Ya lo dijo el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, tras pactar con Pedro Sánchez la introducción de la enmienda que abre la puerta a la competición internacional de selecciones autonómicas: «Seguiremos trabajando para que este reconocimiento se extienda a todas las modalidades deportivas».
Y, si nos agarramos a la literalidad de la enmienda, no le costará mucho que lo consiga. La enmienda que admitió el Gobierno a cuenta de que los nacionalistas no rechacen sus Presupuestos reza: «Las federaciones deportivas autonómicas podrán participar directamente en el ámbito internacional, si la federación internacional correspondiente contempla su participación, en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social en su respectiva comunidad autónoma, o bien en el caso de que la federación autonómica hubiera formado parte de una federación Internacional antes de la constitución de la federación española correspondiente».
Ahí, en medio de la enmienda, como si fuera el Caballo de Troya, el PNV introdujo «en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social en su respectiva comunidad autónoma». Pues bien, gracias a la nueva Ley del Deporte, cuando se aprueba, podremos ver campeonatos tan poco comunes como de colombicultura, de soga proba o de tiro con honda.
La colombicultura es la práctica deportiva consistente en la cría, adiestramiento, suelta, entrenamiento y competición de palomos deportivos valorando los trabajos de seducción de los palomos sobre la hembra para atraerla hasta su palomar, puntuando el celo, la constancia y la habilidad de los métodos de seducción del palomo.
La afición por la colombicultura en España nació en Valencia. De hecho, fue cuando el jefe del Departamento de las Federaciones de la Delegación Nacional de Deportes en el año 1944 presenció una exhibición de colombicultura en Benicalap, un barrio de Valencia, cuando decidió crear la Federación Española de Colombicultura. Así que bien la Comunidad Valenciana podría pedir la creación o participación en campeonatos internacionales.
Algo parecido sucedería con la soga proba vasca. Euskadi ya participa como selección propia en los campeonatos de sokatira, igual que sucederá gracias a la enmienda del PNV en los campeonatos de pelota. Pero también la soga proba es un deporte de gran tradición en el País Vasco y que se practica en otros países. No en vano, la soga proba no es más que la prueba en la que los participantes se retan para ver quién es el que más kilos de hierba es capaz de cortar. Y es una actividad que se practica desde tiempos inmemoriales como labor cotidiana del campo.
Y puestos a buscar deportes autóctonos y, por lo tanto, con gran arraigo histórico o social, nos podremos encontrar con el campeonato de Tiro con Honda propio de las Islas Baleares o como se llama en el archipiélago tir de fona. Se trata práctica en la que, como su nombre indica, se tira con una honda normalmente una piedra, que puede ser lo más lejos posible o lo más preciso posible.
Es tal el arraigo que tiene esta práctica que la propia Federación Balear de Tiro con Honda asegura que «durante un período aproximado de cuatrocientos años, entre los siglos IV y I a.C., los baleáricos hicieron del tiro con honda su principal salida profesional y fueron numerosas las participaciones de nuestros honderos en diferentes batallas que tuvieron lugar por todo el Mediterráneo».
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