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03 de mayo de 2024

Santiago Abascal, en la entrevista concedida a Vox el trimestre pasado

Santiago Abascal, en la entrevista concedida a El Debate por Vox el trimestre pasadoEl Debate | Paula Argüelles

Abascal, de espectador

El silencio de Vox en 'el juego del calamar' del Partido Popular

El Debate analiza las consecuencias de la crisis interna de los populares para la formación de Abascal y la postura adoptada por los conservadores

El órdago mediático hace prever el peor de los finales para los primeros espadas del Partido Popular. Como en la serie surcoreana El juego del calamar, sólo puede quedar uno. Vox aguarda como espectador. El silencio ha sido la postura oficial de los conservadores ante la guerra interna del PP. Fuentes de Vox confirman a El Debate que así seguirá siendo. Al menos, hasta que se eleve ante los tribunales las supuestas irregularidades apuntadas desde Génova hacia la gestión de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso.
Las consecuencias de esta crisis para la formación de Santiago Abascal por ahora se granjean positivas. El savoir faire de la política a veces consiste en no hacer nada. Si los conservadores mantienen un perfil discreto en sus apariciones públicas, el partido secunda más apoyos. Esa es la instrucción recibida desde la dirección del partido.

Aceleración de las negociaciones

Varias fuentes cercanas a Génova confirman a este medio el temor de Fernández Mañueco, presidente en funciones de la comunidad castellanoleonesa. El popular ha pedido que «se aclare» la guerra abierta entre Díaz Ayuso y la dirección nacional de su partido. Desde el PP, se presiona por que el salmantino acelere las negociaciones con Vox. Que las cierre cuanto antes. Desde Vox recuerdan a este periódico que la reunión con Juan García-Gallardo, prevista para el miércoles de la próxima semana, será una primera toma de contacto. Sin propuestas.
Eso fue lo que les trasladaron los de Mañueco, al menos hasta que se abrió fuego en la sede nacional de los populares. La sangría de votantes hacia Vox ante una posible repetición de los comicios es más que temida por los populares. El presidente en funciones castellanoleonés lo dejó bien claro el pasado viernes: «No va a haber repetición electoral».

Trasvase de votantes

Desde Vox se sienten seguros de unos buenos resultados en caso de adelanto electoral en la comunidad andaluza. Macarena Olona se alza como el todoterreno femenino de Abascal. Lo mismo se viste de abogada del Estado para luchar contra las cacicadas sanchistas que de activista de partido en no pocas plazas autonómicas.
Si hacía una semana su presidente popular andaluz, Juanma Moreno, se planteaba el adelanto de las elecciones a junio; desde el pasado jueves desgrana la intención de agotar la legislatura. Las fechas se sitúan entonces a final de año. Olona aspira a la presidencia y reclama el adelanto electoral.

El 'efecto Ayuso'

El torrente ayusista amenaza con barrer su partido, pero también sopla cerca del de Abascal. Fuentes cercanas a Génova confiesan a este periódico que no pocos diputados han pensado ya en que su futuro podría continuar bajo una nueva formación política encabezada por Díaz Ayuso. Una idea observada con cautela desde Vox. Si la madrileña se presentara por la Villa, su principal rival sería el propio Abascal, cabeza de lista por Madrid.

Ejemplo institucional

El vasco, a su libro. Este viernes estrenó la segunda entrega de su particular 'Abascal a lo Calleja'. La protagonista, una joven de Soria. Mientras el PP se resquebraja, Vox trabaja en su conexión con los votantes de pie de calle. Y lo hace muy bien. Que se lo digan a Rocío Monasterio, presidenta del grupo parlamentario de Vox en la Asamblea de Madrid, que se ha convertido en altavoz de las inmigrantes legales residentes en la capital. Le relatan casos de inseguridad en las calles. La tildada como 'extrema derecha', escuchando los problemas reales de la calle, con independencia de su origen o nacionalidad. Esto la izquierda ni lo cita en sus intervenciones en las cortes madrileñas.
Ahora bien, el silencio de Vox también guarda una estrategia: mostrar respeto por su socio ante un posible gobierno de coalición nacional y en no pocos parlamentos autonómicos. De hecho, la única declaración pública de Abascal ha sido la siguiente: «Lo que es malo para España es malo para Vox».
Preguntados diversos miembros regionales y nacionales de la formación por este periódico, todos coinciden en lo mismo. Esperan a que los acontecimientos se desarrollen antes de entrar en valoraciones. En este 'juego del calamar', todos los cristales brillan, pero unos son más frágiles que otros. Vox continuará en silencio observando quién cruza el puente. Aquí ninguno realizará un acto de redención.
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