Aragón sabe… a cereza, ternasco y borraja

Saborear es percibir detenidamente y con deleite el sabor de lo que se come o se bebe. Una experiencia que se vuelve aún más sublime cuando el producto se cuida: una cereza recién cogida, con la piel tersa y el jugo dulce y ácido que explota en la boca; un ternasco tierno, asado lentamente hasta que el hueso se separa solo; un plato de borraja, donde el sabor limpio y vegetal te conecta con la huerta y el mimo de quien la cultiva.

La experiencia continúa, por ejemplo, con una trufa que embriaga y transforma cualquier plato, una cebolla que se deshace al pocharla, el pan cocido en horno de leña que cruje por fuera y se deshace por dentro, el tomate que sabe, de verdad, a tomate; el aceite que huele a olivo, a sol y a campo; y el melocotón que te perfuma los dedos antes de morderlo.

Los cinco sentidos vuelven a rozar el cielo con una trenza de hojaldre brillante con la que sentir el aroma del azúcar tostado; un trozo de longaniza con perfume a canela, nuez moscada y pimienta, la carne bien curada; y una copa de vino que cuenta la historia del viñedo, del sol que lo ha madurado, del tiempo que ha tardado en ser lo que es.

Herencia por convicción

Todo esto es Aragón: productos autóctonos de una región donde se cultiva, se cría, se amasa, se fermenta y se elabora a fuego lento. Donde los sabores no se inventan, sino que se heredan por convicción. Porque quien vive de la tierra, la respeta. Con cada bocado, el paladar sabe que está ante algo auténtico, con alma, con origen. Por todas estas razones, 'Aragón, sabor de verdad' es una invitación a probar la región con los cinco sentidos: una experiencia. La nueva campaña del Gobierno de Aragón no se cuenta, se saborea. Porque hay sabores que no necesitan explicación y que, al probarlos, lo dicen todo.

'Aragón, sabor de verdad' es una invitación a probar la región con los cinco sentidos

«Aragón, sabor de verdad» es también un compromiso con quienes trabajan la tierra, transforman sus frutos, y hacen del alimento una forma de vida. Con los mayores y los jóvenes que dan continuidad a una labor nacida hace generaciones. Y no solo eso. La nueva campaña es una promesa al consumidor.

Aquí, el lema no es una simple frase, sino una invitación a probar un queso que huele a montaña, a cortar un jamón que se funde en la lengua, a dejarse sorprender por una cerveza que sabe a cereal tostado. A descubrir que detrás de cada producto hay una historia contada a bocados. La de los productos de 'Aragón, sabor de verdad', una campaña que estrena imagen con palabras más cercanas y nuevos formatos, pero que mantiene el mensaje de siempre: aquí no se finge. Verdad es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.