Baño de agua fría a la vuelta del verano: dos preguntas y cinco señales de alarma sobre el mercado laboral

Un baño de agua fría nos esperaba a la vuelta de vacaciones. Mientras muchos disfrutaban de la playa y el descanso, en el mercado laboral se fraguaba el peor mes de agosto desde 2019, con 21.905 nuevos parados y 199.300 afiliados menos. El golpe se ha notado especialmente en el sector educativo, que perdió 75.869 cotizantes.

Esto a pesar del intenso maquillaje estadístico activado desde la reforma laboral de Yolanda Díaz en 2022. Y es que a estos datos no se han sumado los afectados por ERTE que alcanzaron al finalizar agosto los 10.268, ni los fijos discontinuos inactivos que se situaron al finalizar julio en más de 830.000, y con el comienzo del final de la temporada podrá superarse. Todo ello eleva la cifra real de parados por encima de los 3,8 millones, como resaltan desde el sindicato USO.

Como se pregunta José Luis Fernández, director del gabinete de estudios del sindicato, «¿cómo es posible que con más de un millón de contratos no disminuya notablemente el número de parados? ¿Cuánto han durado los más de 385.000 contratos indefinidos firmados en agosto?». Queda claro que algo no va bien en el mercado laboral, algo que también saben también los autónomos.

Como resaltan desde ATA, llevamos ya seis años sin recuperar la cifra de millón y medio de empresas y autónomos con cuentas de cotización a la Seguridad Social. El pequeño comercio, que sufre unos costes laborales en niveles récord de 25 años, ve planear ya una nueva subida del salario mínimo y el golpe de la reducción de jornada laboral. Con ese horizonte, no es de extrañar que casi 300 hayan optado por bajar la persiana cada día de agosto, y que 20.000 microempresas se hayan volatilizado desde 2019, según estimaciones de Cepyme. Son, en definitiva, muchas menos manos para tirar del carro cada mes.