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Axel Kaiser: «Lo mejor que podría pasarle a España es que se librara de este Gobierno cuanto antes»

El economista chileno Axel KaiserPaula Argüelles

Entrevista con el economista liberal

Axel Kaiser: «Lo mejor que podría pasarle a España es librarse de este Gobierno cuanto antes»

Hablamos sobre economía, populismo y otras cuestiones con este joven y liberal economista chileno, uno de los principales referentes de la actualidad en su país y en Hispanoamérica

Axel Kaiser (Santiago de Chile, 1981) es un abogado, profesor universitario, politólogo y escritor chileno-alemán liberal. Es doctor en Filosofía por la Universidad de Heidelberg, ha sido profesor visitante en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford y es cofundador y presidente de la Fundación para el Progreso, uno de los centros de estudios liberales más influyentes de Iberoamérica. Es columnista habitual en los diarios Financiero y El Mercurio y autor de varios bestsellers. Acaba de publicar El economista callejero. Nos recibe en el hotel Wellington de Madrid para hablar sobre él y su visión de la economía.

–¿Cómo ve un economista chileno la imagen de España desde fuera?

–Pésima. Lo único que salva a España es la Comunidad de Madrid, porque tiene a Isabel Díaz Ayuso. El Gobierno nacional es totalmente opuesto a la filosofía del éxito. Es imposible que al país le vaya bien con ideas como la fijación de precios para controlar la inflación.

–¿Cuáles considera los principales problemas de nuestra economía?

–La deuda es terrible. Se habla de deuda pública, pero es una deuda que contraen los políticos para que la paguen los ciudadanos con sus impuestos. No la van a pagar Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Irene Montero. La abonan los ciudadanos con sus impuestos o con la inflación. La inflación que paga ahora la eurozona es para cubrir el despilfarro espantoso que hicieron durante la pandemia. En muchos países cerraron la economía de manera absurda. Madrid tuvo una posición más precavida. Si se ve el balance del Banco Central Europeo, es una locura comprobar cómo se imprimió dinero para inyectar en las economías. Este gasto facilita que en Europa y Estados Unidos se cree la idea de un Estado benefactor sostenible. Hasta cierto punto, este sistema se ha mantenido en las últimas décadas, pero el crecimiento económico de la zona euro es muy malo. Ha sido muy débil desde que se creó el euro.

–¿Tiene la culpa el Gobierno de que crezca la inflación?

–Suiza no hizo expansión monetaria acompañada de gasto público y su inflación es muy baja. Lo mismo ocurre en Japón o en China. Cuando te dicen que la situación es culpa de Putin o de la pandemia, ¿por qué se explica entonces que estos países no tengan inflación descontrolada? Milton Friedman tenía razón: la inflación es siempre un fenómeno monetario, y en Europa la ha propiciado la inyección de liquidez del Banco Central Europeo.

–Toda Europa se ha rendido a la necesidad de bajar impuestos para que los ciudadanos y las empresas puedan sobrevivir a la actual crisis económica. El Gobierno español no es muy partidario de hacerlo. ¿Qué le parece?

–Los países que han bajado impuestos son los más prósperos: Suiza, Irlanda, que ya tiene un ingreso per cápita mayor que Alemania… Muchas empresas van a instalarse allí porque el impuesto corporativo es más bajo. Hace tiempo que les están presionando para que suban los impuestos. Se está formando un cártel de países desarrollados, de políticos, que no quieren perder su capacidad de comprar votos a través de un gasto estatal que ellos no pagan de su bolsillo y que es completamente insostenible. Entonces presionan a los supuestos paraísos fiscales, que son lo mejor que nos puede pasar, porque la realidad es que, a diferencia del resto de países, no son infiernos tributarios. Cuando puedes irte de esos infiernos, obligas a los políticos a no ser irresponsables y a no expoliar a los ciudadanos con impuestos insostenibles. Cuántos españoles de ingresos altos se van a Andorra, Portugal u otros países con tratos tributarios preferenciales… Aquí se castiga el éxito, pero ese castigo genera menos éxito para todos. Mientras más ricos tengas y más ricos sean, mejor. ¿Cómo va a ser mejor tener más pobres?

–¿Cómo reduciría la inflación?

–Disminuyendo la cantidad de dinero que circula en la economía. Eso implica alzas en los tipos de interés. Implica contracción del crédito y, con ello, de la economía, porque con menos crédito hay menos consumo y menos inversión, porque todo es más caro. Implica desempleo, transformación de la estructura económica y un proceso de ajuste doloroso que, si no haces, termina en una crisis completa. En algún momento el Estado no puede pagar su deuda.

–Habría que recortar gasto público inútil.

–Sí, pero eso los políticos no van a hacerlo. Ellos nunca pagan el ajuste. Lo paga la sociedad civil, los trabajadores, los emprendedores. Los políticos no van a poner de su bolsillo; no quieren cerrar las oficinas públicas donde tienen a todos sus amigos; no quieren recortar los beneficios que dan a la ciudadanía para que vote por ellos. Entonces, lo que van a tratar de hacer es cargar la mano sobre los enemigos de siempre: los ricos. Pero no va a funcionar: no tiene ningún efecto sobre la recaudación. Los ricos se van a ir, y además llega un momento en el que ya no puedes seguir subiendo impuestos, tomar más deuda o licuar la deuda a través de la inflación. El ajuste no es algo que se pueda hacer o no: o lo haces ordenadamente o te obligan a hacerlo una quiebra del Estado o una crisis económica.

–¿Puede en el caso de España afectar ese ajuste a las pensiones?

–Tendrán que aumentar la jubilación muchas veces hasta llegar a los 70 años o más para seguir manteniendo ese fraude piramidal que es el sistema de pensiones de reparto. Solo de ese modo puede haber pensiones, pero serán cada vez menos, porque la población está envejeciendo. Todos sabemos que el sistema de reparto es un fraude. Es igual que la pirámide de Ponzi de Madoff en Estados Unidos. Los que van entrando pagan a los que van saliendo. ¿Cómo se financia, si los salarios no están creciendo lo suficiente y la población se encoge? Es un sistema totalmente quebrado. Si España no lo reforma, va a terminar quebrando al Estado.

–Usted ha estudiado ampliamente el populismo. ¿Ve el de otros países parecido al nuestro?

–En la izquierda chilena hay grupos muy radicales. En Argentina o Venezuela es prácticamente lo mismo. Pablo Iglesias es un Chávez español. El populismo está ahora intentándolo en Chile, el país más próspero de la región. Ya se ha redactado la Constitución, y Pablo Iglesias ha ido a defenderla. Ya no hablamos de defender el mercado, que está perdido. Hablamos de preservar la democracia. La constitución es chavista, con mucha inspiración en Errejón y toda esta gente. Son fabricantes de miseria totalitarios. No creen en la libertad, la democracia ni los derechos humanos. Los usan como concepto mientras les sirva para su causa política. Lo mejor que podría pasar a España es deshacerse cuanto antes del Gobierno que tiene.

–¿Ve algún avance hacia la salida en los países que han caído en el populismo?

–Es muy difícil. Giras la economía hacia lo que llaman una Rent-seeking society: una sociedad buscadora de rentas; lo que yo llamo una sociedad parasítica, donde todos los grupos intentan vivir a expensas de los demás sin producir. El mejor ejemplo es Argentina. Llegó a tener el mayor ingreso per cápita del mundo. Estaba entre los diez países más ricos del siglo XX, y ahora se ha arruinado. Está en auge Javier Milei, que encabeza un movimiento libertario y tiene un respaldo del 30 % en las encuestas para las elecciones del próximo año. Podría ser una esperanza para recuperar las políticas pro-mercado. La probabilidad es baja, pero no imposible.

–¿Cómo ve la situación en Venezuela?

–Sin llegar al nivel argentino, en los años 70 estaba entre los países con más libertad económica del mundo. Cuando Chávez llegó al poder, ya no lo estaba, y él terminó por destruir el país. Culpó al neoliberalismo, la gente le votó y ahora hay 7-8 millones de venezolanos que se han ido de su país porque no tienen ni para comer.

–¿Qué conoce de la vinculación de España con Venezuela?

–Bueno, Zapatero se ha convertido en un lobista de Maduro. Podemos ha sido financiado por el régimen venezolano, o al menos algunos de sus miembros. Pablo Iglesias perdió el juicio por difamación en el que decía que nunca había recibido dinero venezolano, y se terminó acreditando que así fue. Monedero fue asesor de Chávez. Toda esta gente sin escrúpulos tiene un proyecto totalitario, y es lo que implantaron en Venezuela. Como muchas veces no pueden hacerlo en Europa, nos utilizan a nosotros, en América Latina, para llevar a cabo y fomentar todas esas fantasías que tienen con la creación de supuestos mundos nuevos y revoluciones, pero ellos no pagan ningún coste: no veo a Iglesias y compañía viviendo en Caracas. Siempre ha habido intelectuales europeos que han soñado con un mundo nuevo donde se pueden hacer experimentos para restaurar el paraíso perdido. Más recientemente, en Estados Unidos ha sido una vergüenza cómo el Nobel Joseph Stiglitz ha apoyado a Chávez, Fidel Castro, Evo Morales o ahora a Gabriel Boric.

–En el otro extremo de quienes critican el populismo, están quienes censuran el liberalismo extremo.

–Se plantea en términos de conflicto, pero el liberalismo no es una ideología: es una visión del mundo fundada en una conexión con la realidad. No es ideológico decir que, si los precios de las cosas suben mucho, a la gente le alcanza para comprar menos cosas. Los países más exitosos del mundo son los que tienen más libertad económica. Cuando dejas a la gente beneficiarse de su trabajo, trabaja más y crea más empleo. Uno de los mayores problemas que tiene España es la rigidez de su mercado de trabajo; también los impuestos, la ineficiencia y la rigidez regulatoria. Si España no estuviera en la Unión Europea y el euro, no sería mucho mejor que algunos países latinoamericanos.

–¿Es partidario de los subsidios para personas desfavorecidas, o esa cuestión se sale de su óptica liberal?

–Si quiere decir cerrar todo el Estado benefactor, que los políticos no van a controlar los hospitales, las escuelas, la universidad... Que en lugar de que los políticos se gasten ese dinero para beneficiarse y mantener sus redes de poder y corrupción, se lo voy a dar directamente a la gente a través de un impuesto negativo a la renta, perfecto. ¿Cuánto dinero se traga el Ministerio de Sanidad en una burocracia inútil que no alivia ninguna enfermedad? Es mejor pasar ese dinero a los españoles y que lo gasten ellos en la clínica privada que quieran.

–Comentaba antes que hay un cártel que persigue la unificación de impuestos para seguir generando ingresos que sirvan para comprar votos. ¿En dónde lo ve?

–En el plan global de aplicar un impuesto mínimo del 15 % a todas las empresas de un cierto nivel de ingresos hacia arriba. En el manejo de la pandemia. Han salido varios estudios mostrando que las cuarentenas no tuvieron ningún efecto positivo sobre la reducción del virus, y que los costes fueron mucho mayores. La idea de meter miedo a la población y que haya una organización mundial controlando a la población para evitar una próxima pandemia, puede tener buenas intenciones, pero me parecen cuestionables. No es bueno que se concentre demasiado poder en muy pocas manos.

–¿Qué opina del Club Bilderberg? ¿Comparte la opinión de quienes piensan que hay un grupo de personas que controla la economía?

–Soy poco dado a las teorías conspirativas. No pienso que haya personas que mueven los hilos desde arriba para manejar el mundo a su antojo. Las élites de los distintos países, en general, se conocen, interactúan entre sí, pero no son homogéneas. Elon Musk, por ejemplo, no es de los que que quieren un Gobierno mundial. Parte de las élites tiene una agenda para incrementar su poder, pero también encuentran resistencias en la misma élite.

–¿Cómo ve el futuro de un mundo liderado por China?

–Experimentamos un proceso de desglobalización en el que los bloques van a estar cada vez menos interconectados, con China por un lado y Europa y Estados Unidos por otro. Este proceso va a hacer un daño tremendo al crecimiento económico mundial y a la productividad. Va a dificultar el acceso a bienes baratos y a la innovación tecnológica. Las cadenas de suministro y producción van a ser más locales y más ineficientes. China va a seguir creciendo y va a ser un actor con el que vamos a tener que entendernos. Es el enemigo más formidable que Occidente ha conocido en su historia. Ojalá encontremos un equilibrio sano y constructivo y no entremos en tensiones. Tenemos que prepararnos para ese mundo más complejo que viene, y para lograrlo tenemos que ser más eficientes en nuestra economía: menos impuestos, menos regulaciones y menos promesas falsas.

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