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24 de abril de 2024

Pedro Sánchez y Mohamed VI

Pedro Sánchez y Mohamed VIPaula Andrade

La hora de la verdad

Inquietud en la Moncloa: la cumbre con Marruecos pone a prueba la fiabilidad de Mohamed VI

El presidente y una decena de sus ministros, ni uno solo de Unidas Podemos, viajan a Rabat para celebrar una Reunión de Alto Nivel que viene precedida por muchas preguntas. Y ninguna respuesta.

«Hay una importancia estratégica de España para tener las mejores relaciones con Marruecos, y es lo que voy a defender durante estos meses y durante estos años», señaló el pasado martes Pedro Sánchez en el Congreso. «Nos conviene mantener la mejor de las relaciones, no solamente para España, sino también para la Unión Europea», añadió.
El presidente del Gobierno y una decena de sus ministros viajan esta semana a Rabat para participar en la primera Reunión de Alto Nivel que celebran España y Marruecos desde 2015, los días 1 y 2 de febrero. En la Moncloa son días de mucha inquietud: la cumbre pondrá a prueba la fiabilidad de Mohamed VI.
En ella no participará ni un solo miembro de Unidas Podemos. Ni siquiera estará en la expedición la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, haciendo constar su malestar por el giro copernicano de Sánchez respecto al Sáhara Occidental. Sin consultarlo siquiera con su socio de coalición, y mucho menos con el Congreso.
Ese volantazo dio como resultado una «nueva etapa» en su relación bilateral, que ambos países inauguraron en abril de 2022. Pero que, en lo doméstico, ha dejado una herida que sigue abierta diez meses después. De hecho, en el pleno del pasado martes varios de los portavoces parlamentarios recriminaron al presidente que sea capaz de tragar tantos «sapos» cuando se trata del reino alauita, parafraseando al eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar.
«Menudo trago que han tenido que pasar sus compañeros del PSOE en el Parlamento Europeo votando en contra de la resolución mayoritaria de condena a Marruecos por transgresión de derechos humanos, libertad de expresión y de prensa», le espetó el portavoz del PNV, Aitor Esteban, a Sánchez. «Y todo para cubrir sus posiciones en el nuevo giro de relaciones con Marruecos, que ha dado la espalda a sus responsabilidades con respecto al Sáhara y hace oídos sordos a los derechos humanos (…). Presidente, dice usted que votaron en contra porque hay elementos de la resolución que no comparten. ¿Cuáles son? No confunda la prudencia con la pusilanimidad frente a un vecino poderoso, así no se acaba con el bullying», le aconsejó a renglón seguido.

Demasiadas preguntas sin respuesta

Como ésa, desde marzo de 2022 se acumulan las preguntas sin respuesta en torno al cambio de postura de Sánchez respecto a la excolonia española. Sobre todo, desde que la Moncloa desveló en mayo que el móvil del presidente había sido hackeado y que habían sustraído de él más de 2,6 gigas de información, no se sabe cuál. Pero los indicios apuntaron rápidamente a Marruecos.
Tampoco la declaración conjunta que España y Marruecos suscribieron en abril contribuyó a aclarar las sombras. En ninguno de los 16 puntos de ésta se hacía mención a Ceuta y Melilla, pero sí a asuntos prioritarios para el país vecino: el Sáhara -«España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más serie, realista y creíble para resolver este diferendo», rezaba éste- y la reapertura de las fronteras terrestres en las dos ciudades autónomas, que permanecían cerradas desde el inicio de la pandemia.
El paso fronterizo de El Tarajal, como el resto de la frontera, abrirá este martes a todos los ciudadanos

El paso fronterizo de El Tarajal, en CeutaEuropa Press

Esto último no ha llegado del todo, porque las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla continúan cerradas. Un asunto que, según ha adelantado el Ejecutivo, será uno de los que se aborden en la Reunión de Alto Nivel. Para los comerciantes de ambas zonas es capital. En los encuentros habrá dos temas tabú, o que al menos en el Gobierno español confían en que sus anfitriones no saquen: Ceuta y Melilla por un lado y las aguas de Canarias por el otro.

Ceuta, Melilla y Canarias

Respecto a lo primero, el pasado 13 de octubre se conoció una carta enviada por Marruecos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU con un mensaje nítido. En ella, el país vecino afirmaba que no tiene «fronteras terrestres» con España y definía Ceuta y Melilla como «presidios ocupados». Incluso Sánchez se vio obligado a salir al paso: «Ceuta y Melilla son España, punto», trató de zanjar.
Por lo que se refiere a Canarias, Marruecos aprobó en 2020 dos leyes para delimitar su mar territorial hasta 12 millas náuticas y la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de 200 millas náuticas. También amplió su plataforma continental, «hasta el borde exterior del margen continental o hasta 200 millas». Ambas normativas chocan con la delimitación de las aguas jurisdiccionales españolas en Canarias, aunque por ahora no han sido aplicadas.
Es de prever que, durante el transcurso de la cita bilateral, ambos países se feliciten por el control de la inmigración ilegal. Evidentemente, las cifras han mejorado. En todo 2022 llegaron 28.857 inmigrantes de forma irregular, un 29% menos que en 2021, según datos del Ministerio de Interior. De ellos, casi 11.000 eran marroquíes.
El descenso le sirvió a Sánchez para presumir el martes en el Congreso: «De todas las rutas migratorias hacia Europa, la única que ha decrecido en estos últimos meses ha sido precisamente la de Marruecos hacia España», sostuvo. Lo que no contó fue que la tasa de retorno está en niveles mínimos, como desveló El Debate el viernes: más del 95 % de los sin papeles que recibe una orden de expulsión se queda en España pese a todo.
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