Dani Olmo, en un partido con el Barcelona esta temporada
El peligroso precedente que ha sentado el Gobierno en su empeño de ayudar al Barça en el escandaloso caso Olmo
Dani Olmo ya sabe que cuenta con ficha para acabar la temporada sobre el césped, pero su tema abre el debate sobre la igualdad en la competición
Clasicazo: Rubiales y Piqué se lo vendían a los árabes
Es más que evidente que al Gobierno de España no le interesaba en absoluto que el caso Dani Olmo pudiese acabar mal para los intereses del FC Barcelona. Al final, las cosas como son, Pedro Sánchez es presidente del Gobierno gracias a Cataluña, no solo por el apoyo de ERC y Junts, sino también por la fuerza que tiene ahí el PSC, que en las elecciones generales de julio de 2023 logró 19 escaños.
Puede parecer una cosa sin importancia, pero todo esto es de gran relevancia. El caso Dani Olmo se ha terminado convirtiendo en un asunto político donde el Gobierno ha buscado salir lo menos perjudicado posible. Además, lo tenía fácil, pues mantiene un enfrentamiento constante con LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por lo que era fallar de manera contraria a los intereses de sus dos enemigos. Asunto sencillo.
El caso es que esta resolución del CSD, presidido por el exministro de Deportes José Manuel Rodríguez Uribes, sienta un precedente peligrosísimo y se carga el principal valor de la competición: su integridad, pues debe ser igual para todos y en esta ocasión no lo es. El Barcelona, guste o no, está compitiendo con ventaja porque incumplió las normas financieras y aun así el Gobierno le ha rescatado.
LaLiga recurrirá a la justicia ordinaria, que fue la primera vía utilizada por el Barcelona para intentar la reinscripción de Olmo y no le salió bien. Por tanto, la patronal no da la batalla por perdida porque además considera que la resolución del CSD no especifica nada. «El CSD no menciona qué órgano de la RFEF o LaLiga sería competente en materia de visados previos y licencias. Las licencias de los dos jugadores expiraron de forma automática el día 31 de diciembre de 2024», explica LaLiga en su comunicado.
Difícil explicación
La realidad de todo esto es que el CSD no entra a valorar nada porque cualquier cosa en la que entrara provocaba que cayesen las fichas de Dani Olmo y Pau Víctor. Todo indicaba que las licencias debían anularse, pero el órgano gubernamental ha encontrado en la comisión de seguimiento del convenio de coordinación RFEF-LaLiga, con fecha 4 de enero de 2025, la manera perfecta para argumentar su resolución. Considera que dicha comisión es nula de pleno derecho y, por tanto, anula la decisión que se tomó ahí. Ahora bien, la cosa es que ese día no fue cuando se acordó que Olmo y Víctor se quedaban sin ficha.
De hecho, esto nunca se acordó, simplemente ocurrió. Hay que recordar que los dos jugadores azulgranas pudieron ser inscritos por la lesión de larga duración de Andreas Christensen. El danés cayó lesionado en agosto –todavía sigue sin jugar– y ahí Laporta encontró hueco para meter las fichas de Olmo y Víctor sin superar el límite salarial. La cosa es que solo hasta el 31 de diciembre. Esa fecha pasó, no hubo movimientos económicos y sus fichas cayeron. Fin de la historia para RFEF y LaLiga, pero no para el CSD, que ha sido el salvavidas del presidente del Barça.
Pau Víctor, en un partido con el Barcelona esta temporada
Y es que en enero se pedía la cabeza de Joan Laporta hasta que el Barcelona ganó la Supercopa de España y además logró la cautelarísima del CSD. Se libró el presidente azulgrana, pero lo ha hecho gracias al tiro en el pie que se ha pegado el órgano gubernamental, cuya reputación queda por los suelos. Nunca antes había entrado en un caso así como bien saben Pedro León, Gabri Veiga o Pierre-Emerick Aubameyang. Si no se cumplían las normas no había inscripción, pero esto ahora ha cambiado seguramente por tratarse del Barcelona.