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14 de mayo de 2024

Ilustración-Almeida y Ayuso

Lu Tolstova

Fuego cruzado

Génova señala a Miguel Ángel Rodríguez: «No le vamos a entregar el PP de Madrid»

La dirección nacional culpa al jefe de Gabinete de Ayuso de esta guerra cruenta. De momento el relato lo va ganando ella: «La estamos convirtiendo en víctima, que es el error que cometió Sánchez»

El ganador se lo lleva todo. Es la regla que se aplica en sistemas electorales como el británico, lo cantaba Abba en los ochenta y ahora se ha convertido en el nuevo himno de Isabel Díaz Ayuso.
Cuentan que en plena resaca de su éxito arrollador en las elecciones madrileñas del 4 de mayo, su jefe de Gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, llamó a Génova 13 para exigir a Pablo Casado que convocara de inmediato el Congreso del PP de Madrid. 
La lista electoral había generado tiranteces entre Teodoro García Egea y la Real Casa de Correos –sede de la Presidencia de la Comunidad–, porque el secretario general del PP metió con calzador a Toni Cantó como número cinco. Ayuso y MÁR decidieron que una y no más. Y eso solo se solucionaba teniendo el control completo del PP de Madrid.
Pero Rodríguez recibió un no por respuesta entonces. Pasó el tiempo, la presidenta se fue de vacaciones a Ibiza y, a su regreso, hizo públicas sus intenciones de presentarse al Congreso del partido. Primero a través de su entorno, que es lo mismo que decir a través de su jefe de Gabinete; después ella de viva voz.
Rodríguez junto a Ayuso en la Asamblea de Madrid

Rodríguez junto a Ayuso en la Asamblea de MadridEfe

Desde entonces los populares asisten atónitos a una guerra fratricida con dos bandos que, además de mortífera para el PP, resulta incomprensible en tiempos de bonanza en las encuestas y hasta irónica. Porque el bando que tiene las de perder, el de Ayuso, es el que está ganando el relato: el de una presidenta santificada por las urnas a la que el líder de su partido no la deja brillar porque la teme. Y el bando que tiene las de ganar aunque sea por imperativo, la dirección nacional, es el malo. Además habiendo renunciado a tener un argumentario claro.

Un miembro de la dirección nacional opina que victimizar a Ayuso es caer en el error que cometió Sánchez

«Estamos convirtiendo a Isabel en víctima, que es el error capital que cometió Pedro Sánchez y mira lo caro que lo pagó», se lamenta un miembro de la dirección nacional del PP que cree, como todos o casi todos en la formación, que esto ha llegado demasiado lejos. 
Tan lejos como que a estas alturas la mayoría de los consultados cree difícil evitar unas primarias. Un escenario que Pablo Casado no quería bajo ningún concepto. Menos en el PP de Madrid, su PP, el que le dio la victoria frente a María Dolores de Cospedal en julio de 2018 y le permitió pasar a la segunda vuelta para batir a Soraya Sáenz de Santamaría convertirse en presidente del partido.
«No vamos a entregar el PP de Madrid a Miguel Ángel Rodríguez», repiten insistentemente a El Debate en la dirección nacional. El matiz no es menor, porque no hablan de entregárselo a Ayuso, sino a MÁR. Es a él a quien sitúan como inductor. Ella, dicen en Génova, deja hacer al Maquiavelo de Valladolid.
Sin embargo, Rodríguez asegura en privado que quienes dicen que Ayuso se deja mangonear por él es que no la conocen. Cuando alguien se lo sugiere le invita a pasar tres o cuatro días en su despacho, «a ver quién maneja a quién».
Pero en la planta noble de Génova 13 tienen otra opinión. Y han puesto precio a la cabeza del gran villano de la política actual, con permiso de Iván Redondo, que dejó La Moncloa en julio.
Casado junto a Gamarra y García Egea

Casado junto a Gamarra y García EgeaEfe

García Egea se la tiene jurada. Nunca han hecho migas, pero al menos hubo un tiempo, cuando no estaba todo perdido, en el que intentaron limar asperezas comiendo juntos. Pero eso fue antes de que se convocaran las elecciones del 4-M, así que pertenece a la Prehistoria política. 
«Con Teodoro no se juega», advierte una fuente del equipo del secretario general. De hecho hace unos días el entorno del murciano contó a algunos periodistas que si hace falta impedirán a Ayuso presentar su candidatura a presidir el PP de Madrid. ¿Imposible? Parece más fruto del calentón del momento, aunque en Génova advierten de que si sigue saltándose «líneas rojas» tirarán de Estatutos.

La leyenda negra de MÁR ha aumentado, pero también la de García Egea

La guerra de Madrid ha aumentado la leyenda negra de Miguel Ángel Rodríguez, pero no menos la de Teodoro García Egea. El brazo ejecutor de Pablo Casado ha impuesto su ley en todo el partido, dejando muchos cadáveres políticos a su paso. 
El último en probar el acero de su espada ha sido el hasta ahora presidente del PP de Aragón, Luis María Beamonte, obligado a dar un paso atrás en favor del alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón. Pocos después que Isabel Bonig y Biel Company (expresidentes del partido en la Comunidad Valenciana y Baleares), entre otros muchos.
«Un secretario general, cuanto más odiado es que mejor hace su trabajo. Porque su trabajo es centralizar el poder en Génova, en el presidente, y eso provoca enfados. Más cuando tú –en alusión a Casado– estás en la oposición y sin embargo los barones tienen mucho poder», reflexiona un miembro del sanedrín de Casado y García Egea.
Las relaciones de este último con Juanma Moreno, Alberto Núñez Feijóo y Alfonso Fernández Mañueco han pasado por no pocos momentos de tensión en estos más de tres años. Los tres dejaron de coger el teléfono al número dos en algún momento, le evitaban. Pero ahora, al contrario de lo que ocurre en Madrid, han mejorado. Sin llegar a ser idílicas, que no lo son. Esta misma semana el presidente gallego ha sacado la cara por Ayuso al recordar que «lo habitual» en el PP es que los presidentes regionales presidan el partido en sus respectivos territorios.

Rajoy vs. Aguirre, el precedente

A Mariano Rajoy le pasó algo parecido con Esperanza Aguirre, pero él sí tenía barones con peso enteramente de su parte: el propio Feijóo, Francisco Camps y Javier Arenas. Estos dos últimos le salvaron en el famoso Congreso del PP en Valencia del año 2008, neutralizando a la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid. 
En aquellos meses convulsos para el PP tras la pérdida de las elecciones generales de 2008, Rajoy le dijo a Aguirre: «Si alguien quiere irse al Partido Liberal o Conservador, que se vaya. Yo me presento porque me lo han pedido muchísimos compañeros, no ningún periódico ni ninguna radio».
Tiene o no tiene Pablo Casado motivos para temer a Isabel Díaz Ayuso, he ahí la auténtica cuestión de fondo. Punto uno. La presidenta madrileña goza de más tirón electoral que su jefe de filas, también fuera de Madrid. Sin embargo, sucede lo mismo con Moreno y Feijóo. Se debe al plus de popularidad que da haber ganado en las urnas y gobernar, opina una experta en demoscopia consultada por este diario.
Punto dos. Es imposible que ella sea la candidata a las próximas generales, lo que traslada el punto tres al día después de esas elecciones, cuandoquiera que sean. Si Casado pierde contra Pedro Sánchez, o si aun ganando no consigue gobernar, se desatará la tormenta de la sucesión. Como le pasó a Rajoy en 2008. En la dirección nacional están convencidos de que ésa es la gran batalla para la que está preparando MÁR a Ayuso. «Todo lo que sube, baja», le advierten.
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