En la valla de una urbanización, se ven colgados dos carteles de 'Se vende piso' y uno de 'Se alquila'.
Las estafas al alquilar piso se disparan un 30 %: «Había pagado un mes de fianza y la casa no existía»
La vivienda cumple un año como el principal problema de los españoles, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas. El 40 % de la población española sitúa este asunto en cabeza, su porcentaje más alto hasta la fecha. Y es que España está inmersa en una crisis de vivienda motivada por la falta de oferta y el exceso de la demanda. Esto está tensionando unos precios que crecen más rápido de lo que lo hacen los sueldos.
Esta situación propicia un escenario ideal para los estafadores que intentan aprovecharse de las personas que buscan un nuevo hogar para enriquecerse ellos mismos, sobre todo en el mercado del alquiler. De hecho, según estimaciones del sector inmobiliario, en el último año este tipo de estafas han aumentado un 30 %, afectando tanto a inquilinos que buscan una vivienda en condiciones, como a propietarios que pretenden arrendarla con seguridad.
Este incremento se debe a la digitalización acelerada del mercado del alquiler. La mayoría de las búsquedas se realizan a través de inmobiliarias online, redes sociales o aplicaciones móviles. Esto ha ampliado las oportunidades de acceder a una vivienda, pero también ha abierto la puerta a estafadores que se aprovechan de la urgencia. El ritmo frenético del mercado y la presión por cerrar el alquiler de un piso antes que otros interesados han reducido los tiempos de verificación y aumentado la probabilidad de caer en engaños cuidadosamente construidos.
Entre las modalidades más frecuentes se encuentran los falsos arrendadores que publican viviendas inexistentes y solicitan depósitos para reservarlas. Algo que le ocurrió a Jaime –nombre ficticio ya que prefiere mantener el anonimato–, un joven de 26 años, que se ha visto afectado, recientemente, por una estafa de este tipo. Le llamaron para una incorporación inmediata a un puesto de trabajo en Vitoria, y a través de un portal inmobiliario encontró una habitación en una vivienda que por situación y precio se ajustaba a lo que él buscaba. «Cuando llego, la casa no existía y el supuesto propietario nunca apareció en donde habíamos quedado para la entrega de llaves», cuenta a El Debate.
También es habitual la suplantación de agencias inmobiliarias, donde el estafador utiliza logotipos reales y lenguajes profesionales para transmitir confianza. En otros casos los contratos son auténticos, pero incluyen modificaciones ocultas que perjudican al arrendatario o al propietario.
Fachada de un edificio, en Barcelona.
Despachos como el de Asoban Abogados, especializado en fraudes online, confirma que las consultas no han parado de aumentar durante el último año. Muchos afectados acuden al despacho tras haber transferido una señal que nunca recuperan o al descubrir que el contrato que firmaron contiene cláusulas abusivas que no habían percibido. «Estas estafas no solo generan un perjuicio económico inmediato, sino que en ocasiones comprometen datos personales, documentos de identidad e incluso información bancaria», aseguran.
El impacto económico de estas estafas es significativo. Hay casos en los que los inquilinos pierden cantidades elevadas de dinero en concepto de reserva o depósito, mientras que algunos propietarios sufren okupaciones derivadas de contratos manipulados o falsificados que dificultan su defensa jurídica. «Las consecuencias no se limitan a daños patrimoniales. El estrés, la pérdida de tiempo y el bloqueo de operaciones legítimas generan una sensación de desconfianza que afecta al funcionamiento global del mercado del alquiler», cuentan desde el despacho.
¿Qué hacer para no caer en la trampa?
Frente a este fenómeno, los especialistas recomiendan extremar las precauciones. Resulta esencial verificar la identidad del arrendador, solicitar documentación oficial, confirmar que la vivienda existe y realizar visitas presenciales antes de efectuar pagos. En el caso de los propietarios conviene pedir referencias del inquilino e incluso recurrir a servicios de verificación de solvencia.
Las autoridades también recomiendan denunciar todos los casos de fraude, incluso si las pérdidas económicas son bajas. La notificación de estos delitos permite identificar patrones, rastrear a los grupos dedicados a estas estafas y evitar que sigan actuando contra nuevas víctimas. No obstante, los expertos recuerdan que la prevención es siempre más eficaz que la reacción. En un mercado tan competitivo como el del alquiler, donde cada día aparecen nuevas ofertas y desaparecen otras, la prudencia y el asesoramiento profesional se convierten en herramientas esenciales para protegerse.