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26 de abril de 2024

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en el Congreso.

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en el CongresoRicardo Rubio - Europa Press

Análisis económico

Calviño y la ironía de Tinbergen

La Regla deTinbergen propone una solución para cada problema, pero este Gobierno genera un problema mayor para cada asunto que aborda

Este pasado miércoles, en una interpelación del Grupo Popular en el Congreso, la Ministra Calviño hizo mención a la Regla de Tinbergen como faro que guía la actuación en materia de política económica de su gobierno.
Una gran ironía, una más de este Gobierno y de esta Ministra, que está pasando de tener cara de Solbes a tener cara de Elena Salgado, navegando en las procelosas aguas de la absoluta pérdida de credibilidad nacional e internacional.
La regla de Tinbergen que citaba la Vicepresidenta económica habla de que debemos disponer de un instrumento, al menos, para cada objetivo de política económica. Es una regla, por tanto, sobre racionalidad, sobre buen gobierno en materia económica. Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Funcas corrigió esta semana su panel de previsiones y dibujó un negro futuro para nuestra economía. Un escenario en el que España parece haber llegado ya al final de su recuperación post pandemia sin haber alcanzado aún los niveles de 2019 y siendo la última economía europea en alcanzarlo cuando lo alcance, y a la que la inflación y un crecimiento del 4,2 % (2,8 % menos que las previsiones de los Presupuestos Generales del Estado) lastran el resto de variables macroeconómicas.
No ha sido solo el panel de Funcas, ya que el Banco de España rebajó esta semana un 0,9 % su crecimiento, dejándolo en el 4,5 % (2,5 % menos que las previsiones del gobierno en los PGE) y sitúa la inflación en el 7,5 % a final de 2022 con una subyacente del 2,8 %, así como la AIReF ha rebajado el crecimiento hasta el 4,3 % tras rebajarla dos puntos.
¿Qué instrumentos económicos está utilizando el Gobierno para combatir estos datos? ¿Realmente está usando como proclama un instrumento de política económica para cada problema de la economía española?
Eliminada la oportunidad de influir en el crecimiento o inflación vía políticas monetarias, ¿qué política fiscal propia está desplegando el Gobierno para combatir los problemas reales de nuestra economía? Ninguna. Más allá de acudir a Bruselas a pedir la instrumentación de determinados amortiguadores fiscales que permitan relajar de forma más o menos ordenada el pacto de estabilidad que fue suspendido para los anteriores ejercicios y ya está sobre la mesa su aplicación, debemos recordar que Europa nos exige un escenario de deuda sobre el PIB del 60 % mientras cerramos 2021 con el 118,7 %, prácticamente el doble.
Más allá de buscar este aire extra de Bruselas, la política fiscal del Gobierno no acompaña el objetivo de política económica, que debería ser pelear contra la inflación e impulsar el crecimiento. La principal política económica en mano de los estados vive secuestrada por la ideología de un gobierno de coalición que se niega, pese a que se compromete a ello por escrito con los presidentes autonómicos, a tocar los impuestos, a rebajar temporalmente la fiscalidad de los principales productos, que están arrastrando la inflación, tras doce meses seguidos creciendo, a cifras no vistas en los últimos 37 años, y que les han hecho perder ya a los españoles 16.700 millones de euros de poder adquisitivo.
Esta semana, también en sede parlamentaria, el director de la Agencia Tributaria explicaba los ingresos récord de la institución y cómo se están situando muy por encima de la productividad marginal de la economía española. Con estas cifras sobre la mesa, el Gobierno ni se plantea reducir impuestos a los españoles para aminorar su carga tributaria y relajar la inflación, ni se plantea reducir gastos de la administración del Estado, gasto improductivo, fiándolo todo a los estabilizadores automáticos, que con esta inflación y con la alta indexación que muchas de las partidas tienen a la misma, suponen un riesgo muy preocupante.
Si realmente el Gobierno se plantea aplicar la regla de Tinbergen en materia fiscal, debe escuchar al Partido Popular. Es urgente ya trabajar en un plan de reequilibrio fiscal en nuestro país, liberar gasto improductivo para tener oxígeno que poder trasladar a las familias, autónomos y empresas de este país. Únicamente por la decisión del gobierno de no deflactar el IPC en el IRPF el Estado ingresa 4.000 millones de euros más a costa de las clases medias y trabajadoras de este país.
Es urgente aplicar políticas fiscales correctas, buscar maximizar el retorno e incrementar los multiplicadores fiscales de los fondos europeos, agilizar su tramitación y precipitar su presencia en el tejido productivo de nuestro país.
Tinbergen en el fondo propone una solución para cada problema, y este Gobierno en cambio genera un problema mayor para cada asunto que aborda. Y si no que se lo digan a los propietarios de gasolineras de este país.
La ironía de Calviño es la ironía de Tinbergen, la ironía de mantener un discurso en las antípodas de lo que realmente practicas.
  • Victor Píriz Maya es portavoz de Presupuestos del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados
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