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19 de abril de 2024

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera

El conflicto del gas

Los empresarios catalanes aseguran que Europa financiará el gasoducto que pide Alemania, pero Sánchez no lo confirma

Los catalanes afirman que el acuerdo se cerró hace unos meses en una expedición a Bruselas liderada por Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball

Diversos medios de comunicación españoles hablan estos días de la incertidumbre en torno a quién financiará la construcción del Midcat, el gasoducto que podría llevar al norte de Europa el gas de Argelia y resolver así la dependencia del gas ruso. Los empresarios catalanes afirman que la financiación se llevará a cabo con fondos europeos.
Desde Foment del Treball, la patronal de los empresarios catalanes, comentan que en marzo enviaron una delegación a Bruselas encabezada por su presidente, Josep Sánchez Llibre. Se entrevistaron con Tatiana Márquez, la responsable en la Comisión Europea de las interconexiones gasísticas entre el sur y el norte de Europa, y con el embajador permanente de España en la UE, Marcos Alonso Alonso. Mantuvieron contactos con los diversos grupos del Parlamento Europeo para que la financiación pudiera llevarse a cabo con dinero de Europa. «Fruto de estas iniciativas, la Comisión Europea manifestó el 26 de mayo que esta financiación sería posible a través de los fondos europeos», indican.
Josep Sánchez Llibre señala que «es relevante que pueda acabarse la conexión interpirenaica Midcat, que conectaría Hostalric con los viaductos franceses», y también que «España pueda ser el hub europeo de interconexiones gasísticas en el norte de Europa. También debería ser una realidad la construcción del gasoducto marino entre Barcelona y Livorno».
El presidente de Foment remarca que «con estas dos infraestructuras España podría liderar el hub europeo y abastecer al resto de Europa, ya que el 50 % de las regasificadoras europeas están en el país».

Jarro de agua fría desde el Gobierno

Los empresarios catalanes han sido muy perseverantes en su empeño de que el Midcat se convierta en realidad. Desde que comenzó la invasión de Ucrania, Foment del Treball instó al Gobierno español, a la Generalitat de Cataluña y a las instituciones europeas a reimpulsar la interconexión gasística del Midcat con Europa.
La defensa del canciller alemán Olaf Scholz de la construcción del Midcat para llevar el gas argelino al norte de Europa a través de España, Portugal y Francia ha sido aplaudida por los empresarios catalanes. Señalan que el Gobierno no puede perder esta oportunidad de «liderar las construcciones de las interconexiones gasísticas».
La respuesta del Ejecutivo de Sánchez, sin embargo, está siendo mucho más lenta y menos clara que la de los catalanes. Aunque la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se apresuró a decir que el gasoducto podría estar construido en ocho-nueve meses, no fue tan clara con la financiación: tan solo dijo que había pedido que parte de ella viniese de los fondos europeos.
En El Debate hemos preguntado al Ministerio de Transición Ecológica si la financiación del Midcat correrá a cargo de fondos europeos, como dijeron hace unos días desde Foment del Treball, o aún no está confirmado. La respuesta ha sido muy poco clara: «Esta pregunta debe formularla en instancias de la Comisión Europea, que es quien debe establecer las líneas maestras de la política energética para hacer frente a la situación creada por la invasión de Ucrania, y quien tiene que determinar qué líneas de financiación abre para aquellos proyectos que considere estratégicos».
Como ven, la respuesta no está clara, y eso puede significar tres cosas: que se esté estudiando la fórmula para financiar el gasoducto; que se desestime, como se hizo en 2018, cuando un informe lo paralizó al poner en duda su viabilidad económica debido a su alto coste (3.000 millones de euros), o que lo paguen quienes lo construyen, lo cual traería más costes a la maltrecha economía española. Las dos últimas son muy malas opciones, y desde luego supondrían una gran decepción para los catalanes si llega a producirse una de las dos.
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