El Real Madrid se sobrepone a todas las adversidades y respira en Champions

Ganar era una obligación y el Real Madrid pocas veces falla en las grandes citas, menos si se trata de la Champions League, la competición con la que tiene una historia de amor. Se jugaban la vida los de Carlo Ancelotti y aunque por momentos pareció que iba a ser otra noche de pesadillas, tuvieron la efectividad necesaria para tumbar a una Atalanta enrachada (2-3) y coger oxigeno.

Contra las lesiones, contra el árbitro, contra el ambiente hostil y contra lo que hiciera falta. El Real Madrid aguantó el tipo ante uno de los equipos más en forma de Europa y encarrila su pase a la siguiente ronda. Entrar entre los ocho mejores está complicado, pero todavía es posible. Aunque después de lo sufrido este martes, eso parece lo de menos.

Bérgamo fue una caldera desde una hora antes de empezar el duelo. Sabían los aficionados de la Atalanta que el Real Madrid llegaba escaso de efectivos y muy necesitado por su situación en la Champions y trató de intimidar a los jugadores del rey de Europa. No le salió demasiado bien y los blancos salieron en tromba y decididos a hacer el primero cuanto antes aprovechando que los de Gasperini suelen dejar espacios.

Ni un minuto tardó Mbappé en tener la primera –en fuera de juego no señalado– pero lo repelió bien Carnesecchi achicando espacios. Respondió Lookman al instante para dejar claro que este iba a ser un partido a cara de perro y de máxima intensidad. Después la tuvo Valverde de falta y el duelo tuvo constantes ocasiones en sus primeros compases hasta que llegó Mbappé y en un toque hizo bueno un pase de Brahim para plantarse solo y hacer el primero.

La lesión de Mbappé

Poco le duró la alegría a Kylian, que en seguida notó molestias musculares y se tuvo que ir probando hasta que en el minuto 35 no pudo más y se echó al verde para ser sustituido por Rodrygo. Antes el francés había perdonado el segundo en un mano a mano que quizás remató antes de tiempo y también había tenido la Atalanta el empate pero lo evitaron Rüdiger y Courtois. Además, el central alemán tuvo después la opción de aumentar distancias con un cabezazo que se le marchó desviado.

No obstante, la iniciativa era de los italianos y el Madrid aguantaba cuando podía y llegó a acariciar el irse con ventaja al descanso. Sin embargo, un último ataque de la Atalanta, una cabalgada de Kolasinac que se internó en el área terminó en un discutido penalti de Tchouaméni que convirtió Charles De Ketelaere para devolver la igualada.

Se fue muy tocado el vigente campeón de Europa al vestuario, con una de sus estrellas lesionada y un 'penaltito' señalado en contra, pero el Madrid siempre es el Madrid. Da igual lo hecho polvo que pueda estar que en dos chispazos puede cambiarlo todo y así hizo. Un error de la zaga negriazul que dejó a Vinicius solo delante del portero sirvió al brasileño para devolver la ventaja a los suyos. Un gol en un momento clave, porque la Atalanta estaba atacando más y dominaba el choque.

El tanto hizo que llegaran los minutos fantásticos para el Real Madrid y un balón largo, porque hoy tocaba tener poco balón, lo cazó Bellingham –el mejor del partido– y se inventó un gol él solo, peleando a muerte la pelota y lanzando un zapatazo con su pierna izquierda para sentenciar el partido... o eso parecía porque la Atalanta no se rindió en ningún momento.

Fútbol de ataque

Si algo tiene la Atalanta de Gasperini es que ofensivamente es una máquina perfecta. No defiende bien pero arriba ataca con todo y puede hacer gol en cualquier momento. Un latigazo de Lookman a falta de media hora le añadió picante al partido. Demasiado, pensará Ancelotti.

Los italianos siempre creyeron en sus opciones y las tuvieron de todos los colores antes y después de recortar distancias. Lo salvó Courtois, como casi siempre, y también la suerte necesaria para este tipo de partidos. Retegui tuvo dos, una en el descuento sin portero y a escasos metros de la portería, pero estas son las noches donde termina riendo el Real Madrid. Tres puntos más y un sufrimiento tremendo.