Marcos Llorente, junto a Pablo Barrios en un entrenamiento de la selección española
Marcos Llorente, una influencia en la selección: todos los jugadores que imitan sus polémicas prácticas
El jugador del Atlético de Madrid está dando que hablar por sus teorías sobre la salud, muchas de ellas discutidas por médicos
Las rutinas más llamativas de Llorente, el jugador más peculiar de la selección: «No enciendo la luz en casa»
Quizás hay mucha gente que no lo sepa, pero el gran objetivo de Marcos Llorente con todo este tipo de prácticas que comparte en sus redes sociales es llegar a los 100 años de vida. El propio futbolista ha reconocido que le gusta más hablar «de salud que de fútbol» y su mayor interés en estos momentos es conocer lo máximo posible sobre bienestar para intentar estar perfecto por dentro. «Lo que se ve por fuera es una consecuencia», admite en referencia a sus abdominales.
Y es que el jugador del Atlético de Madrid, que en esta ventana de selecciones ha ido convocado con España, suele compartir sus hábitos en redes sociales y en algunas entrevistas. Precisamente por eso se ha convertido nuevamente en noticia, pues ha sido el más solicitado por los medios de comunicación para hablar más de salud que de fútbol y ha contado sus rutinas provocando todo tipo de reacciones. Desde quienes le aplauden a los que le critican.
Dieta del paleolítico, café con dos cucharadas de mantequilla, gafas amarillas o rojas para estar en interiores (dependiendo de la hora), nada de gafas en exteriores, luz infrarroja en casa y no blanca, velas en caso de que no haya el tipo de luz que utiliza, paseos sin camiseta cualquier día del año o exposición constante al sol. Todo este tipo de cosas son las que hace Marcos Llorente en su día a día y por ellas ha recibido críticas de infinidad de médicos.
Sin embargo, Llorente sigue adelante con su plan, y afirma que lee mucho y se informa sobre cada cosa que hace y considera que le están «funcionando» y que «las dice la biología». De ahí que no tenga interés de dejar ninguna y además aconseje a los compañeros que se lo piden, pues la realidad es que cada vez son más jugadores los que imitan sus prácticas.
Sus compañeros le siguen
Desde joven, Marcos Llorente ha sido un obsesionado de la salud y en el año que pasó cedido en el Deportivo Alavés ya convenció a Ibai Gómez. «Le admiro por compartir un pensamiento absolutamente diferente al que tiene la mayoría de la sociedad», reconoció el exfutbolista y que ahora es entrenador y comparte estos hábitos con sus jugadores. Más adeptos a la causa. «Son ellos los que al final se van enganchando, porque no les obligamos nunca», aseguró.
También el jugador del Getafe, Luis Milla, ha reconocido utilizar estas prácticas para cuidar su salud y confesó que era «un ejemplo» para él. De hecho, el centrocampista de 31 años también se ha abonado a la teoría de los chemtrails, es decir, las estelas de los aviones que indignan a Llorente. «Yo antes no veía cielos así y me gustaría que me lo expliquen», dijo hace unos días el canterano del Real Madrid y actual jugador del Atlético de Madrid.
Marcos Llorente, en una entrevista con la COPE con sus gafas de lentes amarillas
Sus prácticas también han calado en la selección española y ya se ha visto a jugadores como Alejandro Grimaldo o Aymeric Laporte con sus gafas. También se ha visto a Koke, capitán del Atlético y que antes era un fijo con España, con esas gafas, por lo que está influyendo tanto en el equipo rojiblanco como en España. El último en sumarse a la lista ha sido Pablo Barrios, tal y como ha reconocido en una entrevista con Ok Diario.
«No suelo meterme en esos temas, pero sí, yo también me pongo las gafas. Comparto mucho lo que dice Llorente. No soy tan como él, que le gusta mucho el tema como ya sabéis, pero comparto mucho de las cosas que dice. En el Atlético hay muchos que han empezado a hacer cosas por culpa suya. No voy a decir nombres, pero yo me incluyo. He cambiado hábitos de mi vida gracias a él porque he visto que funcionan», reconoció, dejando claro que Llorente está marcando tendencia y que en la mano de cada uno está el pensar si tiene razón o sus prácticas son peligrosas.