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18 de mayo de 2024

Nevada en Madrid el pasado mes de enero

Nevada en Madrid, el pasado mes de eneroGTRES

Crisis energética

España se enfrenta al invierno con el gas y los carburantes por las nubes

Tras un verano marcado por una espiral alcista de los precios de la electricidad, que ha pulverizado récords históricos, España inicia la temporada de invierno con el coste del gas natural en máximos, y la gasolina y el diésel disparados

España inicia la temporada de invierno con un ojo puesto en la crisis energética. Tras el cierre del gasoducto Magreb-Europa y el acuerdo de abastecimiento con Argelia, nuestro país se prepara para un incremento de los precios del gas fruto de las tensiones que atraviesa el mercado.
El invierno pasado supuso un punto de inflexión. Mucho más frío y adverso de lo habitual y protagonizado por la pandemia, los radiadores y calentadores de los hogares trabajaron a pleno rendimiento durante varios días. A pesar del incremento de la demanda, los bolsillos de los consumidores no sufrieron un gran impacto. El gas en los meses más duros del invierno se mantuvo estable en torno a los 17 euros/MWh.
Un año después, despojados de las consecuencias más duras de la pandemia, España encara un invierno en una situación muy diferente. Desde que en el pasado mes de abril la cotización del precio en el Mercado Ibérico del Gas (MIBGAS) comenzara a despegar, el índice no ha dejado de marcar máximos históricos.
Las previsiones no indican un invierno similar al de 2020, pero el miedo a nuevos temporales como Filomena, la incertidumbre sobre la caída de las reservas europeas y rusas, y las dudas sobre la capacidad del suministro argelino –principal fuente de gas de España– ha generado un incremento de los precios insólito que encarecerá el recibo durante los próximos meses.
A ello, hay que añadir, el agravamiento extraordinario que el cierre de Magreb-Europa generará para el consumidor, fruto del coste adicional del transporte marítimo del gas licuado.
El impacto en los bolsillos no será inmediato, ya que la mayoría de usuarios tiene contratada la Tarifa de Último Recurso (TUR) que garantiza un coste fijo que se revisa de manera puntual. Sin embargo, a partir del segundo trimestre de 2022, momento de renegociación de la TUR, se prevé un importante rebote del recibo que alcanzará a todos los hogares españoles. 

Los carburantes, en plena espiral alcista

Al igual que el resto de energía, los carburantes no han dejado de escalar durante los últimos tres meses. El precio de la gasolina roza los máximos históricos. El pasado lunes alcanzaba los 1,514 €/l (Sin Plomo 95) y los 1,668 €/l (Sin Plomo 98). Lo mismo ocurre con el gasóleo disparado en los 1,387 €/l (Gasóleo A) y en los 0,947 €/l (Gasóleo B).
El pasado lunes, llenar un depósito medio de 55 litros de Sin Plomo 95 costaba en España más de 83 euros. Más de 76 euros en el caso de los vehículos diésel. Este encarecimiento de los carburantes puede generar una reducción de los desplazamientos en temporadas clave para el turismo o el consumo como la Navidad, lo cual podría hacer mella en el PIB español, tan necesitado de buenas noticias. 
Las previsiones del precio del barril de brent, de referencia en Europa, son algo pesimistas. La evolución de la economía china, que avanza por debajo del ritmo esperado, podría influir en los mercados. Los países de la OPEP, que controlan los niveles de producción y por lo tanto los precios, se ven beneficiados del encarecimiento del crudo. Un aumento de ingresos que utilizan como colchón ante futuras tensiones económicas globales.

Una tregua en el precio de la luz

Algo más de tregua puede haber con respecto a la electricidad. Durante los últimos días hemos sido testigo de una rebaja en el precio de la luz. Después de la espiral alcista en los meses de verano y primeros de otoño, en los que se han alcanzado récords históricos, ahora parece que el pool se ha relajado.
El origen de esta caída está precisamente en el cambio de estación. El viento y la lluvia, que tanto incómoda estos días, se han convertido en el salvavidas al que la energía se agarra para sacar un pie de la crisis.
El viento es gratis. Mueve las aspas de los molinos que producen la energía eólica, y los productores de renovables pueden ofertar la electricidad a un precio más bajo que otros. Ese es el motivo por el que el precio del mercado cae más los días con situaciones climáticas adversas.
Las renovables desplazan a las energías más contaminantes, que se nutren de combustibles más caros.
A pesar de que la electricidad nos de un respiro, el resto de energías seguirán empujando hacia arriba la inflación lo cual tendrá un efecto trágico sobre las cuentas públicas. 
Sólo en pensiones y según datos de Funcas, cada punto del IPC supone un abono adicional de 1.400 millones de euros. 
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