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Luka Modric celebra el gol ante el Girona

Luka Modric celebra el gol ante el GironaEuropa Press

Modric desea renovar y jugar en el Real Madrid mientras el cuerpo se lo permita

Nacido en Zadar el 9 de septiembre de 1985, Luka Modric es un Virgo irreductible, incansable, irresistible. Ser un hijo de la guerra forjó su carácter. Esa dureza se ha casado con su grandiosa calidad técnica para convertirse en un futbolista de clase mundial. En el análisis interno de los sabios de este negocio se dice que nadie tiene tantos recursos para regatear por la derecha o por la izquierda, para tocarla de tacón e irse por detrás y para driblar con ambas piernas y superar la presión de tres contrarios. Es un espectáculo.

El espectáculo continúa camino de los 40 años. Cuando la mayoría de futbolistas no puede seguir en un grande porque el físico se lo impide, 'Lukita' ha roto la baraja y ha destrozado todas las apuestas. Sigue teniendo poderío para dirigir al campeón de Europa, al rey del fútbol de la última década, con seis Champions conquistadas en once años, un hito vivido por el croata en el césped.

Modric juega como los ángeles y su frescura actual es producto de la rotación que Ancelotti realiza con él. Ha disputado cuarenta partidos en esta campaña, casi todos, pero suma la mitad de los minutos, 1.801. No es titular fijo, pero juega siempre, unas veces en el once inicial y otras entrando en los segundos tiempos.

Otro rol en el equipo

Ese reparto de esfuerzos le permite competir sin acusar el desgaste que producen cuarenta partidos en el ecuador de la temporada. Y faltan otros treinta. Su fútbol es alegre, dinámico. Dirige el equipo. Ancelotti le saca siempre que quiere tener la pelota, aguantarla.

Fue difícil para Modric aceptar que ya no era titular fijo. Sucedió en la campaña anterior. Ya se había acabado el triunvirato que formaban Modric, Casemiro y Kroos, porque el brasileño se marchó al United tras ganar la Copa de Europa en 2022. Y fue el alemán quien llevó la batuta en solitario a partir de entonces. A su lado no estaba Modric. Valverde y Camavinga, o Tchouaméni, remataban un centro del campo más físico, más potente.

La llegada de Bellingham hace veinte meses complicó aún más su protagonismo. Fue duro para el croata ser suplente, el cuarto o quinto hombre de esa línea. Terminó aceptando su papel. El adiós de Kroos el verano pasado cambió su realidad. Modric ha tomado el testigo del germano. No es titular fijo, pero juega mucho más que el curso anterior. No hay mejor batuta que la suya.

¿Renovará un año más?

Su rendimiento es mejor que el del año pasado, porque tiene un papel más preponderante en el esquema de juego. Cuando Ancelotti desea controlar el partido llama a filas al croata. Unas veces para dominar en busca del gol y otras para dormir el balón con la ventaja en el marcador, con el fin de tenerlo y no sufrir. No hay nadie que retenga mejor la pelota que Luka.

Sus fintas superan cualquier escollo rival y sus pases medidos aseguran la posesión y que el esférico vuelva a las Botas del Balón de Oro. Porque todos se lo devuelven para que él decida el mejor centro, porque nadie centra mejor que él. Y su disparo es estratosférico. No marca demasiados goles, pero muchas veces ha salvado al equipo con su tiro colocado a una escuadra. Ancelotti le dice siempre que lo haga en cuanto vea la oportunidad. Chuta menos de lo que debiera, piensa el italiano.

Luka Modric, en el partido ante el Girona

Luka Modric, en el partido ante el GironaEuropa Press

Brillante por momentos, el quid de la cuestión es si continuará un año más en el Real Madrid. La dirección deportiva estudia al detalle su rendimiento y decidirá a final de curso.

Hemos escuchado durante estos meses versiones que decían que era la última campaña de Modric en el Real Madrid. Sus prestaciones son óptimas y lo inteligente es tomar la decisión en julio, una vez acabe el Mundial de Clubes. La postura del futbolista es clara. Quiere renovar. Desea continuar un año más. En realidad pretende seguir mientras el cuerpo aguante a este nivel competitivo.

Alimentación, entrenamiento y descanso

Muchos se preguntan las razones de la longevidad deportiva de 'Lukita', que es como le llama el vestuario. Vamos a dar la primera: 1,72 metros de altura y 66,3 kilos de peso. El croata pervive al máximo nivel porque es espartano en su cuidado físico. Modric sabe desde hace mucho tiempo, desde que entró en la treintena, que para mantenerse al más alto nivel debía realizar una alimentación acorde con su ADN, que lleva a cabo con los profesionales del club. Es estricto en su alimentación.

Junto a esta virtud se encuentra el descanso. Se acuesta pronto e intenta dormir siempre un mínimo de ocho horas. Y la tercera punta de su triángulo es la ejecución de un entrenamiento específico para conseguir su mejor rendimiento. Cuando observa que necesita una vuelta de tuerca se lo explica a Pintus y el preparador físico le pone a punto. Lo ha hecho en muchas ocasiones.

Jugará hasta el Mundial 2026

Vamos a hablar muy claro. Su selección siempre fue un capítulo complicado con el Real Madrid. Cuando era titular en el triunvirato inolvidable que formaba con Casemiro y Kroos se comentaba a nivel interno que su enorme protagonismo con la selección croata le desgastaba demasiado. Porque Modric es un ídolo nacional y lo jugaba todo.

Ahora, ese liderazgo con Croacia persiste, aunque ahora no disputa todos los minutos. Su seleccionador le regula, al igual que Ancelotti. Hay que dosificar para que rinda bien. El objetivo de Luka es llegar hasta el Mundial 2026 al frente de su país. No piensa renunciar antes a su equipo nacional.

Su futuro depende del Real Madrid

Está claro que Modric quiere continuar en el Real Madrid un año más. La cuestión es: ¿Si no renueva, colgará las botas y seguirá en el club, o jugará en otro sitio? El croata solo piensa ahora mismo en renovar. No se plantea otra cosa. Los resultados de final de temporada determinarán su porvenir. Es un joven con 39 años.

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