Estado en el que ha quedado el helicóptero estrellado de la DGT
El helicóptero de los hermanos Marx: dentro viajaba una tercera persona que también huyó tras el accidente
Se trata de la mujer del operador de cámara: se había subido para ver Madrid gratis desde las alturas
No es un chiste, aunque lo parezca. Al helicóptero de la DGT que se estrelló este pasado sábado a las 11.15 en Robledo de Chavela ya lo conocen por el helicóptero de los hermanos Marx. De su interior no para de salir gente. Los investigadores han averiguado que al aparato, de forma absolutamente irregular, se había subido, además del piloto y del operador de cámara, la esposa de éste último. La intención era darse un paseíto gratis por el cielo de Madrid y contemplar las vistas desde las alturas. Todo ello con cargo al erario público.
Este dato, el de la tercera persona, no lo contaron en un principio ni el piloto ni el operador de cámara. Los investigadores lo descubrieron porque le pidieron los datos del viaje a la torre de control de Cuatro Vientos. En el plan de vuelo solo se autorizaba a dos personas a subir al helicóptero. Al leer la documentación oficial se percataron de que los controladores habían dado la salida con tres personas a bordo. Le preguntaron al operador de cámara, de 58 años, quién era esa tercera persona, y aunque en un principio había perdido la memoria, de repente parece que se vio obligado a recuperarla y confesó: «Le pedí permiso al piloto para subir a mi mujer y me dio el ok. Así que nos volamos los tres», reconoció a regañadientes, cuando no le quedaba más remedio.
El operador de cámara confiesa
Como la esposa había subido de forma irregular en el aparato, al chocar el rotor de cola y caer el aparato, la mujer salió corriendo de allí: la idea era ocultar que iba dentro del helicóptero. Atrás dejó a su marido herido. Junto a ella también salió por piernas el piloto. Este hombre, Luis, de 61 años, hizo autostop y dos jóvenes que habían presenciado el impacto lo llevaron a su casa. Cuando los agentes se presentaron allí y llamaron a la puerta, salió un familiar. Explicó que su familiar «estaba trabajando» y que no se encontraba en el hogar. Finalmente, los responsables de las pesquisas lograron mediar y el piloto salió al exterior. Inmediatamente le sometieron a un test de alcoholemia y otro de drogas: negativo en alcohol, positivo en cocaína y metanfetaminas.
Ahora los responsables de las pesquisas tienen la hipótesis de que el accidente se pudo deber a que el piloto quisiera enseñarle a la mujer sus dotes al mando y se puso a rasear para demostrarle su pericia. Por su parte, la DGT, dependiente del Ministerio del Interior de Grande Marlasca, oficialmente, preguntada por este periódico, asegura que «ni confirmamos ni desmentimos la información, pero ya le hemos trasladado toda la información a la autoridad judicial». Falta por saber qué tipo de controles llevan a cabo para que los pilotos no vuelen drogados y con qué periodicidad los llevan a cabo. También falta por saber si existe un control real y efectivo sobre las personas que se suben a sus helicópteros, con cargo a los impuestos, y se dan un paseo gratis por las alturas. Una segunda hipótesis que se baraja es que el helicóptero iba persiguiendo a unos motoristas en el Puerto de la Cruz Verde y entró en una especie de vacío atmosférico que le hizo caer.
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