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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, debe de estar dando volteretas. En solo diez meses ya ha recaudado 287.500 millones de euros, un 9,3 % más que el año anterior, y ya supone el 95 % de la recaudación total de 2024. Pero, al leer la letra pequeña, la realidad es mucho peor, porque si la Agencia Tributaria no estuviese devolviendo dinero cobrado indebidamente a profesionales y empresarios, la situación sería mucho mejor para ella y mucho peor para los españoles.

Vamos a ver que, en el mes de octubre –mes en que ingresan las pymes el IRPF retenido a sus trabajadores–, resulta que la recaudación solo crece en 540 millones, que equivalen a un ridículo 3,8 % (en el acumulado del año llevan un 9,4 %), y ello se debe a que siguen las devoluciones masivas a mutualistas.

Según la propia Agencia Tributaria, «desde agosto hasta octubre se han devuelto ya 2.350 millones de euros a mutualistas», lo que provoca un deterioro notable en la recaudación del impuesto. El impacto es tan grande que el informe reconoce un «efecto diferencial de 1.936 millones respecto a 2024», cifra que sigue aumentando mes a mes. En la práctica, Hacienda admite que una parte relevante del IRPF de años anteriores se cobró indebidamente y ahora debe ser reembolsada.

Pero, además de los mutualistas, la Agencia Tributaria no para de tener reveses y, en octubre, admite que dentro del paquete de devoluciones extraordinarias por resoluciones judiciales figuran «366 millones en Sociedades».

Estas devoluciones se deben a sentencias, muchas del Tribunal Supremo, que han declarado ilegales varios criterios utilizados por Hacienda: límites indebidos a la compensación de bases imponibles negativas, liquidaciones erróneas, efectos retroactivos incompatibles con el RDL 3/2016 y actuaciones inspectoras anuladas. El informe subraya que estas devoluciones corresponden a cantidades «no ingresadas en 2024 ni en ejercicios anteriores», lo que confirma que el Estado infló artificialmente la recaudación del impuesto y ahora debe reembolsar cientos de millones por prácticas declaradas contrarias a derecho.

Pero, por si esto no fuera suficiente, y desde que Bob Amsterdam y su bufete internacional empezaron a levantar la liebre de los cobros ilegales a los no residentes, resulta que en el mes de octubre Hacienda reconoce que ha tenido que devolver 44 millones en las declaraciones del Impuesto sobre la Renta de los No Residentes.

Estas devoluciones están vinculadas a resoluciones que invalidan liquidaciones y criterios aplicados durante años a contribuyentes no residentes: retenciones indebidas, errores en la asignación de bases y procedimientos declarados contrarios a derecho. Aunque el importe es pequeño comparado con el IRPF o Sociedades, es significativo porque demuestra que incluso en el IRNR la AEAT utilizaba criterios que los tribunales han corregido, obligando ahora al Estado a devolver dinero que nunca debió ingresar.

Así que, solo en el mes de octubre, la Agencia Tributaria reconoce en su informe que ha tenido que devolver, por cobros indebidos, 2.258 millones de euros y, así y todo, ha sido capaz de cobrar, retener, expoliar a los españoles 52.823 millones en el mes de octubre.

Por otro lado, la Agencia Tributaria reconoce que buena parte del crecimiento del IVA en 2025 no proviene de la economía, sino del BOE. En su informe afirma: «Sin las medidas normativas, el IVA habría crecido un 6,9 % en lugar del 9,6 %». Estas medidas son principalmente la retirada de las rebajas del IVA eléctrico y del gas, que vuelven al 21 %; el fin de las bajadas temporales en alimentos básicos (pan, pasta, aceites, huevos, que estaban al 0 % y volvieron al 10 %); y ajustes en la liquidación del IVA de importación. En conjunto, estas decisiones explican casi un tercio del crecimiento del impuesto en 2025, inflando artificialmente la recaudación.

Además, en los Impuestos Especiales, que crecen un 4,1 % en el mes y un 5,3 % en el acumulado, este incremento no refleja una mejora económica, sino también un efecto de subidas de tipos de imposición. Tras dos años de alivios fiscales por la crisis energética, Hacienda ha reinstalado todos los tributos que había bajado y ahora los cobra a pleno rendimiento.

El Impuesto Especial sobre la Electricidad ha pasado del 0,5 % al 5,11 % –un sablazo multiplicado por diez–, y el impuesto del 7 % sobre la producción eléctrica vuelve íntegro, encareciendo la factura y disparando la recaudación sin que se mueva un solo kilovatio adicional.

En hidrocarburos se recuperan tramos bonificados; en alcohol y tabaco se suben mínimos y tipos, aunque las ventas están estancadas. El resultado es claro: los especiales suben porque Hacienda exprime al contribuyente, no porque España funcione mejor.

Esto no es política fiscal: es un atraco regulatorio.

En definitiva, tenemos un octubre en el que, a pesar de devoluciones que suman 2.258 millones de euros, la recaudación llega a 52.823 millones en un solo mes –cifra nunca antes conseguida en la historia de la Agencia Tributaria–, y llevamos acumulados 278.570 millones.

Pero luego Montero dice que no han subido los impuestos, porque se le olvida que esta recaudación récord viene provocada por modificaciones en los tipos, por la no deflactación de los tramos del IRPF y por impuestos nuevos como el impuesto a las entidades financieras, los impuestos medioambientales, el de los envases de plástico, el de las multinacionales y el de los no residentes.

Estamos ante un Ministerio cuyo único objetivo no es que se gaste bien, sino que se ingrese a costa de lo que sea y, cuanto más, mejor, aunque mañana haya que devolver dinero recaudado indebidamente.