La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante su visita a la sede del 112
Análisis
Por qué viendo la pandemia se deduce que Ayuso casi siempre acierta
Las medidas tomadas y criticadas en Madrid han sido después copiadas por el Gobierno de España
Seguro que más de uno al leer el título de este artículo piensa qué tendrá que ver el tocino con la velocidad, cosa que habitualmente no tiene nada que ver ni razón para que la pudiese tener.
Así que voy a tener que explicarme y posiblemente lo único que consiga sea uno de los peores artículos que haya publicado e incluso me convierta en la mofa y escarnio del sector, aunque lo que intente demostrar no es que la presidenta de la Comunidad de Madrid es tan lista como yo o que yo lo soy como ella, sino que la presidenta sí que es lista.
En primer lugar, dejemos claro que no tengo el honor de conocer a la presidenta madrileña y que me merece no solo todos mis respetos, sino mi admiración y lo digo con satisfacción. En general huyo de los políticos como el gato del agua escaldada, pero he de reconocer que Ayuso tiene todo lo necesario para convertirse en la primera mujer que presida el Gobierno de España, y que si llega a esa posición, lo único que tiene que hacer es rodearse de un equipo como el que tiene ahora: buenos profesionales que saben más que ella de cada uno de los temas en los que son expertos, empezando por el consejero de Sanidad, siguiendo por el de Economía y por todo su equipo de Gobierno. Se apalanca en ellos para tomar decisiones, los escucha y se deja aconsejar, y a partir de ahí, como buen jefe, toma sus decisiones.
¿Cuántos errores son achacables a la presidenta de Madrid en su tiempo que lleva en la gestión? Seguro que los ha cometido. Nadie es infalible; pero, de bulto, de esos que ocupan las primeras páginas de los diarios y de las televisiones, ninguno. No es como el tipo que nos gobierna, que hace justo todo lo contrario de lo que hace Ayuso y así le va, y así nos va a los españoles; que está todos los días en los papeles con las auténticas burradas que ha dicho y con las que ha hecho, que son todavía peores que las que dijo.
Por eso la presidenta de Madrid casi siempre acierta, porque trabaja en equipo, se rodea de los mejores, les da cancha para gestionar, y, cuando la necesitan, siempre está para tomar la decisión difícil y dar la cara. En el mundo empresarial sería sin duda la mejor CEO posible de cualquier gran organización, pero hoy los madrileños la necesitamos y espero que dentro de poco se encarame a la posición que realmente se merece, que es gobernar este país.
Su última decisión con el tema de la pandemia, criticada cómo no en las redes sociales, hasta casi llevarla al paredón, fue pocas horas después la medida tomada por Sanidad. Demuestra así el Gobierno que su equipo es peor que el de la Consejería de Sanidad de Madrid, que sabe lo que hace, porque ellos son los expertos y no los que hay en el Ministerio.
Hablemos ahora de la pandemia y las grandes frustraciones que nos está provocando. Las vacunas creímos que eran la panacea y que todo el mundo vacunado era equivalente a todo el mundo inmunizado. De pronto nos hemos despertado con que no: que aunque estés vacunado, te contagias, como con la gripe normal, que además la transmites como con la gripe normal y además mata como la gripe normal; pero eso sí: a todos nos trae de cabeza, está en todos los medios y todo el mundo habla de ella.
Pero como económetra que soy de estudios y afición, desde que empezó la pandemia creé mis hojas y tengo mis bases de datos. Ante la frustración que me ha producido comprobar que las vacunas no inmunizan y que no matan al bicho, me he puesto a ver si sirven para algo. Entre enero y febrero de este año, que estuvimos casi sin vacunación, se produjeron 1.267.813 contagios oficiales y 18.772 muertos; es decir: alcanzamos un 1,48 % de letalidad. El 30 de enero llegamos las 31.579 camas ocupadas y 4.837 camas UCI ocupadas también ese mismo día.
El pánico ha aparecido en todo el país y las medidas más absurdas han comenzado a ser tomadas: pasaportes covid que no sirven para nada salvo para dar confianza al que lo lleva, que encima puede estar contagiado, y todo porque a ayer llevábamos 543.287 contagios y 939 muertos, lo que representa un índice de letalidad del 0,15 %, cuando además tenemos en toda España 7.924 camas ocupadas y 1.515 camas UCI.
Yo no sé si la bajada del 1,48 % al 0,15 % de letalidad tiene que ver con las vacunas, o con que el bicho ha mutado y es menos letal, pero en Europa la letalidad en estos momentos es del 0,98 %. Lo cual me hace pensar que, dado que en España hay poco negacionismo comparado con muchos países de Europa, es muy posible que la vacuna tenga mucho que ver con la letalidad. La vacuna no inmuniza, vaya faena, pero creo que está claro que reduce la letalidad del virus, además de que este haya mutado para no matar al huésped.
Por eso es por lo que creo que la persona con más sentido común que hay en estos momentos al frente de una comunidad es Isabel Díaz Ayuso. Casi siempre acierta. Está acertando con sus medidas en la pandemia, y desde este análisis somero estadístico lo único que quiero es manifestar mi total y absoluto apoyo como ciudadano de a pie a la lideresa de Madrid y futura presidenta de los españoles.
Comentarios
