Trabajadores en una obra.
Las bajas laborales se sitúan en cifras récord con un aumento del 70 % desde 2019
Los datos contradicen el discurso triunfalista del Gobierno en materia laboral
El Gobierno sigue instalado en un mensaje de triunfalismo en materia laboral sostenido bajo el mantra del «empleo de calidad». Pero tras esta superficie se oculta un preocupante crecimiento de las bajas laborales, que están lastrando la productividad del mercado.
En el último trimestre de 2019, previo a la pandemia, el total de cotizantes y de horas cotizadas fue de 14,98 millones y 6.439 millones respectivamente; mientras que, en el primer trimestre de 2025, se registraron 16,62 millones cotizantes y 7.244 millones de horas cotizas. Es decir, hubo un crecimiento del 10,9 % y 12,5 % respectivamente.
Esto significa que cada cotizante trabajó ligeramente más horas que antes de la pandemia: concretamente pasaron de 429,8 horas al año a 435,9, apenas seis horas anuales por cotizante. Teniendo en cuenta que una jornada de 40 horas semanales suponen al año unas 1.800 horas, descontando vacaciones y festivos, la mejora es casi imperceptible.
Sin embargo, desde el Ministerio deslizan que «la fotografía que extraemos es clara: cada vez el empleo creado es de mayor calidad». La clave está en las horas efectivas trabajadas, entendidas como las horas cotizadas menos aquellas en ERTE, en incapacidad temporal y otras prestaciones –nacimiento y cuidado de menor, riesgo durante embarazo y durante la lactancia natural–. Ahí el incremento ha sido del 9,8 % respecto al último trimestre de 2014.
Este decalaje entre el incremento de horas cotizadas (12,5 %) y el de horas efectivas trabajadas (9,8 %) se debe al espectacular aumento de las bajas laborales. En dicho periodo, el número de horas en incapacidad temporal se ha disparado un 70,5 %, alcanzando un máximo histórico en el primer trimestre de 2025 con casi 445 millones. Si se calcula la tasa de absentismo –horas en periodos suspensivos entre el total de horas cotizas–, esta ha pasado del 4 % al 6,1 %.
«Aunque concebida como una garantía social imprescindible, la incapacidad temporal también implica una realidad menos visible: una carga económica creciente para el sistema público, una pérdida de productividad empresarial y una distorsión del coste laboral agregado que, en ciertos momentos, amenaza el equilibrio del modelo laboral español», explica el economista y colaborador de El Debate, José Ramón Riera.
Y es que desde 2018 hasta 2024, el coste económico directo de las bajas laborales ha pasado de 7.485 millones de euros a 16.487 millones, según datos del propio ministerio. Otros organismos, como el Ivie, calculan que la incapacidad temporal tiene un coste estimado de 81.000 millones de euros al año en términos de PIB. Datos que contrastan con el mensaje triunfalista del Gobierno en materia laboral.