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El saludo entre dos enemigos en el mundo del fútbol: Javier Tebas y Joan Laporta

Javier Tebas y Joan Laporta se saludan en una Asamblea de LaLigaEFE

El fracaso del plan Miami hunde la economía del Barça, que sigue sin abrir el Camp Nou

Las cuentas del FC Barcelona llevan más de cinco años en números rojos. El equipo azulgrana, diga lo que diga Joan Laporta, está en una situación delicadísima y todos los fichajes que han hecho tienen su truco. O ha activado alguna de las famosas palancas o todavía no los ha terminado de pagar, como son los casos de Koundé y Lewandowski. Es una huida hacia delante constante y en numerosas ocasiones se encuentran obstáculos inesperados.

Ahora, el Barça se acaba de chocar con uno de ellos y seguramente en el peor momento posible para el presidente azulgrana: las elecciones están a la vuelta de la esquina y, pese a que lo tiene relativamente fácil para salir reelegido, cualquier fallo de cálculo le puede pasar factura. De ahí el miedo que hay ahora mismo en Can Barça por el fracaso del plan Miami que tenía ya LaLiga prácticamente cerrado. Relevent lo ha cancelado viendo la poca gracia que hacía en España la idea.

Lo que es una victoria para la mayoría del fútbol español, que se garantiza un año más tener la Liga Española al completo en su país, sin partidos que adulteren la competición, ha sido un fracaso para Javier Tebas y también para Joan Laporta. Guste o no, la realidad es que el Barcelona necesitaba ese partido para cuadrar sus cuentas y el «no» de Relevent le ha trastocado los planes.

Laporta se ha convertido desde hace años en un malabarista con la economía del Barcelona, pero un malabarista muy optimista. Creía el mandatario azulgrana que para estas fechas el club ya se encontraría en la regla 1:1 del fair play financiero de LaLiga y que el primer equipo ya estaría de vuelta en el Camp Nou. Ni la una ni la otra, lo que es una demostración de cómo está la situación y un nuevo golpe a las cuentas de la entidad.

El dinero que deja de ganar el Barça

Insistió tanto Laporta en jugar en Miami –pese a que los jugadores no querían– porque vio en ese partido la manera de salvar otro momento complicado. La no vuelta al Camp Nou y el hecho de jugar dos partidos en el Johan Cruyff destrozó la recaudación del equipo y la idea para paliarlo era el encuentro en Estados Unidos. Lo veían como una ocasión estratégica para reforzar su marca en el mercado norteamericano, con importantes implicaciones económicas y de imagen.

Para empezar, se estimaba que Relevent iba a pagar alrededor de cinco o seis millones al Barcelona solo por disputar el duelo en el Hard Rock Stadium. No era una cantidad fija, pero esas eran las cifras aproximadas que manejaban en Can Barça. El partido iba a ser un éxito porque la preventa llevaba ya 70.000 entradas reservadas y se preveía lleno absoluto. Además, los patrocinadores del Barça, como Spotify, tenían pensado organizar varios actos de marketing que también habrían supuesto una fuente de ingresos.

Exterior del Hard Rock Stadium, recinto donde se iba a jugar el Villarreal - Barcelona

Exterior del Hard Rock Stadium, recinto donde se iba a jugar el Villarreal - BarcelonaEuropa Press

Por último, el Barcelona también ha perdido una oportunidad de apuntarse un tanto con Goldman Sachs, que ha dejado una gran cantidad de dinero al club azulgrana y empieza a estar algo molesto con Laporta. Sin embargo, el partido en Miami era la oportunidad perfecta para limar asperezas con la empresa y además contentar a los clientes del banco, que habían manifestado su disposición a participar en actividades previstas no solo en Miami, sino también en Los Ángeles, Nueva York y San Francisco.

Ahora, el Barcelona se ha quedado sin nada de esto y la junta directiva de Joan Laporta tendrá que encontrar otra forma de ingresar este dinero. El Camp Nou sigue sin ser una realidad, el partido en Miami se ha cancelado y, por mucho tiempo que pase, los problemas no se esfuman. La realidad sigue ahí y el Barcelona está con el agua al cuello.

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