Lamine Yamal resuelve la Liga y el Barça es el nuevo campeón

La Liga Española ya tiene campeón: el FC Barcelona. Los hombres de Hansi Flick no partían como favoritos, pero con su propuesta de fútbol ofensivo se han convertido en el mejor equipo, y también el más regular, del campeonato. Como si fuese cosa del destino, volvieron a ganar el título en el lugar donde lo hicieron hace dos años, el RCDE Stadium, la casa del eterno rival, tras ganar al Espanyol por 0-2.

En aquella Liga, con Xavi Hernández en el banquillo, el nombre propio fue el veterano Robert Lewandowski. Esta vez el héroe ha sido Lamine Yamal, un talento generacional que, a sus 17 años, tiene todo para ser el mejor jugador del mundo durante más de una década. Es ya el líder del Barça y esta noche ha sabido sufrir como quien lleva años en el fútbol profesional y ha sido la referencia ofensiva de un Barcelona gris pero que aun así ha hecho los deberes y ya es campeón. Doblete.

Comenzó el partido con la afición españolista y los jugadores de ambos equipos algo fríos. Minutos antes se había conocido el atropello masivo en los aledaños del RCDE Stadium y gran parte de la grada pedía la suspensión del encuentro. No fue así, ni siquiera se barajó, porque solo había heridos leves, aunque también siete ambulancias desplazadas al lugar. El fútbol no paró y había una Liga en juego.

Notó el Barcelona lo que había en juego nada más echó a rodar el balón y el Espanyol estaba más cómodo sobre el césped. Convencido de lo que debía hacer y con el deseo de certificar su permanencia en Primera División y ya de paso amargar el alirón del eterno rival. La tuvo Urko nada más empezar en un mano a mano, pero su disparo se marchó demasiado cruzado y desperdició una ocasión clarísima.

El Barça, sin ideas

Esta oportunidad fue la confirmación de que el Espanyol estaba más enchufado, pues Puado también mandó un aviso con un disparo de primeras mientras que la única del Barça fue un tímido disparo de Lewandowski que se marchó fuera. Siguió insistiendo el Espanyol y Szczesny se tuvo que vestir de héroe para evitar el primer tanto perico. Un mano a mano de Puado, el más activo en la parcela ofensiva, lo repelió el guardameta polaco con un paradón yendo al suelo.

Fue la más clara de una primera parte que fue perdiendo intensidad y que murió con otro intento complicado de Lewandowski, esta vez con una volea sin apenas ángulo y que aun así estuvo cerca de mandarla a guardar. No cogió portería, pero fue un aviso de que el Barça subiría una marcha en la segunda mitad. El partido lo merecía.

Elevó el nivel el Barça, como era de esperar, decidido a cerrar ya la Liga y no complicarse más de la cuenta. Avisó nada más volver de vestuarios Eric García con un gran centro que no cazó Raphinha por poco y los culés fueron cogiendo la batuta del partido. Aun así, tuvo que ser Lamine Yamal, en la temporada de su confirmación, el que se inventara una jugada solo al alcance de unos pocos para sacarse un zurdazo a la escuadra y ponerla imposible para Joan García.

Un gol de otro planeta que dio la tranquilidad necesaria al Barcelona en uno de esos días donde el fútbol colectivo no brilla. Lo sabía Hansi Flick que, raro en él, mandó a los suyos dormir el partido con la posesión para que fuese pasando el tiempo sin que ocurriesen demasiadas cosas. Por su parte el Espanyol trataba de reactivar el choque, pero los minutos pasaban y juego se veía poco.

Expulsión a Cabrera

Nada ocurría sobre el césped más allá de la garra del Espanyol por intentar hacer un gol. Se veía más ímpetu que fútbol y fue una pérdida de papeles de Leandro Cabrera la que agitó el árbol. En una carrera de Lamine Yamal hacia ningún lado, el central uruguayo se desentendió del balón y sacó el codo a pasear. No apreció la agresión en directo Soto Grado, pero el VAR le mandó a revisarla y le terminó mostrando la roja.

Parecía el final del Espanyol, pero curiosamente les sirvió para sacar las últimas energías y meter presión a la portería azulgrana. Ahí se jugaron los últimos minutos hasta que llegó Fermín para hacer el de la sentencia y celebrar el gol que marcó en el clásico pero que finalmente se anuló. El Barça es campeón y la salvación del Espanyol tendrá que esperar.