el tan manido argumento de falta de intensidad como una falta de ganas del futbolista, una ausencia del deseo de ganar, cuando más bien se debería relacionar con una falta de confianza, provocada, casi siempre, por una ausencia de resultados. El Barcelona, que a mes de enero tiene como una quimera acabar la temporada levantando algún título, es ahora mismo un proyecto depresivo. Todos sus jugadores están rindiendo por debajo de sus posibilidades reales.
El Barcelona arrancó la temporada pasada bajo una percepción pública de poca presión. Poca para lo que suele suponer ser el Barcelona. El período de reconstrucción, la herida aún reciente del adiós de Messi y el venir de donde se venía le concedieron ese raro privilegio al conjunto culé. Y desde esa posición de presunta inferioridad, el Barça ganó dos títulos.
Estuvo lejos de ser una temporada totalmente convincente, como atestigua su eliminación -otra más- en la fase de grupos de la Champions League, pero el triunfo en liga -y en menor medida en la Supercopa- le dieron crédito a Xavi y plantilla. El verano era el momento de dar un pasito más hacia delante, y llegaron jugadores para ello –Cancelo, Joao Félix, Gundogan– pero, a mediados del curso, la nota general es de suspenso. Dos títulos perdidos, la liga se ve desde lejos y en Champions, pese a la clasificación, el equipo parece lejos de poder competir el título. ¿Qué ha pasado?

La defensa, jugar al azar

El Barcelona venció la pasada liga encajando 20 goles en todo el campeonato. Y nueve de ellos llegaron en sus cinco últimos partidos, con el equipo campeón. Son, indudablemente, números buenísimos, sobre los que construir campeones. ¿Era el Barça, entonces, un equipo redondo en fase defensiva? No lo era, estaba lejos de serlo, pero versiones superlativas de todos sus nombres de atrás, que hicieron una temporada formidable, explicaron el título.
El Barça está encajando muchos goles este año

El Barça está encajando muchos goles este añoEFE

Si uno observa los comportamientos del Barcelona sin balón, la coordinación de su línea defensiva marcando la altura y tirando el fuera de juego, los perfiles corporales que usan los defensas, la organización en la presión....el Barça puede ser, así como suena, el equipo menos trabajado de la liga.
Eso, la temporada pasada, se palió porque, individualmente, el equipo tiene a referencias mundiales en sus puestos que salvaron multitud de goles. Ter Stegen realizó una campaña increíble, la irrupción de Balde y su aportación en ambos lados de la pista fue esencial, Christensen estuvo muy bien todo el curso, Koundé, pese a ir de más a menos, mostró porque media Europa se había peleado por él y Araujo se ganó su consideración como uno de los grandes centrales del panorama mundial.
Este año, de eso, no queda ni rastro. Colectivamente nada ha cambiado, pero individualmente, cada pieza, como un castillo de naipes, se ha ido derrumbando. Por eso, también, Xavi parece sin respuesta a los problemas. Si nada ha cambiado, ¿por qué nada es igual? se preguntará el entrenador catalán.
La lesión de Ter Stegen ha sido una baja dura, Iñaki Peña se está mostrando inseguro, especialmente en balones aéreos, Koundé, Christensen y Balde son una sombra de lo que eran, las lesiones han dejado la rotación en un solar y tan solo Araujo se mantiene de pie en medio del temporal. En 20 partidos son 24 goles recibidos. Cuatro más que en la totalidad del curso anterior.
La presión sigue igual de desorganizada que siempre –es increíble notar la ausencia de patrones comunes en cada partido del equipo–, las posesiones son peores por lo que se pierde el balón peor, el rival les corre más y la defensa, sin ayuda de las otras líneas, es incapaz de responder a todas las preguntas que se le plantean. Sin porterías a cero no hay paraíso.

Un exceso de rigidez en mediocampo

Si se va pieza a pieza, el Barcelona tiene un mediocampo maravilloso. Gundogan, hace escasos meses, era considerado unánimemente como uno de los mejores centrocampistas del mundo, Pedri, si se mantiene sano, es uno de los grandes proyectos que ha sacado España en los últimos años, el daño de la ausencia de Gavi ya hace ver su importancia en el equipo y Frenkie de Jong fue capaz de maravillar a Europa. Ahora mismo, todos están jugando por debajo de sus posibilidades.
Un buen equipo es aquel que convierte varapalos en oportunidades. El que encuentra motivos en lugar de excusas. La marcha de Busquets el pasado verano, -sumada a la falta de nivel de su sustituto, Oriol Romeu- podía empujar a Xavi a construir un Barcelona muy dinámico, de intercambio de posiciones, de constante movimiento. Como, por ejemplo, lo son el Real Madrid, Atlético Madrid o el Girona. Por citar ejemplos.
Pero el actual Barcelona es la antítesis de eso. Los tres integrantes actuales del mediocampo -de Jong, Gundogan y Pedri- son futbolistas que se encuentran cómodos partiendo desde abajo y llegando arriba, moviéndose en el eje vertical. Pero en este Barça los que empiezan abajo se quedan abajo y los que están arriba no bajan nunca. No hay optimización. Solo se mueven en el eje horizontal.
Pedri disputando un partido con el Barcelona

Pedri disputando un partido con el BarcelonaGTRES

El ataque necesita movimiento

Como consecuencia de esa rigidez en el mediocampo, el equipo necesita arriba movimiento para no convertir las posesiones en un embudo. Por eso Ferran Torres, más allá de temas de nivel, viene siendo tan importante para el equipo: necesitan un jugador que esté constantemente dispuesto a desmarcarse, a moverse y a estirar la defensa rival.
El bajón en el rendimiento de Robert Lewandowski está pesando. No es solo que esté dejando de marcas todas las que antes anotaba, sino, y más grave porque lo otro puede ser simplemente una racha, que se mueve más lento, estorba a sus compañeros y perjudica los ataques.
Por esta causa, la convivencia en el modelo actual de Joao Félix y Lewandowski es realmente complicada. El portugués tampoco destaca por su activación sin balón, sino que le gusta recibirla al pie y generar a partir de ello. No hay nada malo de por sí en esa forma de jugar, pero junto al actual Lewandowski convierten las posesiones del equipo en una cárcel. El rival puede defender cómodamente hacia delante, limitar espacios, sin miedo a que les amenacen a la espalda porque nadie del Barça buscaría desmarques.

Caer en la precipitación

Sumados todos estos factores, la incapacidad de Xavi para crear un ecosistema para que sus futbolistas brillen, la caída de rendimientos individuales y las lesiones, el equipo ha sufrido una rápida regresión que les está costando la temporada.
Si antes se decía que el Barça la temporada pasada se benefició de una ausencia de presión, ahora la necesidad de resultados y la falta de respuestas dese el juego les está pasando por encima. El equipo ha dejado de hacer cosas que hacía bien para buscar asomarse rápidamente a la portería contraria, pero lo que rápido va rápido vuelve y, en ese intercambio de golpes, el Barça está saliendo siempre con las fichas negras en el tablero.
No hay nada más importante que la confianza en un deportista. Es capaz de crear y destruir como ninguna pizarra puede hacer. Y ahora el conjunto culé no tiene a ninguna pieza clave con la flechita hacia arriba, que sea capaz de revertir esta dinámica. Xavi dijo que, si no ganaba ningún título, abandonaría el equipo a final de curso. Las oportunidades son cada vez menores y el día a día no espera a nadie. Al Barça se le agota el tiempo para construir un sistema ganador. Tic tac.

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