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21 de mayo de 2024

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, gran campeón del gasto público.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, gran campeón del gasto públicoAlejandro Martínez Vélez - Europa Press

El dinero de los españoles

Por qué el incremento del gasto público es malo para el crecimiento

Corea del Sur crece un 59 % en diez años con un 23 % de gasto público total; España lo hace un 2,8 % con un 52 %

Uno de mis más fervientes críticos a lo que escribo es mi hijo. Considera que el gasto público no es malo. Hoy voy a intentar demostrar que el incremento del gasto público cuando se ha alcanzado un nivel de bienestar social, con una sanidad funcionando, con una educación que podría ser mejorada pero que no necesita más fondos, y unos servicios públicos como los que tenemos desde hace muchos años, no solo no es bueno, sino que es pernicioso para el crecimiento de la riqueza, y hace que el país retroceda en sus posibilidades de crecimiento.
En artículos anteriores hemos visto que España de 2010 a 2020 se colocó en la cuarta posición de los países más gastones de entre la 15 economías principales del mundo. Sobrepasaba por primera vez el ratio del 50 % del gasto público sobre el PIB. Alcanzaba un 52,4 %, muy cerca de Canadá y todavía muy lejos de los ratios de Francia e Italia, que con diferencia son los que más gastan. Nuestro PIB en ese mismo período sólo crecía un 4,6 %.
Hoy voy a comparar la creación de riqueza individual, PIB per cápita, en ese mismo período, primero viendo lo que ha pasado en los últimos 20 años y a continuación en los últimos 10 años. Lo hago así para que veamos si los más «gastones» son a su vez los que más riqueza crean para sus habitantes.
Aquí podemos ver que aunque Japón en el 2000 era el país con mayor PIB, seguido de Estados Unidos y Reino Unido; Alemania ocupaba la quinta posición del mundo, y España en este ranking ocupa el noveno puesto (estamos haciendo estos cálculos sobre los países que en valor absoluto más PIB tienen en el mundo. Luxemburgo es un país muy pequeño en valor absoluto y en cambio su renta per cápita es más del doble de la de Estados Unidos).
Veinte años después observamos que Japón ha caído al quinto lugar, y que los tres primeros puestos los ocupan Estados Unidos, Australia y Alemania, que ha subido dos puestos en esta posición. España ha perdido un puesto que ha pasado a ocupar Corea.
Si miramos los resultados por crecimiento en ese período, sin duda China, Rusia e India (que en valor absoluto, y por lo tanto riqueza de sus habitantes, están en lo más profundo de las tablas) son sin duda los mejores en crecimiento, y por lo tanto son países que en los próximos años pueden cambiar el rumbo de la economía mundial, caso de China e India.
Sorprende el decrecimiento de Japón y México en PIB per cápita en estos 20 años, y que desde el punto de vista de crecimiento, Estados Unidos, Francia, Italia y Reino Unido ocupan los puestos bajos de la tabla.
España es el séptimo país en crecimiento de estos 15. Parece que ocupa una posición muy buena y que la gestión ha sido la correcta, salvo cuando decidimos mirar sólo los últimos 10 años, que es lo mismo que hicimos con los países que más gastan sobre el PIB.
Aquí es cuando empiezan las grandes sorpresas. Salvo Francia, que es el país que más gasta sobre el PIB y que consigue un crecimiento en 10 años del 10,7 %, vemos cómo Italia, que es el segundo país que más gasta, se coloca con un crecimiento sólo del 3,3 %, Canadá sólo crece un 5,7 % y España, que era el cuarto país que más gastaba, se queda en un ridículo 2,8 % de crecimiento del PIB per cápita. Todo esto frente a países mucho más frugales en el gasto público como Corea del Sur, que es capaz de crecer un 59 % mientras su gasto público sólo representa un peso del 23 % sobre su Producto Interior Bruto.
Para cerrar y comprobar que el gasto público puede crecer, vemos que en Corea, en los diez últimos años, ha crecido casi un 107 % en valor absoluto. Por habitante en España nos gastamos, con el 52,4 % sobre el PIB, un monto de 12.398 € por habitante. En Corea, con el 23,2 % del gasto del PIB, se gastan 12.834 €, que es decir un 3,5 % más por habitante.
Eso sí: el PIB puede crecer un 66,4 % por no estar drenado por el gasto público. En España el dinero se tiene que utilizar en tareas no productivas ni generadoras de valor.
El gasto público nos asfixia. Nos obliga a unos impuestos que no retornan en servicios al ciudadano; que se usan para pagar gastos suntuarios, políticos, funcionarios que no tienen la misma productividad que los trabajadores del sector privado... En definitiva: cuando un país supera el umbral del 50 %, empieza su punto de no retorno. O nos planteamos bajar el gasto, como acaba de hacer Italia, y reducir los impuestos, cómo acaban de hacer Portugal (socialista), Alemania (socialdemócrata) o Italia (liberal), o seguiremos en la senda marcada por un Gobierno que no sabe a dónde va.
Si además nos permitimos analizar cómo han manejado el gasto público nuestros gobernantes, podemos ver que hemos llegado a los 588.000 millones de euros gracias a Zapatero y a Sánchez, que no pueden evitar la palabra gasto seguida del calificativo social, pero que en realidad sólo significa derroche sin mejora real para los ciudadanos.
Quod erat demonstrandum, el gasto público en España es pernicioso para nuestra economía.
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