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26 de abril de 2024

Santiago Niño Becerra: «Cada vez hay más signos de que la economía no va bien»

Este economista sostiene que «cada vez hay más signos de que la economía no va bien».

Entrevista

Santiago Niño Becerra: «Vamos hacia un nuevo modelo económico que comenzará en uno o dos años»

El economista se muestra prudente con la actual crisis bancaria: «Se criticó a Luis de Guindos por decir que hay riesgo de contagio, pero nadie le ha desmentido»

Cuando la economía se tuerce, algunos economistas saltan más a la palestra. Uno de ellos es Santiago Niño Becerra. Estuvo entre los que predijo la crisis anterior, y desde entonces es una referencia para muchos. Nacido en Barcelona en el año 1951, es catedrático de Estructura Económica por la Universidad Ramón Llull. En el inicio de la crisis bancaria, nos cuenta cuáles son sus impresiones.
–Los bancos centrales están analizando los balances de los bancos para ver quién está afectado por los que han caído. ¿Cuál es su impresión?
–Lo que pasa ahora no es algo que aparece de la noche a la mañana. Estamos en un momento histórico que empieza en 2007 con un proceso de crisis en el que se liquidaron varios fondos y en el que entre otros quebró Lehman Brothers en 2008. Es una crisis sistémica, estructural, semejante a la depresión de los años 30. Ese proceso de crisis ha tenido diferentes manifestaciones: la austeridad, la crisis de deuda, las inyecciones de dinero gratis para salvar el sistema, e incluso pasó algo que nadie esperaba, que es la llegada del virus, la pandemia, que creó una situación de rotura de las cadenas logísticas, de las cadenas de valor, etc. Esto ha generado un proceso inflacionario que se está combatiendo con los métodos tradicionales, los del manual, que consisten en subir los tipos de interés. Se está produciendo el diseño del nuevo modelo económico que se pondrá en marcha cuando esta crisis se acabe. Creo que deben faltar uno o dos años: no más. Y una de las cosas que se está redefiniendo es el sistema bancario. Si analizamos fríamente un banco, es una sociedad anónima que vende servicios financieros, en principio, de la misma manera que una siderurgia vende acero. La gran diferencia es que en el balance de una siderurgia, en el activo, hay cosas que son tangibles: instalaciones, maquinaria, etc. En el activo del balance de un banco lo que hay son promesas de pago. En realidad, ahí no hay nada. Hay la promesa de que un país se va a hacer cargo de su deuda y que los prestatarios se van a hacer cargo de sus créditos y que todo va a ir bien. Pero esto es algo que, insisto, se basa en la confianza. A un nivel más particular, tienes la absoluta certeza de que cuando vayas a la tienda de la esquina con un billete de veinte euros, nadie va a cuestionar que ese billete vale veinte euros. Hemos llegado a un punto en el que todos queremos creernos que el sistema funciona bien a pesar de que lo hemos inflado hasta unos niveles absolutamente desmesurados. Pongo un ejemplo de una de una frase que el señor Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, pronunció el pasado jueves: dijo algo así como que en realidad existe el riesgo de contagio. Primero fue muy criticado, pero nadie le ha desmentido. Creo que estamos en un proceso de redefinición de todo el sistema productivo en el que la tecnología va a ser absolutamente protagonista. Estamos asistiendo a lo de ChatGPT. Es el inicio de una serie de cambios brutales que se van a producir en el entorno educativo, de la formación, del entorno productivo, de la interpretación de datos, de la consultoría, etc. Y en segundo lugar está el modelo bancario que va a tener que cambiar. El modelo de banco que usamos es en gran esencia el mismo que había en el siglo XIX, pero la realidad económica no se parece en nada a la del siglo 19. Hay algo que tiene que cambiar, y esto tiene derivadas en las bolsas. Las bolsas, por otra parte, lo he dicho más de una vez, creo que están carísimas. ¿Por qué? No tiene ni pies ni cabeza que el Nikkei tenga un nivel de 27.000 puntos o que el Ibex tenga un nivel de 9.000 puntos. ¿Por qué tienen esos niveles? Porque evidentemente gran parte del dinero que se inyectó en los años pasados ha ido a parar a las bolsas. Ha habido gente que se ha beneficiado de esto, evidentemente, pero mire, es como si hubiera cada vez más signos o más manifestaciones de que la cosa no va y que evidentemente no puede sostenerse más, pero nadie quiere creerlo, porque evidentemente a nadie le conviene. En una entrevista que le hicieron hace unos días en la CNBC, el inversor Ray Dalio se preguntaba hasta cuándo es sostenible esta situación de rescate de la banca. Creo que es la pregunta del millón.

Se criticó a Luis de Guindos por decir que hay riesgo de contagio, pero nadie le ha desmentido

–La inflación es el principal problema de la economía, y va a durar más de lo que se esperaba. ¿Qué le parece?
–La inflación que tenemos ahora es una inflación de oferta producida primero por el virus y luego por el conflicto de Ucrania. Es una situación en la que la producción, la oferta, no puede cubrir las necesidades de la demanda, independientemente de las necesidades que tiene esta demanda. A esto hay que añadir los problemas de transporte, de suministro, etc. Me parece una caricatura el hecho de que en España tengamos problemas de suministro de ciertos medicamentos, por poner un ejemplo. Es absurdo que en pleno siglo XXI, en un país desarrollado en teoría, al menos las farmacias tengan problemas de suministro, de medicamentos. No sé: algo falla. Está fallando el sistema. Se produce un incremento de precios porque evidentemente la oferta no llega, y entonces se suben los tipos de interés. Desde que esto empezó, digo que es un error. Subir los tipos de interés sirve cuando la inflación es de demanda, pero no cuando es de oferta. En el largo plazo, evidentemente sí. Recordemos que Volcker en los años 70 lo hizo en Estados Unidos, pero recordemos que los tipos de interés llegaron al 20%. Es una forma muy lenta de acabar con la inflación dolorosa. Encarece la financiación de pymes, sobre todo de autónomos y de familias. Hay que frenar la demanda, pero creo que sería mucho más correcto hacerlo de forma selectiva, subiendo impuestos indirectos para encarecer productos. Daría ayudas fiscales con nombre, apellidos y dirección postal y al resto, evidentemente, subidas de impuestos. Esto frenaría la demanda, pero no crearía problemas de financiación, sobre todo a pymes, autónomos y familias.
–Muchos dicen que en la moción de censura se habló poco de economía. ¿Lo vio oportuno?
–La situación de la economía española es para que no se hable de ella en año electoral. Es decir, no olvidemos que en el año 2023 van a tener lugar tres procesos electorales en España. Este es un año para que tengamos la economía en paz y se hable de ella lo menos posible. Un ejemplo: estoy absolutamente convencido de que esta reforma de las pensiones se ha aceptado en Bruselas porque estamos en año electoral; si no, no se hubiera aceptado. Es lógico. Si una cosa es fea, en principio es fea para todo el mundo, y quiere decir para todos los partidos políticos. Por eso encuentro lógico que en esta moción de censura no se haya hablado apenas de economía.

La reforma de las pensiones se ha aceptado en Bruselas porque estamos en año electoral; si no, no se habría aceptado

–¿Qué opina de la reforma de las pensiones?
–Tal como están las cosas, cómo evoluciona la economía y la tecnología, considero absurdo hablar del año 2065 y planear cosas a 40 años vista. Es ciencia ficción. No tiene ni pies ni cabeza hablar de proyecciones de ingresos a 20-30 años. Bruselas dijo a España: oye, si quieres seguir cobrando o percibiendo los fondos europeos Next Generation, tienes que entregarme un documento de reforma de las pensiones, y si no, el siguiente desembolso no lo cobras. España tenía que haberlo presentado en diciembre, pidió la prórroga, se la han dado y ahora en marzo lo ha presentado, porque si no dejaba de percibir los fondos, y Bruselas lo ha aceptado. Hay un párrafo de la reforma de las pensiones del que nadie habla, pero yo creo que es muy significativo: dice que cada tres años se va a revisar que el incremento del nivel de gasto no supere el 15 % del PIB en ningún momento. Si esto pasa, se aplicarán automáticamente unos instrumentos correctores. De alguna forma con esto se está asumiendo que puede haber problemas. Evidentemente estoy convencido de que ha pasado este año, y cuando se retomen los parámetros del Pacto de Estabilidad a nivel europeo, esta reforma puede modificarse. En segundo lugar, las empresas están en contra de lo que se ha hecho, y lo entiendo. El incremento de ingresos pivota totalmente sobre las empresas en forma de café para todos. Hay empresas que evidentemente no podrán soportarlo. Es una reforma muy voluntarista. Tal y como están evolucionando las cosas, no tiene sentido plantearla así.
–¿Cómo ve la salud de los bancos tras a crisis que estamos teniendo?
–Vuelvo a decir lo mismo que en el año 2009-2010. El principal punto para ver la salud de un banco es comprobar cómo evoluciona la tasa de morosidad. La tasa de morosidad aún está baja, pero recordemos que en el pasado llegó a superar el 3 %. Si juntamos el activo del balance de un banco y la evolución de la tasa de morosidad, podremos ver si un banco tiene problemas o no. El Banco Central Europeo ha fijado unos ratios y un banco está bien si los cumple ahora, ¿pero qué pasará el mes que viene? Con la tecnología podría hacerse una auditoría en tiempo real, como un inventario en tiempo real de la situación de los principales bancos o de todos los bancos europeos, porque las cosas pueden cambiar a una velocidad tremenda. Si el Banco Central Europeo dice que la banca europea está bien, no tengo motivos para no creérmelo. Lo que pasa es que, claro, la ciudadanía media está preocupada porque se plantea qué puede pasar con sus depósitos. Me comentó el otro día una persona que tiene un cargo en un banco, que yo le dije pero qué me estás diciendo, que hay pensionistas que van dos y hasta tres veces al día a comprobar el saldo en su libreta a ver si ha pasado algo por su cuenta. Entonces, cuando hemos llegado a este punto, quiere decir que al menos un sector de la población está muy preocupado. Está bien que salga la señora Lagarde y diga que la banca está bien, ¿pero cómo se transmite a la ciudadanía? Aquí veo un problema. Por otro lado, el otro día me comentaron el caso de una persona que está ganando 3.500 euros al mes y el banco le niega una hipoteca. Esto crea incertidumbre. Esa persona lo va a comentar a otras personas, y la población puede montarse películas raras. Todos sabemos por qué los bancos están dimensionando sus riesgos, pero claro, un salario de 3.500 euros no es bajo. Si eso le ha ocurrido a esa persona, automáticamente muchas otras van a pensar que se debe a que el banco no está bien. Creo que hay un problema de comunicación entre las grandes autoridades financieras, monetarias, etc., y la ciudadanía, y creo que la gente está preocupada.

La ciudadanía media está preocupada con la crisis de los bancos. Hay pensionistas que van a su sucursal a ver la cartilla dos o tres veces al día

–¿Recomienda algo en especial a los españoles de cara a sus ahorros?
–Para una persona que tiene en su cuenta corriente 4.000, 7.000 euros, mi sugerencia es que los deje donde están. Quien tenga 25 millones, tendrá un asesor de inversiones que le asesorará. Al 99% de la ciudadanía le diría que se tranquilice, y que en realidad puede hacer muy pocas cosas. En cuanto al tema de la tecnología, he publicado un tuit en el que recogía un artículo de Business Insider en el que se comentaba un estudio en el que se publicaba una lista de trabajos, y la probabilidad de que en ciertos trabajos hasta el 50% o más de ese trabajo pudiera ser sustituido por una inteligencia artificial. Bueno, pues ya hay trabajos en los que hay una probabilidad del 100%. No soy experto en esto, pero por pura intuición se ve que hay una gran parte de un trabajo que realiza un empleado público o una empleada pública que puede ser sustituido por inteligencia artificial. De todas maneras, aquí estamos en una disyuntiva. Al final de la administración de Bush hijo leí en varios medios que había diseñado un sistema de interactuación entre la administración pública federal estadounidense y la ciudadanía estadounidense muy automatizado, por el cual 250.000 funcionarios podrían desaparecer de la administración pública. Recuerdo esta noticia, y también que hace años que el señor Bush ya no es presidente. Ese sistema no se ha implementado. ¿Por qué? Creo que por una cuestión política: no hay ninguna administración que tenga narices para echar a la calle de golpe a 250.000 funcionarios. Lo que sí que puede suceder, al menos en el ámbito público, es que haya retrasos conscientes de la implementación de inteligencia artificial para que no se produzcan vacíos o reducciones importantes de empleo. Creo que en el ámbito privado también se va a pensar dos veces. En esta lista una de las de las profesiones que tenían una alta probabilidad de ser sustituida por la inteligencia artificial era la de asesores fiscales, elaboradores de impuestos, etc. ¿Se imagina que un bufete de abogados especializado en asesoría fiscal diga que va a echar a la calle al 95 % de sus trabajadores? La implementación de la inteligencia artificial podría ir muy rápido. Parece que llevamos toda la vida con ChatGPT, pero salió en noviembre. Creo que su implantación se va a hacer de forma muy progresiva.
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