
Los jugadores del Real Madrid celebran un gol en Champions en el Bernabéu
Manual del Real Madrid para acongojar al Arsenal: tirar a puerta nada más sacar y dar la primera patada
Un Ancelotti caliente da una lección de carácter a sus hombres para que se dejen el alma y aprovechen el empuje de una afición que les apoyará con fe infinita en busca del milagro: «es aquí y ahora o nunca»
Va por Mario Vargas Llosa, el escritor elegante, inteligente, irrepetible, madridista, que definió el ambiente del Bernabéu en la Copa de Europa como una experiencia tan delirante como espiritual. Va por Leo Beenhakker, el entrenador que mereció ganar la Champions con la Quinta del Buitre y nunca pudo disfrutarla. Va por la afición, que marcó realmente los goles de Rodrygo y de Benzema en La Decimocuarta y los goles de Joselu en La Decimoquinta. Por esos seguidores que anotaron los goles decisivos en la consecución de las dos últimas Champions y ahora nos ayudarán en pos de este milagro.
Desde la cúpula del club a la plantilla, desde el cuerpo técnico a los ayudantes del equipo, desde los médicos a los utilleros, desde los readaptadores a los fisioterapeutas, todo el Real Madrid está inmerso en la consecución de la remontada con una dedicación extrema que se basa en el convencimiento. Conseguir tres goles para equilibrar la eliminatoria frente al Arsenal exige una demostración de carácter. «No pensamos en hacer cuatro, hay que a marcar tres y ya hablaremos en la prórroga». El entrenador ha sido el primero en sacar su carácter con el fin de enardecer a los futbolistas.
Lo que ha hecho Ancelotti es decirles que durante toda la temporada no le han hecho caso. Los futbolistas saben muy bien que para ganar hay que realizar el esfuerzo defensivo que les ha dado las dos últimas Champions. Un sacrificio destructivo que no han ejecutado esta temporada. Será por desgaste, por cansancio, por la plaga de lesiones, pero la verdad es que los blancos han sufrido muchos goles porque no han llevado a cabo el sistema de presión y robo que les llevó a las grandes victorias.
El italiano les ha pedido que lo hagan frente al Arsenal. Y les ha dado un argumento extraordinario indiscutible: «Si se puede conseguir la remontada es en esta situación ideal, con un público que lo da todo, con una afición que marca el primer gol, con unos seguidores que desconcentran al rival; el Bernabéu es un estadio único para conseguir el objetivo. Es aquí y ahora o nunca».
La estrategia ambiental y futbolística
Los jugadores han escuchado a su jefe sin hablar porque saben que tiene razón. Le han fallado. Le han puesto a los pies de los caballos al no responder en la reciente visita al Arsenal. Este miércoles tienen la oportunidad de solucionar el problema. Es su última oportunidad. «Solo en el ambiente del Bernabéu podemos conseguir este milagro y debemos aprovechar el apoyo incondicional de estos 80.000 aficionados que vienen a vernos para lograr la proeza. No podemos decepcionarles. El ambiente es el idóneo, único. No podemos pedir más. Está en nuestras manos», reflexiona el vestuario.
Carvajal, Lucas Vázquez, los canteranos, los veteranos del lugar, han hablado para realizar en el partido las cosas que el Real Madrid siempre ha ejecutado y que le permitieron alcanzar las gestas. Son cosas que 'Carlo' y muchos futbolistas han vivido y que ahora hay que hacerlas desde el primer minuto. Lo más importante es acongojar al rival desde el pitido inicial ¿Cómo? Lean el Manual del Real Madrid.

Ancelotti y Bellingham en el Bernabéu
La estrategia del Real Madrid es clara. Hay que asustar al enemigo desde que comienza el partido. Hay que desordenarle. Hay que desconcentrarle. No hay que dejarle pensar. Eso se hace rompiendo los moldes del fútbol. Lo primero que hará el conjunto blanco es disparar a puerta en cuanto tenga el balón. La orden es solicitar sacar de centro en el estreno del encuentro. Si el sorteo arbitral lo permite, hay que sacar. Y nada más sacar Mbappé, enviará el balón a su espalda para que Valverde lance el primer disparo. Si el Arsenal pide sacar, hay que buscar el robo de balón y nada más tenerlo comenzar una jugada de ataque que termine en remate. Todo rápido, raudo, sin pasecitos. Echar al oponente atrás. Que no pueda desplegarse en el centro del campo. Encerrado no juega, solo defiende.
La siguiente premisa es dar la primera patada. Demostrar que se va a por todas, entrar con dureza, con decisión. Amilanar al contrario en el césped, que el público ya se encargará de acogotar al enemigo desde la grada. Este arrojo físico se sumará a los cánticos del público y al primer disparo a puerta con el fin de echar atrás al adversario, de no permitirle tener el balón ni dormirlo.
Fútbol directo, remates constantes
El Real Madrid necesita tres goles y no debe permitir que el partido se juegue al toquecito con balones rasos que permitan que el Arsenal controle y ordene. No. Esta vez prima más que nunca el fútbol directo, los pases medidos de Asensio y de Bellingham para que Mbappé, Vinicius y Rodrygo disparen. El propio Bellingham también tiene que sacar su tiro a puerta. Y Valverde debe probarlo en cuanto pueda. Los disparos constantes desconcentran al rival porque el partido se transforma en un constante tiro a puerta y despeje. Hay que forzar saques de esquina, encerrar al contrario. Acongojar. Tumbar.
Bellingham lo vivió la temporada pasada en la Copa de Europa y lo ha dicho por experiencia, por esa sabiduría que los veteranos han vivido durante años. El Real Madrid debe buscar un partido loco, debe romper las pautas, porque el juego enloquecido desarbola el ritmo ordenado que deseará imponer el Arsenal. Hay que provocar un duelo de ruleta rusa, de ida y vuelta, porque esa locura hace perder el control mental, desconcentra a los futbolistas. Ese enloquecimiento es el camino para conseguir los tres goles. Hay un lema del manual histórico del madridismo: la serenidad es enemiga de la gesta.
Todos los grandes han caído
Dicen que Iker Jiménez lleva varios días en el Bernabéu observando si hay influencias extraterrestres que transforman el Bernabéu en una nave espacial, cerrada por el techo retráctil, que paraliza a los visitantes por falta de oxígeno o por la respiración de partículas cuasi de brujería gallega, que Lucas Vázquez, el capitán, sabe mucho de ello.
Los vídeos que el Real Madrid pone a sus jugadores lo demuestran con evidencia. El primer gol de Benzema al PSG en el Bernabéu hace tres años dejó paralizados a Neymar, a Messi y a todos sus compañeros, que recibieron tres tantos en contra en nueve minutos. Parecía que los blancos se enfrentaban a muñecos de trapo. Semanas después, Rodrygo anotó dos goles al Manchester City de Guardiola en dos minutos y casi marca el tercero en la jugada siguiente. Hace once meses, Joselu firmó los dos tantos al Bayern en cuatro minutos y provocó el fallo de Neuer, el guardameta alemán, hasta entonces infalible.
Eso solo lo provoca el público del Bernabéu, que en épocas anteriores y sin techo retráctil también maniató mentalmente a los jugadores del Wolfsburgo, del Inter en dos ocasiones, del Borussia Moenchegladbach, del Anderlecht, del Celtic, del Derby County, en aquel estadio donde entraban ciento diez mil espectadores.
Mbappé solo piensa en hacer tres goles
Hemos dejado para el final un capítulo importante. Desde que Mbappé fue expulsado en Vitoria se ha realizado una labor psicológica con el futbolista para que olvide todos los ataques que está sufriendo y se centre en lo más importante que es marcar tres veces al Arsenal. Kylian pidió perdón personalmente a Blanco y todo quedó saldado. La prensa antimadridista ha caldeado la situación desde entonces para menospreciar humanamente al futbolista y que se desconcentre. No criticaron con esa fiereza cuando Romero casi le parte la pierna al francés en campo españolista. Es el problema de los medios de hoy, que son juez y parte, tienen colores.
Desde la cúpula del club hasta Ancelotti, todos han hablado con la estrella. Debe concentrarse en lo suyo, que es demostrar que es el mejor. Y esta noche tiene otra ocasión. El entrenador y sus propios compañeros le han dicho que es el número uno y que debe plasmarlo hoy en el Bernabéu. Esta noche es una final especial para él y para el equipo. Es el momento de decir quién es y quiénes son. Habrá ochenta mil gargantas animándoles. Si consiguen el milagro, escribirán otra página para la historia del club más legendario del mundo.

Kylian Mbappé celebra un gol esta temporada
El francés lo sabe. Es la hora. Operación: Overloord. Clave: Enigma. Santo y seña: tres, cero, remontar. Hora del ataque: las 21. Concentración de fuerzas: Sagrados Corazones. Primer disparo: primer segundo. Estrategia: la locura del Bernabéu.