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17 de mayo de 2024

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.

La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero.Diego Radamés / Europa Press

Análisis económico

El Estado español es el más caro de Europa

O tenemos demasiados empleados públicos o pagamos los salarios más altos en la UE o somos el país más ineficiente que existe

Estaba ya esperando tener datos de Eurostat para poder hacer un análisis de lo que representa el gasto de personal sobre el total de los gastos de nuestro Estado español, que comprende la Administración Central del Estado, los organismos autónomos que dependen de esta administración, la Seguridad Social, con sus pensiones, las comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas, las diputaciones provinciales y los cabildos insulares y los 8.109 ayuntamientos.
Tenía un objetivo claro. Comparar lo que nos cuesta a nosotros y lo que les cuesta a nuestros colegas europeos, pero sobre todo lo que le cuesta a Alemania, con una estructura administrativa a la española; a Francia, que tiene fama de ser el país con más burócratas; a Italia, que tiene fama de estar mejor organizada; a los Países Bajos, famosos por su racionalidad en el gasto, y a Polonia, la última en llegar de las grandes a la Unión Europea.
Antes de empezar, y como ya hace mucho tiempo hice un análisis parecido, estaba convencido de que no iba a tener sorpresas, como así ha sido, y antes de mostrar los datos ya puedo anticipar que, o tenemos demasiados empleados públicos, o pagamos los salarios más altos en la UE o somos el país más ineficiente que existe.
Pero, como ya sabemos, no somos los que pagamos los salarios más altos, como nos están comentando los funcionarios de justicia, que se consideran no solo maltratados por la ministra de Justicia, sino también mal pagados por los servicios que prestan.
Con lo cual, como no son los salarios más altos de la Unión Europea, debe ser que somos los más ineficientes en la labor que desempeñan nuestros empleados públicos, y por eso necesitamos muchos más para hacer unas labores equivalentes a las que desarrollan en los otros países.
Veamos primero los números y sacaremos mejores conclusiones:
Lo primero que podemos ver es que el total del gasto público en la UE es de 7,877 billones de euros. Los salarios suponen el 20,3 % del gasto total.
Si miramos la zona euro, vemos que el gasto público es de 6,800 billones. Los salarios alcanzan la cifra de 1,332 billones, y parece que la zona euro es más eficiente que la Unión Europea, al consumir el 19,6 % del total del gasto, frente al 20,3 %.
Si este análisis lo realizamos con los 6 grandes, nos encontramos que los 6 países suman un gasto público de 5,88 billones; los gastos de personal suman 1,118 billones de euros, y podemos decir que los 6 son los más eficientes, dado que solo consumen el 19 % del total de los gastos, y dejan disponibles el 81 %.
Pero que los 6 sean más eficientes de media no significa que todos sean igual de eficientes, sino todo lo contrario. De los 6 países hay 2 mucho más eficientes que la media, que son Alemania e Italia, uno igual que la media, Países Bajos, y 3 mucho peores que la media, que son Francia, Polonia y España.
  • Alemania, con un gasto público de casi 400.000 millones de euros más que Francia, tiene unos gastos de personal de 21.000 millones menos; así sus gastos se quedan en un 16 %, mientras que Francia, que es el tercer peor país de estos 6, dedica a los gastos de personal un 21,3 %.
  • Italia es el segundo mejor y se gasta un 17,3 %, pero demuestra lo que ya nos imaginábamos: que estaría mejor que Países Bajos, al que suponíamos en segundo mejor lugar. Está claro que hay algunos que venden muy bien lo que a veces no son.
  • Polonia es el segundo peor país con un 22,4 %, y España tiene el honor de ser el peor de los 6 grandes con un 24,3 %.
Vamos de modernos, de guapos, de yupis, de eficientes, de eficaces, de motor de Europa, y somos todo lo contrario. Tenemos una organización administrativa vetusta, que no funciona, cargada de procesos viejos e ineficaces, de políticas antiguas y trasnochadas, que nos están costando mucho dinero y que hay que hacer todo lo posible por reorganizar.
No podemos asumir que, entre nuestros efectivos y entre todas las Administraciones Públicas, el 24,3 % de los trabajadores públicos estén en la categoría de Otros, que no son funcionarios ni empleados con contrato laboral, sumando ya 664.723 efectivos que han entrado por las puertas giratorias de la contratación en la Administración Pública.
Se acercan épocas de cambios, y sería imprescindible un plan para bajar el gasto público. Una de las maneras más claras sería hacer un análisis de la necesidad de 664.723 efectivos a que están dedicados. Porque, entre ustedes y yo, creo que muchos de ellos son simplemente «votantes» pagados con nuestros impuestos, y lo que no podemos permitirnos es pagar con nuestros impuestos a empleados que no han pasado un control en la contratación.
Pero como esto es una foto fija, en un momento dado, que es el 31 de diciembre de 2022, voy a tirar para atrás para ver cómo estábamos antes de la pandemia y si hemos conseguido reducir en el tiempo estos gastos o, como personalmente creo, los estamos incrementando de forma desproporcionada en los últimos años.
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