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19 de marzo de 2024

Miguel Carcaño, el asesino confeso de Marta del Castillo, ha ejercido su derecho a obtener permisos penitenciarios para salir de la prisión de Herrera de la Mancha (Ciudad Real), pero se los han denegado, según han señalado a Europa Press fuentes penitenciarias.

    De acuerdo a estas mismas fuentes, Carcaño, que lleva una "vida normalizada" en prisión, ha pedido disfrutar de estos permisos, pero la Junta de tratamiento de la cárcel y el juez de Vigilancia Penitenciaria han rechazado su petición. Para salir de prisión, el recluso debe contar con el informe favorable de la Junta de Tratamiento de la prisión de Herrera de la Mancha y, además, necesita la autorización del juez de Vigilancia Penitenciaria de Ciudad Real.

   Carcaño, que actualmente se encuentra recluso en la cárcel de Herrera de La Mancha (Ciudad Real), fue condenado en firme por el Tribunal Supremo a 21 años y tres meses en el año 2011, pero llevaba interno de forma preventiva desde febrero de 2009. Ese tiempo de prisión provisional computa en la liquidación de condena. Para poder optar a salir de prisión, necesita haber cumplido una cuarta parte de su condena, un aspecto que ya ha cumplido.

   Este jueves se cumplirán diez años de la desaparición y muerte de la joven sevillana Marta del Castillo la tarde del 24 de enero de 2009.



SOCIEDAD SEVILLA JUSTICIA
EUROPA PRESS/ARCHIVO

Miguel Carcaño, el asesino confeso de Marta del CastilloEuropa Press

El móvil de Miguel Carcaño acerca a la Policía al cuerpo de Marta del Castillo

Una empresa española ha analizado el teléfono de Miguel Carcaño y ha logrado extraer de su interior posicionamientos del día del crimen. Podemos estar ante la pista definitiva

Hace ya dos años hablé con Manuel Huerta, director ejecutivo de Lazarus Tecnology, una empresa dedicada a la tecnología forense. «¿En un teléfono se guardan los datos de posicionamiento del dueño?», le pregunté. «Sí, y más en los actuales», contestó. «¿Y si los móviles de los que te hablo fueran del 2009?», continué. «Habría que verlo, pero en principio no habría ningún problema», respondió muy seguro. «Miguel Carcaño nos ha dicho que todas las pistas del crimen de Marta las tiene en su teléfono móvil, el que le guardan en la cárcel desde el día que entró. Si te consiguiese ese teléfono de Miguel Carcaño y del resto de sospechosos de la muerte de Marta, ¿podrías decirme dónde estuvieron la noche del 24 de enero, la noche en que Marta fue asesinada?», le planteé esperanzado. «Consíguelos y miramos, pero estoy convencido de que podemos encontrar a Marta a través de los posicionamientos que se atesoran en los móviles», me confesó ilusionado.
No iba a dejarle escapar: «¿Con qué precisión podrías ubicar esos posicionamientos?», quise saber. «En un radio de unos siete metros más o menos», señaló. Manuel Huerta se ofreció a hacer el trabajo de forma gratuita. Hablé con los padres y con su fabulosa abogada Inmaculada Torres. Lo vieron bien. Había que explorar esa posibilidad. Su letrada presentó un escrito en el juzgado en el que ofrecía a Manuel Huerta como perito y explicaba la nueva propuesta de trabajo. El juez no terminaba de creérselo, por eso preguntó a la Policía si la propuesta que estábamos haciendo era fantasía o realidad. Los investigadores respondieron que era posible, pero que ellos no tenían la tecnología.
Fue por eso que el juez designó a Manuel Huerta su propio perito en la causa. El director de Lazarus bajó a Sevilla, recogió del juzgado todos los teléfonos móviles y se los llevó a su laboratorio de Madrid. Durante los dos últimos años, su equipo y él han trabajado en extraer toda la información de los aparatos, aunque no ha sido fácil.
Aunque en un origen se autorizó a destripar todos los móviles que había incautado, más de una decena, después el fiscal exigió que no se le diesen los pin al perito. Dijo que sólo podían entregarle a Manuel los pin de los teléfonos de Marta y Miguel. Demostró un profundo desconocimiento de la investigación. El móvil de Marta nunca se encontró. ¿Para qué iba a querer el perito ese pin? Miguel una vez reveló dónde lo había tirado. Los investigadores fueron a buscarlo, pero habían pasado años y la alcantarilla a la que lo había arrojado incluso había desaparecido por obras posteriores. No hubo forma de encontrarlo. A pesar del esperpento de conceder permiso sobre algo que no existe, el juez le dio la razón al Ministerio Público: solo los pin de los móviles de Marta y Miguel. Donde dije digo, digo Diego.
Lo que se cuenta en un párrafo han sido interminables meses de gestiones judiciales, autos y recursos. Mientras, Manuel Huerta y su equipo trabajaban silenciosamente, despacio, pero como una gota malaya. Hoy finalmente, el director de Lazarus ha hablado con El Debate:
«Entregaré el informe la próxima semana en el juzgado. Hemos accedido a datos del posicionamiento del teléfono de Miguel en el día del crimen, antes y después. Se trata de datos que la Policía nunca ha manejado. Tenemos el sumario y lo que nosotros sabemos no está aportado en ningún sitio. Si el juez lo decide puede trasladarle los datos a la Policía para investigarlos. Lo que estime oportuno Su Señoría. Al final sólo hemos trabajado en el teléfono de Carcaño. El resto los hemos dejado».
Manuel niega haber dicho que los datos extraídos del móvil de Miguel Carcaño sean «jugosos». «Eso es un adjetivo periodístico», rechaza. Sin embargo, sí acepta que pueden ser importantes y admite la posibilidad de que «podríamos estar más cerca del cadáver de Marta».
Esa esperanza ha llenado de ilusión a los padres de Marta, Eva y Antonio. Eva Casanueva, en conversación con El Debate, asegura: «Nacho, estoy tan nerviosa que creo que se me va a salir el corazón del pecho. Esta es nuestra última oportunidad de localizar a Marta. Ojalá salga bien. Estoy muy ilusionada. Una pena que el fiscal y el juez no haya dejado analizar todos los móviles. No sé si es que ellos no quieren encontrar a mi hija, pero yo sí. Encontrarla no nos va a quitar el dolor y el sufrimiento de su asesinato, pero sí nos va a dar paz. Podremos enterrarla e ir a rezar».
Eva sabe que el informe se entregará la próxima semana. «Por Dios, este va a ser el fin de semana más largo de mi vida», dice esperanzada por que el tiempo corra rápido. Ojalá la fortuna permita que está vez salga la cara: demasiadas veces ha tocado cruz.
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