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Xabi Alonso y Kylian Mbappé abrazados tras un partido

Xabi Alonso y Kylian Mbappé abrazados tras un partidoEuropa Press

La intrahistoria del golpe sobre la mesa en Bilbao: la comunión entre Mbappé y Xabi, la clave de la reacción

El fútbol es un estado de ánimo. Si el profesional se lo cree, puede alcanzar lo impensable. Esa ha sido la tónica legendaria del Real Madrid, alimentada por los propios futbolistas y traspasada durante generaciones. Pero si el jugador entra en el bucle negativo de la desconfianza con lo que se hace cambia todo. Esa ambivalencia la hemos vivido durante estos meses en la casa blanca. Del «todo es posible» en la victoria sobre el Barcelona al ambiente negacionista sufrido en Vallecas, Elche y Gerona. Por qué sí en San Mamés y por qué no en las tres salidas anteriores.

Es la pregunta que se hacen dentro y fuera del Real Madrid. Todo es cuestión de mentalidad, de actitud positiva, de potenciar las cosas que se hacen bien y de minimizar las que salen mal. De elogiar lo bueno y no resaltar lo que nos separa. Valverde, el capitán, confirmó algunas de las razones de este cambio sideral. El barco no podía seguir así, sin rumbo. Todos debían ayudar al timonel, Mbappé, y al capitán de la nave, Xabi Alonso. Hubo reunión de los jugadores del Real Madrid para dar un golpe sobre la mesa y marcar un punto de inflexión.

Hablaron de la necesidad, de la obligación, de la «exigencia», de jugar con disciplina y «concentración» para revertir la situación. Los líderes de la cocina blanca subrayaron que si estaban coordinados tácticamente en el campo no les marcarían antes y no tendrían que ir a remolque. Así se hizo. El conjunto madrileño dominó, mandó e impuso su clase sin dejar respirar al adversario. Valverde recordó sutilmente que por fin todos defendieron y atacaron a la vez. El uruguayo relató esa verdad para marcar la diferencia. Jugaron como equipo. Por fin. Y la pregunta del millón continuaba siendo por qué no lo hicieron antes.

Hay una clave de este cambio general. La comunión entre Kylian Mbappé y Xabi Alonso. El mejor jugador del mundo ha sido el valedor del entrenador. El francés siempre defendió al técnico porque considera que es muy válido. El goleador quería que todo el grupo apoyara al guipuzcoano porque opina que está preparado para dirigir al Real Madrid. Pudo estar verde al principio, cometió errores de novato en un gran equipo. ¿Quién no comete fallos de novatada? Pero son fáciles de corregir.

Mbappé comprobó que el tolosarra es un entrenador moderno, con la ilusión bárbara por triunfar. La ilusión de tener cuarenta años y dirigir al mejor club del planeta. El parisino sigue pensando que es el hombre ideal para llevar la nave. Es joven, ha sido futbolista de élite y ha triunfado en Alemania con el Leverkusen. Estamos en el mismo barco, dijo Kylian. Y el vestuario se subió al barco.

Xabi Alonso y Kylian Mbappé, durante el Real Madrid - Villarreal

Xabi Alonso y Kylian Mbappé, durante un partido en el BernabéuEuropa Press

Los propios jugadores demostraron que era cuestión de actitud. De olvidarse de los aspectos negativos y de coger el toro por los cuernos en el césped. Porque los futbolistas sabían que todo dependía de ellos.

Dialogaron con Alonso durante días y todos dijeron dónde querían jugar. Y el vasco los colocó como querían. Un centro del campo con cuatro hombres. Camavinga como doble pivote al lado de Tchouaméni. Valverde de interior derecha y Bellingham de interior izquierda con libertad de movimientos por todos los sitios. Enorme el inglés con esa amplitud de campo.

Ancelotti y Del Bosque siempre dijeron que los entrenadores pueden colocar a los futbolistas donde mejor rinden, pero al final todo depende de ellos. Los títulos los ganan ellos con sus decisiones en la hierba. Un técnico da directrices, no juega. Nadie le dice a Mbappé cuando tiene que disparar. Si ellos quieren, pueden.

Un once tipo para la temporada

La alineación y la disposición táctica que vimos en San Mamés puede ser el once tipo para todo el curso. Militao y Rüdiger de centrales y Huijsen rotando con el alemán y Asencio rotando con el brasileño. Güler como relevo de Camavinga. Fran García como sustituto de Carreras.

Ese cuarteto centrocampista de fuerza va a ser básico en los grandes partidos. Los dos puntas son dos de los cuatro mejores futbolistas del mundo y son intocables. Mbappé es el número uno indiscutible. Suma 55 goles en el año natural 2025 y quiere superar la plusmarca de Cristiano en el club, 59 tantos en un año natural. Lo va a lograr. A este nivel de calidad, si ellos quieren, ellos pueden. El francés siempre quiere. Es la diferencia. Siempre ha sido el valedor del entrenador. Y todos deben secundarle. El líder lo dice y hay que seguirle.

Los diálogos de Alonso con sus pupilos han sido muy fructíferos. El técnico fue probando cosas y ya ha montado el campamento base de su esquema. Tiene seis hombres que forman su pasillo de seguridad. Su columna vertebral. Son los intocables.

Courtois, el mejor guardameta de la historia, es el puntal de esta línea transversal de confianza en el quehacer del equipo. Militao es el defensa indestructible que potencia esa seguridad defensiva. Valverde y Bellingham son los mediocampistas que definen la voluntad positiva del conjunto basada en «querer es poder». Mbappé y Vinicius son el dueto letal de la fabricación del gol y del gol en sí mismo. Los seis forman el árbol genealógico de este Real Madrid. Definen la identificación de este grupo. La idiosincrasia del Real Madrid de Alonso.

El fútbol es un estado de ánimo. Hay un cambio mental en los jugadores. La charla conjunta dio resultados. Unión, compromiso de todos. Ahora vienen los partidos frente al Celta, el City, el Sevilla, el Betis y el Atlético en la Supercopa de España. Alonso pretende que este Real Madrid bien cimentado y definido tome velocidad de crucero. Bellingham está en su sitio. Valverde mejora su nivel. Vinicius se siente bien. Y Mbappé realiza la mejor campaña de su vida, que es mucho decir en un campeón del mundo. Es la hora de todos. De Xabi.

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