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23 de abril de 2024

Sánchez, Calviño y Montero

Paula Andrade

Análisis

Los demoledores datos que tumban la gestión económica de Sánchez, Calviño y Montero

La política del Gobierno va a contracorriente de lo que hacen los países desarrollados y la confianza se desploma

España será uno de los dos únicos grandes países que no recuperará este año su PIB precovid. Compartirá el dudoso honor con Rusia, una economía que en el último trimestre habrá perdido el 11,3 % respecto a 2019 por su decisión de invadir Ucrania. El PIB español seguirá aún un 1,6 % por debajo del último trimestre de 2019, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). China habrá crecido a final de año un 15,4 % respecto a la misma fecha; India, un 10, 1%; Arabia Saudí, un 9,7 %, y los principales países europeos también habrán crecido, aunque en menor medida: Francia un 1,8 %, Alemania un 1,2 % e Italia un 0,2 %.
El FMI estima que la economía española crecerá este año un 4,8 %, un punto menos de lo que había previsto antes de la invasión de Ucrania. Se suma así a la rebaja de previsiones anunciada antes de Semana Santa por Funcas (4,2 %, 1,4 puntos que su previsión anterior), el Banco de España (4,5 %, 0,9 puntos menos), BBVA Research (4,1 %, 1,4 puntos menos) y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal –AIReF– (4,3 %, 2 puntos menos). Solo queda el Gobierno por rebajar su previsión. De momento la mantiene en el 7 %.
La menor estimación de ingresos no se compensa con una reducción del gasto. El Instituto de Estudios Económicos ya dijo que se podría disminuir en 60.000 millones el gasto público y que ello evitaría tener que subir impuestos, pero el Gobierno hace caso omiso. Mientras todos los países desarrollados disminuyen los impuestos para permitir respirar a ciudadanos y empresas, el Ejecutivo de Sánchez se niega a hacerlo.
Los españoles nos mantenemos de este modo como el cuarto país de la UE en esfuerzo fiscal (presión fiscal dividida entre PIB per cápita). Pagamos un 6,6 % de impuestos más que la media de la UE. Además, la inflación sube por encima de lo registrado en las economías desarrolladas europeas. Mientras que el IPC español aumentó un 9,8 % en marzo, Alemania se quedó en el 7,6 %, Italia en el 7 %, Portugal en el 5,3 % y Francia en el 5,1 %. El Gobierno se muestra incapaz de frenar la escalada de unos precios energéticos que disparan los costes de las empresas y ciudadanos españoles. Mientras tanto, el propio Ejecutivo recauda más gracias a la subida de la inflación (2.000 millones más por cada punto adicional de IPC, según la AIReF).
Frente a esta situación, agravada con los 50.000 millones de déficit anual del Estado, una de las deudas públicas más elevadas de Europa y la amenaza de que la UE dejará de comprar deuda en julio y un tiempo más tarde subirá los tipos de interés, el Ejecutivo de Sánchez ha puesto en marcha unas medidas con la idea de mejorar la marcha de la economía española. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) sostiene que están teniendo «poco acierto». Las iniciativas relacionadas con las pensiones, la vivienda, la movilidad o la gestión de los fondos europeos no van bien encaminadas, como puede leerse en el artículo que hay bajo estas líneas.
Si la economía está afectada por la pandemia y la invasión de Ucrania y el Gobierno no acierta con las medidas, al menos podría confiarse en que los fondos europeos resolvieran parte de los problemas. El estudio de Fedea constata que de momento no está siendo así. En 2021 solo llegaron al destinatario final el 27 % de los fondos presupuestados, y esa cantidad no parece que sea suficiente.
Con este panorama, no es de extrañar que la confianza de los consumidores se acercara a final de marzo a los peores niveles de la pandemia, y que la confianza empresarial registrara ayer el descenso más pronunciado desde el inicio de la pandemia. Todo el mundo sabe que sin confianza y buenos fundamentos es difícil que una economía prospere, y parece que actualmente en España no tenemos ni lo uno ni lo otro.
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