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24 de abril de 2024

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine LagardeAFP

Por qué el BCE sigue empeñado en subir los tipos de interés

Lagarde anuncia un incremento de medio punto, hasta el 3,5 %, en un momento de desconcierto por la crisis del Credit Suisse y la caída del euríbor

Con los mercados todavía recuperándose del tremendo susto provocado este miércoles por el desplome de Credit Suisse, el Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido su promesa y ha incrementado en medio punto los tipos de interés, hasta el 3,5 %. Se trata de la sexta subida en menos de un año y la presidenta de este organismo no descarta nuevas actualizaciones para moderar la inflación, todavía en niveles preocupantes.
La zozobra del banco suizo y la caída del euríbor diario al 3,5 % había abierto la posibilidad de que el BCE reconsiderara la decisión de subir los tipos, pero esta entidad no quiere despistes justo cuando el alza de precios no está reduciéndose como estaba previsto.
Los tipos de interés son un instrumento del BCE para mantener la inflación en niveles estables –máximo del 2 % al año–. Representan el coste de un préstamo, es decir, el dinero que se lleva el banco por prestar un dinero. Pero también funciona en el sentido contrario, afectando a la cantidad que nos paga el banco por mantener nuestros ahorros allí.
El BCE no establece los intereses que pagan particulares y empresas por un préstamo o lo que reciben por un depósito, pero sí influyen en ellos. En casos de aumento de inflación, esta entidad sube los tipos de interés oficiales lo que aumenta el coste de financiación de los bancos. Esto, a su vez, incrementa los intereses de los préstamos y el atractivo del ahorro, lo que provoca una disminución de la demanda.
Además, ante las menores expectativas de inflación, se moderan las necesidades salariales y las empresas pueden mantener los precios estables, evitando una escalada de sueldos y la valía de bienes y servicios. Junto con la mencionada disminución de la demanda, ambos factores provocan una reducción de la inflación.
En marzo de 2016, el BCE apostó por dejar los tipos de interés al 0 %, pero la invasión de Ucrania ha provocado un aumento de la inflación a la vez que la economía se ha desacelerado. Los precios han subido –especialmente la energía y los alimentos– y muchas empresas están encontrando dificultades para encontrar materiales y mano de obra.
Obviamente, el aumento de los tipos de interés no va a solucionar esta situación, pero sí contribuye a mantener las expectativas de inflación bajo control: si se percibe que la inflación será duradera, los trabajadores pedirán un aumento de salarios y las empresas subirán los precios, agravando el problema.
Como destaca Ulrike Kastens, analista senior del grupo DWS, «el BCE sigue dependiendo de los datos que incluyen, no sólo las perspectivas de inflación y la dinámica de la tendencia subyacente de la inflación, sino también la fuerza de la transmisión monetaria».
«En un entorno de gran incertidumbre, esto es comprensible. Sin embargo, sigue siendo cuestionable hasta qué punto el mayor desarrollo de la estabilidad del mercado financiero limita las opciones del BCE», añade.
Kastens cree que, en última instancia, este organismo tendrá que establecer sus prioridades. «El mandato del BCE es la estabilidad de precios. No es el caso ni en la actualidad ni sobre la base de las previsiones para los próximos años. Por lo tanto, es probable que el BCE no pueda evitar seguir subiendo los tipos de interés oficiales», concluye.

Retirada de depósitos

No obstante, la subida de tipos tiene un grave riesgo ya que las entidades bancarias son, después de los bancos centrales, los principales tenedores de deuda pública, y un pérdida masiva de depósitos puede provocar una crisis como la vivida en Estados con SVB.
«Hay que tener en cuenta que la subida de tipos hace que tener el dinero parado en el banco tenga un coste de oportunidad mayor. De ahí que muchos depositantes opten por retirar el dinero e invertirlo, privando así de financiación a los bancos, o encareciendo su coste, ya que los bancos se ven obligados a remunerar los depósitos a tipos atractivos», explica Carlos Santiso, profesor del IEB.
«Por otro lado, una subida rápida de los tipos puede poner en jaque a los deudores del banco, tanto si su deuda es a tipo variable como si es a tipo fijo, pero tienen que refinanciarla. Es de esperar que la mora suba, lo cual deteriora los activos del banco. Este deterioro se suma a las pérdidas por caída en el valor de los bonos, también consecuencia del aumento de tipos», concluye.
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