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Ignacio Bengoechea, en una reunión reciente con sus compañerosEl Debate

Ejército del Aire  El valor de un líder

Leal consigo mismo, porque es el punto inicial y final de una vida de servicio a los demás auténtica y ejemplar. Leal con su profesión y con su sentido de misión. Leal con el ser humano primero, con el militar después

«Fighter pilot is an attitude. It is cockiness. It is aggressiveness. It is self-confidence. It is a streak of rebelliousness, and it is competitiveness. But there’s something else – there’s a spark. There’s a desire to be good. To do well; in the eyes of your peers, and in your own mind.»
Robin Olds, fighter pilot and general officer in the United States Air Force (USAF).
Aviador, humilde y leal, un líder hay más, pero estas cuatro virtudes juntas y alienadas, como una formación de cazas, cerrada, perfecta y simétrica, definen al militar que hoy deja el servicio activo. El teniente general del Ejército del Aire y del Espacio Ignacio Bengoechea. El Bengo.
Aviador de cuna, testigo privilegiado de una saga de aviadores militares que nos enseñaron a otros la senda del vuelo diferente, el del servicio a España desde los cielos del mundo. Disfruta de cada vuelo porque ve la oportunidad única de descifrar el código de la camaradería auténtica, del trabajo en equipo y el liderazgo individual e indivisible. Es ejemplo del vuelo de la ilusión, el del sueño por volar más lejos y más rápido, y del vuelo del compromiso de ser cada día mejor, de aprender en el sufrimiento con la firma personal de la sonrisa cómplice y sincera.

Ignacio BengoecheaEl Debate

Representa para todos nosotros el vuelo de la inspiración eterna que nos hace a sus puntos sentirnos parte de algo que nos trasciende, haciendo de nuestras vidas cotidianas una experiencia única que merece la pena vivir, sufrir y disfrutar. Humilde en todo lo que hace, en todo lo que dice, en cómo lo hace y en cómo lo dice. Te hace sentir importante porque cada palabra con él se transforma en una conversación entre iguales. De carácter fuerte, decidido y valiente, que difumina y disimula con la palabra certera, el gesto correcto y la decisión justa.
Es un maestro en el Arte de la Magnanimidad moderna, con mayúsculas, una actitud vital que pocos como él dominan porque compartimos un mundo donde la vanidad vence a la autenticidad, donde la ambición desmedida prevalece sobre las metas compartidas, y donde la fama y el privilegio triunfan sobre el honor y la nobleza. Maestro en el arte de vivir en la verdad, de comprometerse con sus obligaciones, todas importantes y trascendentes, con su profesión, a la que quiere y engrandece, y con su país, al que ama y protege.
Leal consigo mismo, porque es el punto inicial y final de una vida de servicio a los demás auténtica y ejemplar. Leal con su profesión y con su sentido de misión, leal con su responsabilidad, con su puesto en formación, leal con la herencia recibida y el legado privilegiado y único que nos deja. Leal con el ser humano primero, con el militar después, porque entiende que el hábito no hace al monje, porque reconoce antes sus limitaciones y defectos que sus fortalezas, y porque sabe que todos compartimos el mismo caminar, con nuestras propias aspiraciones y nuestros propios temores.
Líder único, compartido y admitido por todos. Porque un líder es siempre un servidor, y la esencia del servicio es la humildad, y el Bengo es ejemplo de servicio humilde y auténtico. Líder inteligente y virtuoso que se esfuerza en fortalecer su carácter, cómo modificarlo, modelarlo y reforzarlo, adquiriendo con ello nuestra admiración y compromiso. Líder que sueña y nos hace partícipes de sus sueños, como el padre con sus hijos, que se entusiasma con ideales nobles y justos, y que se esfuerza a diario en hacerlos realidad, y en comprometerse con alcanzarlos y protegerlos. Un artista de la palabra honesta, elegante y sincera, con la que convence a seguirle a pesar de los pesares, una luz a la que aferrarse en medio de la tiniebla, para elevarnos y evadirnos de tanta mediocridad y vulgaridad, como tantas veces hemos hecho, desde el convencimiento personal que su guía y su liderazgo nos hará, sobre todo, mejores militares, mejores aviadores, mejores personas.
Mi general, gracias por tu amistad y por tu ejemplo. Quedamos a tu disposición para tu próximo plan de vuelos.
Arroba, con dos erres.