El Barça funde al Dortmund con su enésima exhibición del curso y encarrila el pase a semifinales

El Barça quiere ganar esta Champions. Se siente capaz de ello, juega como los ángeles, todos reman en la misma dirección y, salvo cataclismo impensable, volverá a disputar las semifinales de la máxima competición europea seis años después. El equipo de Flick dejó encarrilada la eliminatoria frente al Dortmund con un doblete de Lewandowski, un gol de Raphinha y otro de Lamine y afrontará con total tranquilidad la vuelta en el Signal Iduna Park (4-0).

El Barça saltó al césped de Montjuic con su once de gala, con 11 guerreros dispuestos a dejar resuelta la eliminatoria en casa y ante su gente. Enfrente estaba el Borussia Dortmund, un rival que no está teniendo una temporada sencilla en la Bundesliga, pero igualmente peligroso. Había que jugar el partido.

El equipo de Hansi Flick arrancó el encuentro con las ideas claras y con su característico juego ofensivo, eso que tanto le ha dado a lo largo de esta temporada. Lamine, Raphinha y compañía salieron con su chispa habitual, se plantaron en el área del conjunto borusser con muy pocos pases e hicieron trabajar a Kobel, el portero, uno de los grandes líderes del equipo alemán y, por ende, uno de los mejores guardametas del mundo.

Las llegadas barcelonistas eran continuas. La sensación de peligro era una realidad y que el marcador siguiera reflejando el 0-0 era un tanto milagroso. El Barça se estaba mereciendo el gol, tenía el partido justo donde quería y sabía que el 1-0 iba a caer en cualquier momento.

Ese primer tanto llegó en el ecuador de la primera mitad. Fermín sacó una falta lateral desde la derecha, colgó un balón algo pasado que peinó Iñigo Martínez y envió al área. El esférico le cayó a Cubarsí, que disparó como pudo, y Raphinha metió el pie para enviar el cuero al fondo de la red. El VAR revisó la acción, pero la posición del brasileño era legal.

El gol le sentó bien al Barcelona y se fue a por más. Mientras tanto, el Dortmund lo intentaba tímidamente, pero no lograba generar ocasiones reales de peligro. Szczesny estaba teniendo una primera mitad bastante plácida y eso era algo realmente positivo para él. Sin embargo, en el tramo final de la primera mitad el equipo alemán apretó algo más, estuvo cerca de igualar antes del descanso y el Barça empezó a mirar al reloj para poder irse con ventaja al vestuario.

Fiesta en Montjuic

La segunda mitad arrancó con un único cambio en el Borussia Dortmund. Kovac decidió dejar en el banquillo a Adeyemi, que tenía amarilla, para dar entrada a Beier, un delantero algo más móvil y capaz de generar ocasiones de peligro.

Esa era la apuesta del Dortmund. No obstante, esa idea se esfumó cual azucarillo porque tres minutos después del inicio de la segunda mitad el Barça logró doblar su renta. Lamine recibió un balón en banda derecha, levantó la cabeza, colgó un centro al área que tocó Raphinha con la cabeza hacia el otro lado y Lewandowski mandó la pelota a la red. El polaco cumplió con la ley del ex.

Si con 1-0 el partido estaba abierto, con 2-0 la historia se puso algo más cuesta arriba. El Dortmund estaba obligado a marcar y el Barça quería encarrilar la eliminatoria lo antes posible y así evitar problemas innecesarios que le llevaran a hacer sobreesfuerzos.

El querer dejar sentenciada la eliminatoria hizo que el Barça se fuera a asediar (una vez más) a Kobel. El guardameta suizo estaba manteniendo con vida al Dortmund y sacó alguna que otra mano milagrosa que fue celebrada a lo grande por la defensa del conjunto alemán.

El problema es que Kobel no iba a poder con todo y al borde del minuto 70, Lewandowski marcó su doblete particular y dejó aún más tocado al Dortmund. El polaco aprovechó un pase perfecto de Fermín desde la derecha y golpeó con potencia un balón que, efectivamente, Kobel no pudo parar.

La fiesta en Montjuic era total y el Barça quería seguir haciendo sangre. Todavía faltaba por llegar el gol de Lamine, que estaba firmando una segunda parte fabulosa y logró irse del partido con su tanto. El extremo aprovechó un gran pase de Raphinha y cruzó el balón para batir a un Kobel que ya había tirado la toalla. Fue entonces cuando el Dortmund pidió la hora. Y, por suerte, para los alemanes, el encuentro acabó 4-0.